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Cuando terminó la reunión era cerca de la medianoche. Obviamente al estar junto a su padre no pudo comunicarse del todo con SeongHwa, pero al menos pudo despedirse de él… qué diablos, pudo verlo sano y salvo, y eso era suficiente. 

Las gotas de lluvia impactaban fuerte en el vehículo que como siempre, venía con dos guardaespaldas en la parte delantera (siendo uno de estos el chofer), este transitaba lento debido a lo mismo. El rey, a su lado, se quedó mirándolo análíticamente, y MinGi, para demostrar liderazgo, no despegó su vista de él. El hombre no era viejo, pero el cargo mismo le había dado algunas arrugas demás a su frente e incipientes canas grises. Se preguntó si en sus cuarentas MinGi estaría igual.

—No deberías ser tan estricto con el consejero Park, MinGi —comentó el rey serenamente. 

—No me interesa ser cínico con ese hombre horrible —bramó MinGi haciendo un mohín. El rey soltó una carcajada enternecido por el mal humor de su hijo.

—Me gusta tu carácter de liderazgo, pero relájate un poco. Ese omega que elegimos de esposo para ti al parecer no cumple muy bien sus funciones maritales porque andas con un ánimo de lo más desagradable —lo molestó el mayor—, yo te dije que debías buscar un buen harem. 

MinGi rodó los ojos.

—No quiero escuchar sobre lo feliz que es con sus amantes, padre —enfatizó MinGi cruzándose de brazos.

El rey le dio una palmadita amistosa en el muslo a su hijo, y analizó su tozudez, como siempre, de forma muy sabia, no en vano era el monarca.

—Es lo único que me consuela ya que nunca pude tener a mi pareja destinada. En serio, MinGi, es necesario tener un harem cuando tu esposo no te pertenece de ese modo.

MinGi frunció el ceño, incómodo. A él le gustaba mucho YunHo, incluso podía asumir que estaba enamorado, pero ese era su lado humano, no animal. Le daba miedo dejarse llevar por su lobo en ese aspecto, éste había vivido tan concentrado en satisfacer las necesidades de su padre que en cierto modo vivía automatizado para obedecerle.

No era tan distinto a su parte humana, claramente, pero al menos sí podía reconocer su enamoramiento por YunHo. El asunto era que no sabía si era recíproco. ¿Debía hacer algo al respecto?

¿Y si besaba a YunHo? ¿Y si tomaba la iniciativa?

O sea, él no era un gran besador. Es más, el gran príncipe alfa dominante MinGi sólo había dado un beso en su vida, precisamente a YunHo, el día de su matrimonio. Había sido tan automático que hasta no lo recordaba del todo, pues los eventos ocurridos después fueron mucho más importantes que la misma ceremonia.

—Lo pensaré —respondió MinGi solo para darle en el gusto.

Cuando se separó de su padre, ya dentro del castillo, siguió dándole vueltas al asunto. Él había rechazado a una mujer omega muy hermosa por respeto a YunHo. Había buscado a Jung WooYoung arriesgándose a perder la confianza de su padre para poder ganarse la amistad de YunHo. También, en plena reunión, puso en duda las tradiciones ancestrales de los alfas que organizaban las bodas de sus hijos omegas, simplemente porque no quería que estos sufrieran como YunHo. Ay dios, estaba llegando a un punto en que simulaba estar dormido para poder oler el cuello del príncipe YunHo cada mañana.

MinGi sabía que esto de las parejas destinadas afectaba mucho más a los alfas que a los omegas, pero en serio era tan ignorante en el tema que no sabía si todas estas cosas las hacía por eso. Su padre le enseñó a ser un buen monarca, mas no a ser un buen esposo. Es que el hombre no lo era, simplemente. Sí era un excelente rey, un padre decente, y un alfa poderoso… pero un esposo horrible.

IDEAL [yungi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora