UN AMOR GRIEGO

No Soy Un Padre Perfecto

Unos años después.

-Te extrañaremos- Digo mientras me inclino para colocar mi frente sobre la de Persefone.

-Tambien los extrañare- Dice entre lágrimas mientras me da un apasionado beso que esta cargado de sentimiento.

-Que asco- Agrega Zagreo en un tono frío y distante como suele ser.

A pesar de sus tres años puede hablar perfectamente además de que suele hacerlo con una fluidez increíble, con el paso del tiempo nos dimos cuenta que Zagreo es un niño bastante perceptivo, audaz, ágil, temerario y muy poco expresivo. No se le ve llorar o reír, siempre tiene una expresión seria, la única vez que sonrió fue cuando Macaria empezó a dar sus primeros pasos y se termino cayendo al suelo, al parecer eso le hizo gracia pero eso fue hace casi un año.

-Mami- Solloza Macaria a quien sostengo con uno de mis brazos pues en el otro tengo a mi hermosa Melinoe quien pronto cumplirá diez meses.

-Mi hermosa, te voy a extrañar mucho- Agrega Perse al tiempo que llena su rostro de besos.

-No sean dramáticos, no es la primera vez que se va además de que volverá en seis meses- Espeta Zagreo para luego cruzarse de brazos.

-Tambien te extrañare a ti, mi hermoso principe- Dice Perse para luego agacharse y abrazar a Zagreo con fuerza.

Zagreo no le devuelve el abrazo...bueno, no de la forma tradicional, sus abrazos son solo apoyar su cabeza en el hombro pero aparte de eso...no hay más.

En definitiva mi hijo es una constante preocupacion, tiene demasiado poder que no puede manejar, al parecer heredo mis poderes y los de Perse pues hace unos días hizo crecer una flor aquí en el Inframundo, su madre se sorprendió pues a ella le costo un poco hacer crecer algo por su propia cuenta ya que por lo general las plantas crecían cuando ella se alteraba de alguna forma. Supimos que heredo mis poderes cuando Perse hizo crecer un hermoso jardín y Zagreo en un ataque de rabia lo hizo morir de una manera realmente rápida.

-¿Quieren que les traiga algo?- Pregunta Perse al tiempo que le da un beso a Melinoe.

-Solo trata de comunicarte con nosotros de vez en cuando- Pido y ella asiente algo triste pues ya es hora de que se marche.

-Adiós...los amo- Suelta para luego salir del Inframundo hacia el Olimpo en donde su madre debe estar esperándola como siempre.

Hablando de Demeter, sigue odiandome y no me perdona que me casara con su hija, tampoco nos perdona el hecho de que ninguno de nuestros hijos naciera en el Olimpo pues de nacer allí tendría que permanecer allá y eso es justo lo que Perse y yo no queríamos además de que...

Flashback.

El día de la boda.

-No estés triste amor- Digo al ver que Perse esta decaída al saber que su madre no podrá venir.

-Es solo que...quiero que este conmigo- Explica y yo asiento.

Después de beber y festejar unas horas llega el ser a quien mas he odiado desde la mañana.

-¡Mamá!- Exclama Perse al tiempo que la abraza.

-Hija- Dice Demeter abrazándola con fuerza.

Se ven muy lindas juntas tanto que no quiero que Demeter empiece a arruinar este día tan especial. Me acerco a ellas con Zagreo en brazos y de inmediato se separan.

-Hola Demeter, ¿como estas?- Pregunto tratando de mostrar mi mejor sonrisa.

-Un idiota bueno para nada se casó con mi hija, ¿como crees que estoy?- Inquiere molesta al tiempo que se cruza de brazos.