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— Lan-ge — Xingchen hizo un puchero mientras estaba sentado en medio de la cama.

— ¿Aún no te has vestido?, tenemos que ir al instituto — se acercó hasta el borde de la cama y alzó una ceja al ver como Xingchen tocaba sus pezones.

— Duelen mucho y..están hinchados — avergonzado y con las mejillas sonrojadas, le mostró esa parte de su anatomía.

— Creo que los mordí muy fuerte, están rojos — solo rozó uno de ellos con sus dedos y el menor soltó un jadeo.

— No me dolieron, siempre eres bueno conmigo — agachó la cabeza avergonzado.

— ¿Aún te avergüenzas? — sonrió.

— Claro que no — se apresuró en vestir con la camisa.

— Iré por nuestras cosas, apresúrate, se nos hace tarde — besó los labios contrarios.

Una vez solo en la habitación, Xingchen se vistió como pudo, pero las malditas náuseas y mareos lo atacaron. A veces pensaba que de verdad tenía algo malo, si tan sólo con verse al espejo parecía una momia con ojeras, la piel pálida, no sabía si estaba adelgazando o subiendo de peso, tenía tantas dudas sobre su físico y por más que Song Lan le dijera que se veía hermoso, no le creía. Aunque su cabello estuviera brillando y creciendo mucho, seguía teniendo sus dudas, así que no pensó más y siguió peinando sus cabellos castaños claro, pero las náuseas no lo dejaban tranquilo, corrió y se arrodilló frente al retrete donde había estado hace cinco minutos en la misma posición. Ya no sabía que más devolver si no podía comer casi nada, si seguía así, probablemente Song Lan se aburriría de él. No lo quería así, no quería estar lejos de su pareja, le había demostrado tantas veces que lo amaba, dentro y fuera de la cama, lo demostraba en sus acciones y cuando se enfrentó a sus padres sólo por él.

Empezó a sollozar y escuchó las pisadas fuertes que se acercaban hacia dónde estaba.

— ¡Cariño! — se arrodilló a su lado y lo abrazó a su cuerpo.

— Voy a morir, probablemente sea algo grave y...y me dejaras — su llanto se hizo aún más fuerte.

— ¿Por qué dices eso?, yo no quiero dejar a mi bello ángel, te cuidaré siempre, ¿de acuerdo? — le enseñó el meñique como cuando eran adolescentes.

Ese gesto le hizo sonreír al castaño y asintió, juntando su meñique con el de su novio.

— Vamos ahora mismo al hospital, llamaré a Wen Ning para que cubra tu área.

No le dijo nada, se levantó y lavó nuevamente sus dientes mientas escuchaba hablar a su novio.

— Bien, dijo que te cubriría el puesto, así que vamos rápido — avanzó unos cuantos pasos pero Xingchen no lo seguía, tenía miedo — todo saldrá muy bien, te lo prometo.

Lan Yi les había dado la dirección de la clínica y a quien debían consultar, se encontraron con que ella les había pedido una cita para ese mismo día. La doctora que los iba a atender estaba libre en el momento en que llegaron y se apresuró viendo el estado de Xingchen, así que los invitó a sentarse y cruzó ambas manos sobre el escritorio.

— Lan Yi ya me había contado el caso de ustedes así que prefiero preguntar personalmente a Xiao Xingchen, ¿cómo te sientes, cariño? ¿los síntomas siguen, han disminuido, han empeorado, o se mantienen como están? — empezó a escribir en su informe y espero la respuesta de su paciente.

— Han empeorado, a cada momento devuelvo el estómago, tengo antojos de lo que sea pero a los minutos todo se va por el retrete — se apoyó en el hombro de su novio.

— ¿Mareos?.

— Cada cinco minutos.

— ¿Cómo van en cuanto al sexo?.

— ¡¿Qué?! — preguntaron al unísono y avergonzados.

— Vamos, no se avergüencen, estamos en confianza y necesito saber cómo va su actividad sexual, ¿es muy activa?.

— Bueno...casi siempre — respondió Song Lan.

— ¿Algo nuevo en tu cuerpo?.

— Mi cabello ha crecido.

— Sus caderas están un poco anchas.

— Y...me duele los..pezones.

— Bien, vayan a la sala de análisis, sólo tendrán que esperar media hora para el resultado y tienen que llegar directamente aquí, creo que ya sé cuál es tu diagnóstico pero mejor nos aseguramos con unos buenos análisis de sangre — tomó ambas manos de Xingchen y sonrió.

— ¿Voy a morir? — preguntó temeroso.

— Para nada, ya veremos el resultado.

Ambos jóvenes salieron del consultorio y se dirigieron al laboratorio de análisis. Una joven muy amable atendió a Xingchen mientras Song Lan estaba sentado en unas de las sillas esperando a su novio, lamentablemente sólo podía entrar una persona pero sabía que Xingchen estaría más que bien. El castaño por su parte, aguantaba el dolor de la aguja y se mordió los labios, una vez terminado todo, la señorita le puso un algodón y le hizo doblar el brazo.

— Espera media hora, te llamaremos en cuanto estén los análisis.

Ella salió y se perdió por un pasillo con sus muestras de sangre. Xingchen se sentó en el regazo de su novio que lo abrazó por la cintura.

— ¿Cómo te sientes? — apoyó la mandíbula en el hombro de su pareja y este soltó un suspiro.

— Un poco cansado — aún tenía el pensamiento de que algo malo pasaba y hasta podría morir.

Un rato después, la misma señorita les hizo un llamado para que puedan recoger sus análisis. El que lo recibió fue Song Lan ya que Xingchen estaba asustado. Subieron al piso dónde estaba el consultorio de la doctora y esperaron nuevamente su turno. Xingchen estaba afligido, tantos pacientes, niños en sillas de ruedas así como adolescentes, pero ellos reían, no parecían preocuparse por su enfermedad o lo que sea que tuvieran. Debía ser fuerte ante todo, Song Lan estaba a su lado y lo protegería, así como también lo ayudaría a atravesar cualquier dificultad.

La doctora en cuanto salió, los hizo pasar y le entregaron el sobre blanco que llevaba el nombre de Xiao Xingchen.

— Sois una bonita pareja — comentó y con una pequeña cuchilla para cartas la abrió.

— Nos conocemos desde secundaria — respondió el mayor con una sonrisa.

— Aunque llevamos poco tiempo, nos conocemos casi toda una vida — le siguió Xingchen apretando la mano contraria.

— ¿Y pensaron alguna vez en tener hijos? — leyó los resultados con una sonrisa.

— Dos — respondieron al unísono.

— Pero será después del matrimonio aunque parece que fuésemos casados — beso la mano del menor.

— Entonces...¿Ahora no pensáis tenerlos? — levantó una ceja.

— Por ahora no, lleva tiempo ver qué niño adoptar, los papeleos, aunque de eso nuestro amigo se encargará, sólo estamos esperando a buscar al niño adecuado.

— Interesante, ¿y si te dijera que estás esperando uno? — inquirió.

— Eso sería imposible ya que está científicamente.....¿qué quiere decir? — empezó a sudar frío.

— Felicidades, serán padres — sonrió la mujer mostrando sus hoyuelos.

— E-eso...eso tiene que ser una broma — pidió permiso para verificar sus análisis — Song Lan....es-estoy...¿Song Lan? — un golpe en seco se escuchó.

Song Lan se había desmayado y no sabía si era del susto, felicidad o que rayos pasaba por la cabeza del mayor.

Destiny - YiZhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora