[Baile]

79 10 0
                                    

Steve no podía demostrar debilidad.

Él era mejor que eso.

Llevar el peso de su manada a la supervivencia durante los años más oscuros, le enseñó que debía de estar dos y tres pasos por encima de cada uno de sus enemigos. Ya fueran enemigos externos o internos.

No era ingenuo para creer que ése encuentro, por más esperanzado que fuera para su corazón hubiera sido una coincidencia.

Por más que su corazón quisiera dejarse engañar por la familiaridad de ese hombre, de sus brillantes ojos, de su voz masculina y encantadora, simplemente no podía bajar la guardia.

Era peligroso teniendo en cuenta tanto en juego.

Debía de averiguar ese asunto de una vez por todas, antes de perder la cordura.

Sabía que volverían a encontrarse, de una forma u otra. Aunque estaba ansioso y casi gruñó de euforia al saberlo, fue totalmente inoportuno pues estaba con su hijo cuando James lo llamó.

Pudo ver la decepción en sus ojos castaños. Le vió con un mensaje de súplica silenciosa, pero suprimió esa voz en su cabeza que le insistía en terminar su conversación.

Siempre tendría otra oportunidad para hablar con su hijo, con ése hombre no sería tan exitoso considerando lo difícil que fue hallarlo.

Esta podía ser su única oportunidad de averiguar quién era y no está dispuesto a dejarla pasar.


—La información ya fue enviada, señor. —Le informó su Beta en el vehículo mientras recorrían las calles de Nueva York.


Con manos ágiles, tomó la tablet a su lado y deslizó la pantalla devorando el contenido frente a sus ojos.

Desde cada entrada y salida, los puntos más débiles de acceso y dónde estaba la seguridad hasta el nombre de cada invitado.

Una parte de su interior maldijo al ver el edificio a lo lejos.

Ese era un evento de vampiros, uno que para su desagrado tenía conocimiento desde hace días.

Le ordenó a su gente que lo investigarán, nunca imaginó que el mismo estuviera asistiendo en persona.

Stark industries era manejado por una de las pocas familias de linaje vampírico que lograron, estúpidamente por necedad de los humanos sobrevivir a su cacería.

Su líder, Howard Stark era un bastardo demasiado astuto y arrogante.

Fue el primer vampiro en despertar un interés genuino en las ciencias de los humanos, en querer "colaborar" con ellos.

Absurdo eufemismo, considerando que no hace mucho Stark cometía delitos contra los humanos como todos los de su especie.

Su colaboración con ellos fue tanta, que sirvió como un escudo para detener su avance bélico en el país.

Pese a ganarse el desprecio de los otros vampiros, se mantuvo firme y con ello fue que aquel irritante tratado de paz de las tres especies logró ejecutarse.

Se podría decir que el muy maldito se colgó de las rodillas de los humanos para escapar de sus garras.

Patético.

Lograr entrar no fue difícil, pese a ser un evento de alta sociedad entre vampiros, realmente no existía un solo lugar en donde el no pudiera acceder.

No era arrogante, pero la realidad es que cada vampiro de la Ciudad sabía su identidad.

Digamos que ser conocido como el mayor genocida de su especie ayudaba a que todos bajarán su mirada por temor a perder la cabeza.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mordida SempiternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora