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—¿No va a comer otra vez, YunHo? —le preguntó la reina—, está preocupándome, terminará adelgazando un montón, no se verá saludable, y los periodistas comenzarán a hablar de nuevo de usted.

Eran las nueve de la mañana y la familia real comía antes de las respectivas actividades diarias. El rey se hallaba sentado en un lado, la reina en el otro, y los recién casados frente a frente también. MinGi solo devoraba de su platillo sin mirar a nadie, mientras que YunHo movía la comida con los palillos sin terminar de echarse algo a la boca.

—No tengo hambre —respondió desanimado.

YunHo llevaba una semana de casado con el príncipe MinGi y desde la primera noche ellos no se dirigían la palabra más que para cosas específicas. Si los reyes no se habían dado cuenta del trato frío entre ambos, era simplemente porque casi no pasaban en casa debido a las cosas que debían hacer, propias del reinado. Y si se daban cuenta del aroma triste que emanaba YunHo al menos trataban de ignorarlo. Seguro esto no era tan importante para ellos.

Sin embargo, el omega no paraba de llorar en las noches, ni siquiera podía dormir. Trataba en pensar en una forma de comunicarse con su hermano claramente sin lograrlo, pues WooYoung era una persona rechazada en el castillo, un traidor a la realeza. Deseaba tocar su pancita y conocer a su alfa, el que seguro era un buen hombre. Al menos tenía la seguridad de que su hermano menor no estaba solo... No como él mismo, siendo un príncipe omega.

Sus padres lo habían visitado una vez pero justo a una hora en que ellos no estaban, y HongJoong, quien vivía ahora cerca del castillo, lo veía a diario aunque para temas estéticos, como cuando este debía elegir su ropa del día o decidir qué maquillaje le quedaba mejor. Se sentía muy solo, aparte de culpable por lo que pasó con MinGi. Él definitivamente no tuvo filtro al decirle esas cosas y ahora pagaba las consecuencias, YunHo cometió el peor error de todos: irse en contra de su esposo, al único que realmente podía tener de su lado.

Aunque… no dejaba de ser verdad todo lo que le dijo. MinGi debía estar consciente de que las cosas eran así, de que él no iba a fingir estar enamorado y feliz de "pertenecerle". Las cosas nunca se dieron de ese modo pues su unión era más bien estratégica, y no genuina. El matrimonio era simplemente por conveniencia entre ambas familias. YunHo no era tonto, los Jung tenían mucho dinero y renombre, por algo el rey los había preferido.

Ambos alfas terminaron de comer y se prepararon para salir pues debían asistir a una reunión de varios clanes que solía hacerse seguido, en esta no habían omegas, así que YunHo y su suegra debieron quedarse en casa. La mujer aprovechó que estaba a solas con el joven omega para hablar con honestidad acerca de su estado paupérrimo.

Ella lo invitó a dar un paseo por los jardines del enorme terreno junto a varias betas dedicadas a labores domésticas. Las betas, todas vestidas con el mismo uniforme rojo oscuro, iban un tanto alejadas de los dos para conservar su privacidad. La omega lucía un vestido ligero de verano y YunHo un traje lleno de flores que le regaló uno de los tantos diseñadores con los que su asesor tuvo contacto.

—Creo que usted se siente mal por todos estos cambios en su vida —indicó la omega sabiamente—. La presión de ser un omega ideal ahora es demasiado fortuita y por eso empezó a hacer dietas extremas. Yo pasé esa etapa también, necesitaba contención y amor de mis seres queridos. ¿Quiere que le diga a su madre que viva con nosotros hasta que logre acostumbrarse al castillo y a nuestros hábitos?

Si bien YunHo echaba de menos a su familia y no había podido arreglar la situación desde que les respondió groseramente en la celebración de su matrimonio, prefería tener a la mujer lejos. Era su madre, sí, pero si ella pasaba más de dos minutos con YunHo se dedicaba a criticarle todo, y en esos momentos no necesitaba eso. Él necesitaba contención, y no ser juzgado por la más mínima cosa.

IDEAL [yungi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora