IDEAL [yungi]

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MinGi, obviamente porque era su amigo desde que eran unos niños, estimaba mucho a Park SeongHwa, y podía hasta reconocer que lo amaba ¿Era un alfa inferior por asumir mentalmente que amaba a su mejor amigo, a aquel que había arriesgado su vida por él y por su esposo, al que le había ayudado a amistarse con YunHo? Por supuesto que no, él era hasta capaz de decirlo en voz alta. Pero demonios, en serio quería estar únicamente con YunHo ese día. Al fin iban a tener un momento a solas, de intimidad que ni siquiera se consideraba del tipo morbosa, sino que más bien un deseo propio de la edad, pasarla bien como cualquier adolescente teniendo una velada romántica. Sin embargo tuvo que estar con él, y pensándolo bien, resultaba ser hasta un poco paradójico, pues su vida se resumía a servir a un reino y tener constantemente a SeongHwa a su lado.

Pero ahora tenía también a YunHo, sentado al lado suyo en la parte trasera de un automóvil demasiado pequeño, frío y oscuro, debido a que se había hecho de noche y la luz artificial ubicada en el techo del auto no iluminaba demasiado. El omega tenía puesto el tapabocas (que él apenas había usado un rato antes de subirse al auto ya que no le gustaban esas cosas), pero su cuerpo desprendía un calor enorme aunque no estuviera con su celo. De haberlo estado MinGi habría sido más lobo que humano y en vez de disponerse a darle un beso, lo habría empotrado allí mismo. Aunque asumía que algunas noches mientras se besaban bajo las mantas, sí deseaba hacerlo, por muy inexperto que fuera.

—¿Entonces? —lo apuró YunHo, girándose hacia su lado, muy ansioso—. ¡Hazlo, bésame!

Aunque casi no veía su cara, MinGi pudo imaginárselo haciendo morritos, y eso le dio risa. O quizás estaba muy nervioso y por eso reaccionaba así.

—Todavía tienes el tapaboca puesto —dijo apuntando su cara.

—Pues quítamelo —solucionó YunHo alzando una ceja—. ¿O quieres ir al bosque? 

—Oh, no —contestó MinGi apresurado—, allí debe hacer aún más frío.

—Vale, pero bésame —insistió el mayor.

Sin responder, o al menos sin responder con palabras, MinGi suavemente llevó las manos a su carita y quitó el accesorio con suavidad, para después lanzarlo hacia los asientos delanteros. Las mejillas de YunHo estaban sonrosadas, aún maquillado y medio a oscuras pudo notarlo. Por eso mismo, y tentado con la imagen, volvió a acercar las manos y acarició sus mofletes bonitos. YunHo no dijo nada, no lo apresuró ni le pidió que lo besara otra vez, así que seguramente le gustaba lo que estaba haciendo. Era bueno tomarse su tiempo, sobre todo cuando la vista era tan hermosa.

Aunque MinGi también era humano (cambiaformas, pero humano al fin y al cabo) y tenía necesidades, así que ese tiempo no duró demasiado, porque ni él mismo se dio cuenta de cómo fue apegándose más a él, acortando la distancia entre su propio rostro y el del omega. Tenía sus ojos brillantes tan cerca, y ese flequillo distractor que casi cubría toda su frente, y sus labios finos pero rosados, húmedos y siempre tan dispuestos a recibir los suyos.

Le dio un beso puro, lento y cadencioso, cerrando los ojos y sintiendo su piel, su olor y su respiración. En un principio, cuando YunHo lo besó por primera vez bajo las mantas, la lengua ajena le pareció demasiado invasiva, aunque después de un rato terminó acostumbrándose a esta. Ahora le gustaba besarlo así, usando él también la suya, así que aprovechando la disposición de su querido omega, la empujó despacio hasta que se encontró con la otra, transformando el beso a uno explosivo.

La verdad, es que ahora a YunHo le daba igual haber perdido el tiempo junto a SeongHwa en el cine, porque al fin MinGi le estaba dando un buen beso, mojado y caliente como los que a él le gustaban, y nadie los estaba mirando, por ende podía permitirse experimentar un poco más. Eso mismo causó unas ganas enormes de tocar el cuerpo de su alfa, cosa que no pudo hacer de inmediato porque MinGi tenía su abrigo muy bien abrochado. Pero no se detuvo de todos modos, porque travieso, empezó a desabrochar cada uno de sus botones, desde abajo hacia arriba, y cuando ya iba acercándose al cuello, MinGi soltó sus mejillas y lo apegó más, agarrándolo de la cintura y casi dejándolo abajo suyo.