Descanso.

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El regresar a casa jamás fue tan duro ni problemático. Pero no era como si esperase algo diferente.

Agradeció que James le ayudara a regresar, al dejar sus pieles el dolor fue tan insoportable que casi perdió el conocimiento.

Carol había insistido en curar sus heridas primero, no quería que su pareja le viera en ese estado.

Lo comprendía, pero estaba más preocupado por no verlo. Odiaba poder sentir lo preocupado que estaba Tony, y eso, le era mucho más doloroso que cualquier herida física.

Y le haría pagar por ello a ese bastardo.

Cuando despertó, su primer impulso fue buscarlo con su mirada, al no hallarlo. Ignoró el dolor de sus heridas, en especial a su prima quien luchaba para regresarle a la cama.


—¿Pero qué demonios haces de pie?. —Se detuvo al ver a su castaño en la entrada viendole preocupado. —¡Steve, estás herido vuelve a la cama!


—Necesitaba verte. —Le tomó del rostro respirando agitado cuando se acercó. —¿Estás bien?


—Eres un cretino, lo sabes?. —Pudo ver como luchó para contener las lágrimas. —Yo preocupado por ti; y tú sólo—


Había esperado tanto por verlo que no resistió las ganas de besarlo.


—Dije que nada de besos. —Le dijo al separarse.


—Ya lo olvidé, creo que me golpearon en la cabeza. —Sonrió y volvió a besarlo, justo como antes, sin ninguna resistencia de su castaño. —Quizás, si me besas de nuevo podría recordarlo.


—No te pases anciano, a la cama. —Le encantó ver por fin aquella sonrisa que tanto amaba.


Esta vez, solo por él accedió a regresar, escuchó que intercambiaba algunas palabras con Carol, pero realmente estaba muy cansado para prestar atención.


—¿Cómo te sientes?


—Mejor, ahora que estás aquí. —Dijo más calmado al sentir como tomaba su mano. —¿Cuanto tiempo dormí?


—No el suficiente. —Giró a verlo, se sintió tan culpable de ver las bolsas debajo de sus ojos . —Duerme, lo necesitas Beloved.


—Sólo si es contigo. —Le vio con ojos de cachorro abandonado.


—¿Seguro que eres el mismo licántropo que luchó contra todos esos salvajes o te cambiaron cuando salí?. —Le reprochó indignado. 


—Vamos cariño, —Le suplicó de nuevo haciendo un puchero.


—Estás lastimado. —Le vio rodar los ojos molesto ¿a quién engañaba si como el se moría por eso?. —¡Vale! Pero solo por hoy te salvas.


No pudo evitar dibujar una gran sonrisa en su rostro cuando sintió que se acostaba a su lado. No dudó en rodearlo con sus brazos.

Sí, era bueno sentirse consentido de vez en cuándo.

En especial cuando aún faltaba para asegurar la protección de su pareja y cachorro.

Mordida SempiternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora