YunHo había estado en cama desde que WooYoung se largó a vivir con su alfa y el ánimo apenas le motivaba para ir al baño a hacer sus necesidades. Tenía varias razones, como que su vida había cambiado para siempre, por ejemplo. Porque probablemente sería el rey de la nación y la presión sería enorme, o porque iba a casarse con una persona a la que con suerte vio de reojo cuando era un niño. Pero lo más importante, era por su lobo, que desde el día en su padre le indicó que se casaría con el príncipe, empezó a comportarse extraño.
Su lobo y él estaban ahora en una terrible asincronía, y eso lo mantenía en un agotamiento y fatiga angustiantes.
Eso era terrible para el joven omega, quien siempre se jactó de tener una relación bastante estable entre su lado animal con el humano. Su lobo siempre concordaba con sus ideas y se alegraba de sus decisiones. Pero ahora parecía estar arrebatándole el alma. Desde aquel día saltaba eufórico, meneando la cola y aullando, ansioso de… ¿De qué? ¿De ser el rey? como si fuera el lobo más afortunado del universo. Eso era cierto, de hecho… demonios, él sería rey. YunHo entendía eso, pero ese instinto que él trató de conservar durante su vida ahora lo iba a volver loco.
Al menos ese fuerte olor a cereza que se dispersó por la habitación lo calmó un poco. Aquel omega al que vio pocas veces, mucho tiempo atrás, se había metido a su habitación, pues cerró la puerta y se quedó allí, en la entrada, esperando a que YunHo le dijera algo.
Se removió en la cama y bajó un poco las mantas, para mostrar su rostro al hombre que lo iba a asesorar desde ahora en adelante. Quizás él entendería a su lobo, y también le ayudaría a sobrellevar esto.
Se sentó observando al pequeño y delgado omega, que se había apoyado en la puerta de brazos cruzados. Este llevaba un bonito sombrero marrón claro y una camiseta holgada del mismo color con un escote que le llegaba más abajo del pecho. Sus pantalones, de un verde musgo, eran más cómodos que sensuales, sin embargo su maquillaje lo hacía verse impactante: delineador y sombra oscura, con un rubor definido, labios finos de un rojo borgoña. El tipo era guapo, con ojos almendrados y nariz pequeña, además que YunHo pudo notar levemente su cabello rubio, casi blanco, asomarse bajo el sombrero.
—Oh, por la diosa luna ancestral —exclamó el hombre—. Estás hecho un desastre.
YunHo ya estaba acostumbrado a que sus padres dijeran cosas feas de él, así que solo alzó los hombros, inexpresivo.
—Pero aún así te ves tan hermoso, cariño. Que envidia das —el asesor sonrió pícaramente, y comenzó a acercarse despacio. YunHo abrió la boca de la impresión—. Me llamo Kim HongJoong, no sé si te acuerdas de mí.
YunHo asintió un poco perplejo, y HongJoong se sentó a la orilla de la cama, mirando hacia su dirección. Pudo notar desde ahí sus uñas pintadas de dorado y, por cierto, entre el cuello y el hombro, una cicatriz levemente difusa. Pobre de HongJoong si la alfa que lo marcó hubiera sido a la vez su alma gemela. De ser así, habría muerto junto a ella tiempo atrás, pero de ese matrimonio, solo quedaba una marca vieja y un omega libre.
—Me llamo YunHo —atinó a decir apenas, moviendo la mano a modo de saludo.
—Por supuesto que eres YunHo —exclamó HongJoong dándole una palmadita cariñosa en la rodilla—. Y pronto todos en el reino sabrán de ti —recordó orgulloso.
—Lo sé —YunHo pensó en su destino y se cubrió la cara con ambas manos, otra vez deprimiendose—. No me lo recuerdes por favor… —suplicó.
