Promesa.

782 119 1
                                    

Para alguien que tenía tantos años de vida, dos días fueron una tortura.

Por más que había intentado hablar, Anthony se negaba a escucharlo, decidió darle su espacio, pero jamas se separó de su puerta.

Sabía que si sólo le presionaba, empeoraría la cosas.

Pero fue tan doloroso sentir como sufría y no poder acercarse, no poder consolarlo le rompía el corazón.

Saltó al escuchar como se abría la puerta, pero su pareja no salió.

Jamás una habitación le dio tanto temor. Respiró hondo e ingresó viéndolo observar las estrellas desde la ventana.

Sus manos ardían por abrazarlo, pero apretó sus puños con fuerza para aguantarse.

—¿Podemos hablar?. —Le pidió con suavidad.


—Depende. —Pudo notar por su voz lo cansado que estaba. —¿algún otro secreto que deba saber antes de que amanezca?.


—Si hice el vinculo contigo es porque te amo, y eso jamás cambiará Tiny. —Le aseguró. —Yo no sabía si era posible esto, mi madre me dio una idea pero—


—Ve con ella. Tu familia te necesita.


—¿Y que hay de ti?. —Contuvo las ganas de llorar. —¿De nosotros? También eres mi familia.


—¿Importa?.


—¡Claro que sí!. —Dijo desesperado. —¡Lo eres todo para mi! Cariño, juntos podemos hacer que esto funcione.


—¡¿Y qué pasa si esto no funciona?!—Giró a verle aterrorizado. —Dices que entre los tuyos no son frecuentes, pero los vampiros no pueden tener hijos a menos que sean mujeres.. ¿Que pasa si—


—¿Crees que te dejaría si no pudieras tenerlo?. —Se odio tanto por ver sus lágrimas, la duda en sus ojos.


—¡Ya no sé en qué creer o no!. —Se cubrió el rostro con ambas manos. —Hace dos días sólo pensaba en usar pantalones cortos por los cachorros, ahora no puedo dejar de pensar en que tengo a alguien dentro de mi y... ¡no eres tú!


Sonrió entre lágrimas y con cuidado le abrazó.

El alivio que sintió de por fin tenerlo entre sus brazos le devolvió el oxigeno.


—Tony perdona por hacerte sentir así, por ocultarte esto. —Le meció entre sus brazos. —Se supone que soy quien debe de protegerte, pero siempre termino haciéndote daño. Tengo tantos siglos de vida, pero aún así no se lo que hago.


—Steve....


—Es mi madre Tony, claro que me importa. —Unió sus frentes limpiando sus lágrimas. —Pero ni siquiera por ella podría dejarte. Nunca pondría alguien por encima de ti, James se enteró por su olfato —Y le cobraría por andar de lengua suelta. —Te amo demasiado, nunca podría vivir sin ti.


—¿Lo ves?. —Se aferro a él. —Odio sentirme tan egoísta, pero tú no me lo pones fácil.


—Voy a resolver todo Anthony, lo prometo. —Le aseguró con el alma. — Sólo dame un poco de tiempo, y no me sueltes, que yo jamás lo haré.


Mordida SempiternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora