La ayuda

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Persefone

Por fin ha acabado la fiesta y con Apolo hemos llegado al templo de sol, la verdad es muy bonito lastima quien es su dueño, las paredes son de mármol, con tallados asombrosos, la sola sala es increíblemente lujosa y no se porque pero al verla me recuerda a Hades.

-¿Quieres un poco de vino?- Me pregunta y me sorprendo al ver que esta algo ansioso.

-No...no quiero- Estoy tan asustada que mi respuesta sale con un hilo de voz demasiado bajo.

-Entonces vamos a que te muestre nuestra habitación- Dice mientras me toma de la mano y me lleva por un pasillo hasta detenernos frente a una enorme puerta de oro con la imagen del sol estampada en el centro.

Al entrar quedo maravillada ante lo hermosa que es la habitacion aunque todas las decoraciones hagan referencia al sol. Me tenso en el momento en que Apolo me abraza por detrás y se inclina para besar mi cuello.

"No me toques".

Trato de apartarme pero él me lo impide, me guía hasta la cama prácticamente a rastras y allí me tumba para luego ponerse sobre mi.

-Apolo...espera- Pido al sentir sus manos sobre mis senos que gracias a todo lo divino estan protegidos por mi vestido y mi sostén.

-Estoy cansado de esperar- Agrega al tiempo que me estampa un beso, poco a poco sus manos llegan hasta mis caderas y levantan el vestido para que mis piernas queden expuestas.

Las lágrimas no tardan en salir mientras observo hacia la ventana que deja apreciar a lo lejos el Olimpo. Apolo se separa y cuando lo vuelvo a ver su rostro se desfigura para luego tomar la forma del hermoso rostro de Hades, con sus llameantes ojos rojos.

"Siempre veras mis ojos cuando te hagan el amor".

Por un momento sucumbí a los besos y caricias de Apolo hasta que este me llama, "mi florecita".

"Yo no soy su florecita, soy la hermosa princesa del Dios del Inframundo".

-Apolo...¿no me darás un regalo por nuestro matrimonio?- Pregunto y él me observa entre confundido y nervioso.

-Bueno, no se que te podría gustar- Agrega mientras se separa solo un poco.

-Se nota lo enamorado que estas- Digo sarcástica y él sonríe para luego atrapar mis labios entre los suyos pero lo aparto.

-Tu ganas, ¿que quieres que te regale?- Inquiere de manera coqueta.

-Te agradecería si dejáramos esto de la luna de miel para mañana, estoy muy cansada y lo único que quiero es dormir- Pido y él me mira con el ceño fruncido.

-No, he estado esperando esto por mucho tiempo- Alega y vuelve a tratar de besarme pero lo detengo.

-Por favor Apolo, hoy no tengo fuerzas y si lo dejamos para mañana te juro que no te arrepentirás- Suplico con un gesto dulce y él no tiene mas opción mas que acceder.

-Bien pero dormire abrazado contigo esta noche- Agrega y yo asiento ya que no es mucho lo que pide además puede ser peor.

La verdad es que no mentía cuando le confesé lo de mi cansancio, cuando estuve con Hades en la oficina de Zeus quedé mas que satisfecha y agotada, me sorprende que alguien tan tierno, cariñoso y amoroso como él puede hacer esas cosas a una mujer, es mas que increíble ver que el Dios del Inframundo puede elevarte hasta las estrellas y dejarte caer para aterrizar suavemente en sus fuertes brazos.

Apolo se desviste quedando solo con su ropa interior y no tengo mas opción que hacer lo mismo.

-Quitate el sostén, es malo dormir con esas cosas- Pide mientras se acuesta en su lado de la cama.

UN AMOR GRIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora