56°

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Cada mañana lo mismo, sus sueños se habían vuelto más frecuentes, más claros y más confusos. Desde que acabaron con los Wen, esos malditos sueños no se detenían, y peor, aquel chico no dejaba de llorar y repetir lo mismo. "No pude...".

Le carcomía la curiosidad por saber qué era eso que no podía o no pudo. El dolor de Wei Ying era fuerte, que hasta él mismo lo sentía y, de alguna u otra forma, ambos estaban conectados, tenían el mismo dolor, mas era imposible saber qué era, ya que cada que quería preguntarle, siempre lo levantaban con los toques de la puerta, como en ese instante lo estaban haciendo. Ya tendría tiempo de consultar con su hermano, Xingchen o Xichen.

Yibo yacía a su lado durmiendo plácidamente, se había despertado como había dicho para ordenar su postre y ahora Xiao Zhan se levantaba de la cama para poder abrir la puerta que era tocada por tercera vez. ¿Por qué siempre lo levantaban de esa manera?.

Al levantarse, sus caderas sufrieron, sentía tanto dolor que perdió el equilibrio pero lo recuperó, así que se vistió con la bata blanca de seda y caminó lentamente hasta la puerta. Por suerte la habitación estaba dividido en dos partes dónde nadie podía ver la cama donde ellos dormían y entraban directamente a una pequeña salita. Todo estaba como lo habían encontrado, excepto por la habitación, no, ahí si estaban las sábanas en el piso al igual que su ropa. Se peinó con sus dedos y abrió la puerta. Un joven vestido de negro se quedó boquiabierto al verlo, seguro tenía malas fachas pero aún así sonrió.

— Buenos días, señor Wang, he traído su desayuno, he sido inoportuno, no pensé que estuviera....

— Señor Wang — murmuró para sí mismo — me gusta como suena eso, y descuida, vamos, pasa — sonrió aún más y se hizo a un lado.

— Esperamos que esté disfrutando de nuestro hotel, señor Wang — dejó la carretilla de metal con los platillos cubiertos.

— Es el mejor hotel, tiene increíble vista, una buena comida...— la bata se deslizó por su hombro y la volvió a su sitio, pero no se quedaba quieta — y es genial.

— Estamos para...servirle — ese chico que tenía frente a él era el más apuesto que había visto, esperaba que se quedara más tiempo en hotel y servirle más seguido.

— Much....— una sábana pasó por delante de su rostro y le cubrió el cuerpo entero, sólo sus ojos quedaron descubiertos.

— Gracias — le extendió al chico sonrojado un par de billetes.

— Permiso — lo tomó y se retiró.

— Bo-di...— lo llamó un poco nervioso y se giró lentamente hacia el chico con rostro inexpresivo — no te enfades, cariño, estaba tocando y...

— No me has despertado — no estaba enojado, pero le daban celos el como ese chico lo había mirado de pies a cabeza.

— ¿Ves esto de aquí? — se quitó la sábana y señaló su pecho y hombros desnudos — lo ha visto.

— Mmn — sonrió de lado y se acercó a besar los gruesos labios.

— No puedo mostrar nada pero mírate, no llevas nada más que pantalones, no es justo, Bo-di — hizo un puchero y se cruzó de brazos, ahora él estaba celoso.

— Tienes un cuerpo único, eres diferente a los demás, eso te diferencia de ellos, por ese motivo, Wen Mao te llevó con él y no te asesinó ahí mismo.

— Oh, mi hermoso Sherlock Holmes es tan inteligente — se abrazó al cuello de Yibo.

— Mmn — se dejó besar — tu regalo.

— Ahora si quiero abrirlo, ¿dónde está? — se separó emocionado, ahora si tenía las fuerzas para poder abrir lo que sea que le haya regalado su conejo.

Destiny - YiZhan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora