IDEAL [yungi]

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Independientemente si los próximos reyes eran queridos en el reino había un tema polémico a tal nivel que en todo el país se hablaba al respecto, y eso era el anuncio de la visita del rey de Corea del Norte a la pronta coronación. Ciertamente nadie confiaba en aquel hombre, de comportamiento extraño y actitud volátil. YunHo había escuchado aquello de su mismo hermano WooYoung, y le creía. Sin embargo, si a los Kang no les había pasado nada malo en su viaje allá, ¿Por qué el hombre querría hacer algo malo en un país ajeno? Si hubiese tenido la idea de atacar, lo habría hecho usando a WooYoung y el alcalde de Seúl sin dudarlo, cosa que no ocurrió.

MinGi también concordaba en ese aspecto, y de hecho eso reiteraba en la reunión que llevaban a cabo los líderes alfas junto a sus respectivas parejas, si es que las tenían, con los príncipes. Era el primer evento de ese tipo que tenían sin la asistencia de los reyes actuales, en el que debatían si era conveniente permitir tal acercamiento diplomático, por ende los príncipes se sentían muy nerviosos. MinGi, incluso, no durmió del todo bien debido a su preocupación.

SeongHwa, quien obviamente se hallaba junto a los dos, no estaba tan de acuerdo con la idea de tener al norcoreano en el país, pero no por temer algún ataque de su parte hacia MinGi o la nación, sino que por un asunto mucho más evidente: los mismos líderes presentes en la reunión. No los veía muy racionales en su forma de pensar y podían cometer actos comprometedores para la nación y que también atentarían contra la seguridad del líder vecino.

—Definitivamente no es confiable la visita del rey de Corea del Norte a nuestro país —se atrevió a decir en voz alta. 

Los presentes, dispersos en distintas partes de la biblioteca de MinGi, quien había ofrecido ese lugar para realizar la compleja reunión, lo vieron curiosos. Era extraño que hubiera ciertas discrepancias entre los monarcas y sus consejeros, menos aún mostrarlo frente a todos los líderes locales, pero allí estaban los dos alfas manifestando sus diferencias, mientras que YunHo, sin sorprenderse, escuchaba sus ideas.

—Sé a qué te refieres —MinGi no se molestó con su amigo por tal cosa—, en efecto, no es confiable. Pero eso no es culpa del rey de Corea del Norte.

—¿Entonces por qué los reyes insisten tanto en traerlo? —los cuestionó el jefe de policías de Seúl, un alfa musculoso y alto.

—Para fortalecer nuestras relaciones diplomáticas —contestó Mingi secamente.

—Creo que va a causar lo contrario —lo encaró el sublíder de Daegu, quien al parecer, no sentía mucha alegría de tener a MinGi como nuevo rey.

—Pero por culpa de gente como ustedes —MinGi lo apuntó—. ¿Acaso tendré que proteger al rey de mis propios líderes de manada? ¿Quiénes están desestabilizando las buenas relaciones con los vecinos después de todo, ellos o nosotros?

El líder de Daegu, siendo mucho más comprensivo que su segundo al mando, tomó la palabra.

—Al rey vecino no le conviene atacarnos desde dentro, de todos modos —opinó elocuentemente—ni siquiera con mil guardaespaldas alfas fuertes podría lograr algo contra nosotros.

—Es lo mismo que opina mi esposo —comentó MinGi mirando a YunHo, justo a su lado en la gran mesa de la biblioteca.

Si bien la participación de YunHo no era tan trascendental como la de MinGi o incluso la de SeongHwa, agradecía que su esposo fuera tan transparente en ese aspecto. No cualquier alfa asumiría que sus ideales u opiniones estaban influenciadas por su omega, sino que al contrario, los omegas no influían tanto políticamente hablando. Aún así la reina actual era bastante respetada, y YunHo esperaba causar eso también en la gente. Hasta ahora tenía la aprobación del pueblo, pero la verdadera prueba de fuego comenzaba en agosto, cuando el cargo de rey omega fuera suyo.