—Oye, ¿Por qué te pones así? —preguntó HongJoong, consolándolo de forma maternal. Sin pedir permiso, quitó las manos de la cara de YunHo para poder verlo. YunHo tenía un puchero que seguro al príncipe alfa iba a volver loco, por las ganas e impulso de querer protegerlo propios de su especie. Llevó luego la mano a una de sus mejillas rellenitas y la acarició suavemente—. ¡Vas a ser el príncipe omega! ¿Qué más genial que eso? —mencionó ilusionado. Él habría adorado ser un príncipe.
—Yo… —YunHo titubeó —¿Príncipe? Yo no sé cómo ser un buen príncipe...
—¿Tú crees que todos nacemos aprendiendo? —lo interrumpió HongJoong de pronto, sorprendido—. Tú, precioso, no tienes que temer.
HongJoong sonaba tan determinado en su palabra que YunHo se encogió en su lugar, tratando de hacerse invisible.
—Ya, se supone que debes dejar de temer —se quejó HongJoong, aún con la mano en su mejilla—. Pero ahora estás más asustado.
—¿Y si me obliga a hacer cosas que no quiero? —soltó de pronto YunHo muy alterado por aquello, y con justa razón.
HongJoong conocía bien ese sentimiento, al fin y al cabo había sido mordido sin siquiera ser consultado antes. También sabía manejar situaciones como esa, aunque fue difícil en un principio. No era un tema agradable de hablar, pero con YunHo debía ser distinto.
—Basta, corazón. No pienses en lo peor. Ese alfa no es cualquiera, es el príncipe. Seguro está bien educado y tiene modales como los tuyos. Y si no es así, simplemente tienes que darle una patada en las bolas —bromeó tratando de calmar al muchacho, cosa que no consiguió—. Hablando en serio, ese niño debe estar igual que tú.
YunHo frunció el ceño y ladeó la cabeza, curioso.
—Quieres decir que… ¿él también está asustado de mí?
HongJoong dejó de acariciar su mejilla y empezó a ordenar su cabello, buscando un estilo que destacara más su belleza.
—¿Por qué no iría a estarlo? —contestó HongJoong, decidiendo que cortaría un poco el pelo, pues definitivamente no tenía forma—. Él no cumple los diecinueve todavía y se casará por conveniencia en un matrimonio organizado por sus padres, con un omega que no conoce y no es su destinado, que seguramente lo ve como un objeto de riqueza y poder y no como un hombre digno de amar.
—¡Pero es un alfa! —exclamó YunHo haciendo un pequeño berrinche—. Después de todo, él podrá hacer lo que quiera conmigo y yo tendré que acatar en silencio, sin chistar.
—No es tan así, cariño —insinuó HongJoong con un tono ladino en su voz—. Después de todo estamos en el siglo XXI, y él tiene que mantener la imagen noble de su padre, que nos ha destacado como uno de los mejores países del mundo. Creeme, ese muchacho no te va a tocar, además, ¿Sabías que los reyes tienen su propio harem, cierto?
El lobo de YunHo de pronto prestó demasiada atención a ese comentario, como si estuviera celoso de que quitaran su posibilidad de ser el príncipe omega. Pero su lado humano se sentía bastante aliviado. ¿De verdad los reyes tenían un harem? No lo había pensado, pero tenía bastante sentido. De ser así, YunHo ni siquiera necesitaría aparearse con él más que para dejar descendencia. Viéndolo desde esa perspectiva la cosa mejoraba bastante.
—¿Un harem? —preguntó, para luego suspirar de alivio y sonreír algo nervioso— Oh, es cierto.
Al notar que por fin YunHo se había calmado, HongJoong supo que su trabajo, definitivamente sería más fácil de lo que se imaginaba antes de llegar a la casa de los Jung. Es que él ya sabía qué tipo de omega sería YunHo para el pueblo: uno fuerte, empoderado, decidido y sensual en su justa medida. La perfecta definición de un crush.
El omega ideal para los nuevos tiempos.
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IDEAL [yungi]
FanficSe suponía que el perfecto y adorable WooYoung iba a ser el nuevo príncipe omega y futuro gobernante del clan de Corea del Sur. Se suponía que el chico bonito y ejemplo de omega ideal, debía casarse con el alfa heredero al trono: Song MinGi. Debía s...