Mortales

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Persefone me observa con el miedo reflejado en su rostro mientras sostengo el sobre en mis manos, "no lo he leído y ya se que pasara algo malo". Lo abro despacio, conteniendo el aliento mientras saco la carta y la empiezo a leer mentalmente.

"Escuchame bien Aidoneo, yo les he perdonado muchas estupideces pero que secuestraras a mi hija es algo que no pienso tolerar. ¿En que cabeza cabe el secuestrar una sobrina?, ¿enloqueciste?, seré breve pues la rabia que tengo no me permite expresarme con claridad. Tienes veinticuatro horas para devolverme a mi hija de lo contrario el Inframundo tendrá que irse buscando un nuevo rey".

Persefone me mira con preocupación al ver que mi rostro refleja tristeza pero... "Debo tener fuerza por los dos".

-Tranquila, no dejare que nada nos separe- Digo al tiempo que rasgo la carta a la mitad y la tiro a la basura.

-¿Que va a hacer mi madre?- Pregunta algo temerosa pues no deje que leyera la carta.

-No lo se, lo único que se es que no puede hacer nada si estamos aquí en el Inframundo- Digo y ella sonríe ligeramente.

-Vamos a conocer el Inframundo- Pide y yo asiento para luego tomarla de la mano.

Llegamos a un risco desde donde podemos ver a Caronte en medio del río, en una de las orillas las almas recién llegadas y en la otra esta Cerbero custodiandolas manteniendo un semblante amenazador.

-Esa criatura, ¿que es?- Pregunta Persefone señalando al guardián del Inframundo.

-Se llama Cerbero y es mi perro además de ser el Guardián del Inframundo- Explico y ella lo observa fascinada.

-Las mujeres que me secuestraron, ¿quienes son?- Inquiere mientras se sienta en una roca .

-Son las Furias, custodian la entrada al Tártaro. Lamento si fueron rudas pero ellas no conviven mucho además de que no hacen caso a nadie- Explico sin dejar de observar el panorama de las dos orillas.

-Mi madre podría dejar de hacer fértil la tierra- Suelta entristecida.

-No me importa, no nos afecta en nada...

-A los mortales si- Me interrumpe algo angustiada.

-Tu lo dijiste, a los mortales- Le recuerdo y ella frunce el ceño.

-¿No te preocupan?- Inquiere algo molesta.

-No realmente, solo miralos, desde donde los veas son pequeños como hormigas- Digo y ella se lleva las manos a la cintura .

-Si pero es fascinante sus ganas vivir, su lucha por conseguir lo que necesitan- Los defiende haciendo que me enfade.

-¿No te parece gracioso que luchen por lo que creen que necesitan cuando en realidad lo hacen por su maldito capricho?- Inquiero y veo como una corona de rosas con filosas espinas aparece en su cabeza.

-Ellos luchan por conseguir el alimento- Agrega en un tono elevado.

-Si, no me cabe la menor duda de que luchan por conseguir el "alimento" que tanto necesitan, al punto de matar a otro mortal- Espeto haciendo que ella se cruce de brazos.

-Se supone que debemos ser buenos con ellos- Gruñe sin dejar de observarme con enfado.

-¿Crees que no soy bueno con ellos?, he tratado de guiarlos cuando llegan, los he ajusticiado...

-¿Has intentado conocerlos?- Inquiere molesta.

-No, no tengo porque interesarme en sus vidas ya que estas terminaron- Respondo mientras me cruzo de brazos.

-¡No puedes ser tan insensible!.

-¡Puedo ser tan insencible con ellos como me venga en gana!.

-¡Claro, por haber tenido una infancia traumática es que ahora te volviste un monstruo como tu padre!- Grita para luego llevarse cubrirse la boca con su mano.

En el momento en que oigo sus palabras siento un nudo en mi garganta que me anuncia que estoy al borde de las malditas lagrimas, "no voy a llorar, no frente a ella".

-Hades, lo siento, no quise...

-Se acabo el tour- Digo para luego hacernos aparecer en nuestra habitación del castillo.

Persefone se sienta en la cama en silencio mientras yo me quito la camisa para luego entrar al baño, "el agua fría calmara mi enfado", mientras estoy en la bañera no logro dejar de pensar en lo que me dijo Persefone y siento como mis mejillas empiezan a ponerse cálidas.

"Estoy llorando".

-Hades, dejame hablar contigo- Pide desde la habitación.

Salgo del baño con una toalla negra alrededor de mi cintura y camino hacia el armario, ignoro cualquier suplica de Persefone para entablar una conversación pero ella no se da por vencida.

-Escuchame- Pide mientras me toma del brazo para impedir que me vaya.

-Sueltame- Le ordeno con tono severo.

-Lo siento, no quise hacerlo...es solo, que me enfado que fueras tan malo y despreocupado con los mortales- Explica mientras las lágrimas ruedan por su mejilla.

-Iré a dormir a la habitación de al lado- Digo para luego salir con mi pijama.

Estando en mi nueva habitación, me visto y me tumbo en la cama enfocando mi atención en un libro llamado, "El Túnel". Básicamente es de un mortal que asesino a la única mujer que realmente amo, al igual que yo no queria mucho a los de su especie ya que al parecer los consideraba hipócritas entre otras cosas.

Después un par de horas veo que ya son casi la una de la mañana por lo que decido dormirme y justo cuando apago la lampara golpean la puerta. Me levantó y al abrirla veo a Persefone con una de mis camisas a manera de pijama mientras se muerde el labio inferior por lo que me da a entender que esta nerviosa.

-Lamento despertarte, ¿puedo dormir contigo?, es que siempre acostumbro a dormir con alguien- Agrega por lo que me aparto de la puerta para que ella entre.

Por fin estamos acostados pero yo le estoy dando la espalda ya que no quiero entablar una conversación que no llevará a ninguna parte.

-Lo siento por decir eso, prometo no volver a molestarte- Dice en un tono triste. -Mañana volveré con mi madre si eso quieres...

-¡No!- Grito debido al pánico.

-Pero...pense...

-No, no me dejes, lo que me dijiste me dolió mucho, aun me duele pero me dolería mas si me abandonaras- Digo mientras la abrazo con fuerza y ella a mi.

-Entonces, ¿no estas molesto?- Inquiere mientras se sube a mi regazo.

-Después de ese susto, se me fue el enojo- Respondo con una sonrisa .

-Podemos...podemos...

Persefone esta tan sonrojada que la hace ver aun mas tierna.

-Mañana haremos todo lo que quieras, por ahora solo quiero abrazarte- Digo y ella sonríe para luego estrecharle en sus brazos.

-Prometeme que asi serán todas nuestras peleas- Pide para luego besarme el cuello.

-¿Como?- Inquiero confundido.

-Que siempre terminaremos abrazados y felices- Explica y la beso en los labios con cariño.

-Lo prometo- Digo y ella vuelve a besarme.

"Demeter no me arrebatara a mi hermosa princesa, si tengo que ser como mi padre para no perder a Perse lo haré sin importar cuanta repulsión me cause ser un monstruo"

UN AMOR GRIEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora