Amenaza.

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Créditos a Mbryak.deviantart.com



***

Para un licántropo, la fortaleza de su manada recaía en la fuerza de todos. 

Pero cuando uno de sus miembros se convertía en un estorbo era necesario sacrificarlo por el bien de la supervivencia de todos.

Era una lástima que nadie más se diese cuenta de la importancia de ello.

Su padre lo hizo, pudo ver a dónde les llevaría seguir a los débiles, y fue renegado por mostrarles la verdad.

Cuando la cabeza falla, los brazos y piernas se vuelven inservibles.

Por ello, es necesario cortarla antes de que sea demasiado tarde.

Su padre había acertado. La debilidad acabó con la vida del Alfa Dominante años después de su muerte justo como lo había predicho.

Sus estúpidas reglas no sólo les estaban llevando a la ruina, les llevaría a la extinción si nadie hacía nada.

Pero a diferencia de su padre donde fracasó, él tendría éxito.

Había intentado hacerlo de la manera más sencilla, práctica y con la menor de las bajas. Sarah era la única hembra que valía la pena en la manada.

No, lo único de ella que valía en realidad.

Era audaz, inteligente y con la fortaleza necesaria que todos los  Alfa Dominante soñaban con poseer.

No había conocido a su progenitora, su padre la había asesinado luego de su nacimiento. La culpaba por la humillación por la tuvo que pasar.

Al igual que él. Todo el infierno que paso, que vivió por su mano sólo le preparó para convertirse en el Alfa que en realidad necesitaban.

Sarah había sido la única dentro de la manada que no le había dado la espalda.  

Que le había visto en realidad. 

Si no fuera por ella, hubiera acabado con todos hasta los cimientos desde hace mucho tiempo.

Lástima, que ella siguiera atada a un fantasma del pasado.

No importaba, existía más de una manera de lograr sus objetivos.

Sería suya sin importar el costo.

Y que Steve le retase en el Capo Lupo era aunque inesperado, muy tentador para dejarlo pasar.

Jamás sabría que demonios le veía a ese chupa sangre. Lo admitía era cautivador, a diferencia de aquellas otros estirados de su clase.

Pero, qué podía esperar de alguien que prefería dejar que otros pagarán sus errores con su pellejo?

No tenía que preocuparse, el tiempo era el ideal. Pero no por eso significaba que no podría divertirse.

Los suyos estaban ansiosos, eran tan tontos y fáciles de manipular que incluso su compañía llegaba a molestar.

Estaba aburrido de esperar tanto. Años de preparación al fin comenzaban a tomar su curso.

Pero bien dicen que la espera, premia a los más astutos.

En ese día, como las tradiciones lo dictaban al atardecer, todos se reunirían alrededor de lo más profundo del bosque para recibir la primera luna.

Con ello se daría el primer llamado y el Ritual del Capo Lupo daría inicio.

Habían muy pocos en el camino, sólo los rezagados y uno que otro no deseado.

Mordida SempiternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora