Ancianos.

535 99 0
                                    

Lo admitía, los vejestorios eran incluso más feos de los que había imaginado.

Bufo indignado, supuestamente eran los seres más "cultos" de ahí, cómo podían estar tan tranquilos ante una división de poderes dentro de su manada?

Tuvo que soportar las mismas preguntas que antes Carol les había hecho, solo que esta vez fueron mucho más incómodas y personales.

Desde que conoció a Steve hasta de su transformación. En especial por tener que desvestirse y mostrarles la marca de Steve.

Guiándose por el olfato de su pareja, pronto tendría un mes, aunque su cuerpo no demostraba estar a la mitad del proceso.

Realizando un cálculo entre el tiempo de gestación de un vampiro y un licántropo hicieron un aproximado de que su embarazo sería de cuatro a cinco meses.

Para sus horripilantes, llenos de arrugas y verrugosos ojos, su embarazo no era un error. Si no una aberración para las especies.

Sarah tuvo que intercedir más de una vez para calmarlo y no decirle sus verdades, con ello, deteniendo sus ganas de arrancarle la cabeza a varios por sus asquerosos comentarios.


—¿Cómo no sabemos que su estado es de los suyos?. —Dijo con desprecio el anciano.—Tu hijo pudo bien emparejarse después.


—Jamás he estado con alguien más que MI pareja. 


—La palabra de los tuyos no es de confiar.


—¿Y para qué demonios preguntan entonces si las respuestas que les doy jamás las consideran dignas?. —Alzó la voz enojado. —Puede que no sea un pasa arrugada como ustedes, pero no miento. Que su sentido del olfato este muerto no es mi culpa.


—Insolente y grosero.


—La juventud siempre lo es. —Rodó los ojos ante la mirada de advertencia de la rubia, vale se le había escapado pero tampoco esos cinco se lo ponían fácil.


—Por menos que eso más antiguos se han vuelto cenizas. —Le sonrió despectivo.


—La muerte debe de haberse roto un hueso esperándoles estirar una pata no?. —Se cruzó de brazos el castaño. —Pero ya saben lo que dicen, a nadie se le escapa.


—Suficiente —Intervino cansada. —Aún si fuera cierto, si hubiera una remota posibilidad de que naciera como tu hijo, por qué deberíamos aceptarlo?


—Según tengo entendido. —Dijo su suegra. —Asegurar la descendencia de los nuestros es una prioridad, aún en su periodo de gestación.


—Exacto, pero para los nuestros. —Le señaló despectiva. —Pero "eso" ni lo que tiene adentro es de los nuestros.


—Pero pronto lo será. —Le aseguró. —Si se lo permiten, Steven está dispuesto a demostrar que nunca ha dejado de ser de los nuestros.


—¿Con tantas faltas encima?. —Se mofó el otro. —Imposible.


—No hay mejor manera de probar de lo que estás hecho si no ante la adversidad. Todos saben que Helmut no es digno. Mi hijo  sólo quiere regresar a casa, si es que se lo permiten.

Mordida SempiternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora