35

5.1K 938 219
                                    

Naturalmente, a los Jung les importaba menos que un pedazo de caca el hecho de que su hijo menor estuviera en Corea del Norte por asuntos diplomáticos. Si bien YunHo estaba al tanto de cómo WooYoung se encontraba allí, los mayores ni siquiera le preguntaron información de ese tipo. De hecho, esa tarde de verano en que al fin los pudo ver después de mucho tiempo, de lo único que ellos deseaban hablar era de los chismes en la televisión, de ese día en que los paparazzis le sacaron fotos supuestamente románticas con su esposo.

De todos modos no es que ese tipo de propaganda le disgustara, él ahora era visto de forma más amigable, y no como el omega amargado de un principio. Por fortuna, no tener una marca del príncipe alfa ya no era juzgado socialmente, entonces que MinGi no lo hubiese mordido todavía, no representaba ninguna posible enemistad entre ellos dos para el pueblo.

Hablando de mordidas: YunHo seguía medio excitado cuando se tomó sus supresores antes de acostarse. Él no había alcanzado a descontrolarse totalmente, pero al meterse a la cama, aún deseaba ser empotrado por alguien. Por suerte los supresores que la reina le recomendó, y que desde ahora empezaría a tomar, le quitaban todo eso y lo dejaban tan manso como un omega apachurrable. Anteriormente, YunHo solo tomaba los supresores que protegían del embarazo, pero no quitaban sus incontrolables ganas de follar. Por eso se perdía en los bosques buscando placer, cosa que ahora no necesitaba.

Así que se encontraba durmiendo totalmente, ya con esa calentura superada, cuando empezó a escuchar que tocaban la puerta de la habitación. Le costó reconocer que no estaba soñando o algo similar. Él solía dormir solo todas las noches, y a veces iba MinGi a acompañarlo en caso de que necesitaran aclarar algunos puntos de su extraña relación antes de las actividades del día siguiente.

Al parecer esta era una de las ocasiones. MinGi era el único que tocaba la puerta aparte de los sirvientes. Pero no había razón para que estos llegaran en plena madrugada a despertarlo. ¿O sí? MinGi y él no habían cometido ningún error, incluso esa ida a la cafetería había favorecido sus imágenes frente a la sociedad; aparte del chisme romántico, la gente valoró que se comportaran como gente normal, como si no fueran parte de la realeza. 

No le quedó de otra más que levantarse medio mareado de la cama y abrir la puerta: en efecto, MinGi estaba allí. Tenía su cabello oscuro totalmente desordenado, vestía un pijama ancho, y sus ojos estaban abiertos como platos, mas su rostro lo adornaban dos enormes ojeras oscuras. Además de lo evidente, YunHo detectó en su olor cierto tipo de estrés que de no ser por su somnolencia debido a la pastilla que había tomado, aparte de sus síntomas de celo, lo habría hecho sentir bastante mal. 

—¿Lo he despertado, joven Jung? —preguntó el menor.

—Eh… sí —respondió YunHo. Su voz de por sí ronca sonó más profunda aún.

—Oh, lo lamento mucho.

—No se preocupe, ¿Ocurre algo? 

MinGi no sabía cómo comenzar. Digamos que él no había tenido un buen día. Intentó obtener información de SeongHwa pero terminó recibiendo insinuaciones sexuales, y eso no lo dejaba dormir. Desde que el rey los había castigado a todos él vivía bajo una constante tensión que trataba de disimular con su propia capacidad de mantenerse estoico, pero sus responsabilidades, la falta de consejos de su amigo, su ausencia y estas nuevas experiencias, lo estaban haciendo colapsar.

Lo único que lo mantenía equilibrado, de hecho, era la presencia de YunHo en su vida. Él era una especie de cómplice en sus misiones y sentimientos ya que se hallaban en una situación similar. Su olor de omega le transmitía ese relajo que necesitaba, sobre todo ahora, porque su aroma podía sentirlo mucho más intenso y penetrante.

IDEAL [yungi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora