Persefone
Después de que Apolo se marchara al trabajo, salgo al jardín para arreglar el rosal pues Apolo no tiende a prestarle atención y ahora se esta marchitando, mientras lo arreglo me pincho el dedo indice en el momento en que toco el tallo y una de las espinas se incrusta en mi dedo.
-Oye, yo te estaba cuidando no tenias porque hacer eso- Regaño a la planta al tiempo que retiro la espina.
Veo como un hilito de icor rueda por mi dedo, la herida no es profunda pero aun asi duele y justo en ese momento por el rabillo del ojo veo una hermosa flor en medio del jardín.
-¿De donde saliste?, yo no te hice crecer- Digo mientras me acerco a ella.
Es una flor extraña pero la he visto en alguna parte aunque no recuerdo donde. Al tomar la flor una gran grieta se abre en la tierra... No se porque pero de repente me senti feliz, no sentí miedo solo felicidad y nada mas. En ese momento tres mujeres con alas de murciélago y piel pálida aparecen ante mi por lo que mi miedo por fin se hace presente.
-Es ella- Dice una de las mujeres la cual tiene unos intensos ojos rojos.
-Bien, Tisifone, tomala y vamonos- Dice una de ojos azules.
La de ojos verdes se aproxima a mi de manera severa como un depredador dirigiéndose hacia su presa, empiezo a correr pero la de ojos azules aparece frente a mi cortandome el paso y la de ojos verdes me toma de la muñeca para luego estrecharle contra su cuerpo como si me estuviera abrazando.
-¡Sueltame, dejame ir!- Grito entre suplicando y ordenándole pero esta solo se ríe.
-Mira que niña mas berrinchuda- Agrega la de ojos azules.
-Vamonos- Ordena la de ojos rojos.
Las tres extrañas mujeres abren sus alas para luego volver a introducirse en la grita la cual se cierra en cuanto pasamos por ella, forcejeo todo lo que soy capaz pero nada me funciona además de que la mujer clava sus uñas en mi brazo haciendo que este duela. Ella me tiene abrazada mientras vuela por el oscuro lugar, no se como pueden ver algo aquí, yo apenas y puedo ver lo que hay a un metro de distancia.
El aire es frío, pesado además de que se siente una energia negativa casi podria decir que depresiva. Las mujeres vuelan cerca de el suelo por lo que logro ver un río y un barco.
"Momento...ya he estado aquí".
-¡Caronte!- Grito y el anciano barquero dirige su mirada hacia mi pero esto solo dura un instante pues la mujer vuela a gran velocidad.
Al cruzar el río veo a un enorme perro de tres cabezas que me hace poner nerviosa..."lo conozco he oído de él pero no logro recordarlo", atravesamos el frío lugar hasta que una tenue luz, llama mi atención, al dirigir mi mirada hacia su origen veo a unos mortales solo que son mucho mas diferentes pues son casi transparentes y desprenden un brillo azul. El camino por el que transitan lleva a una cueva la cual creo debe estar aborratada de personas pues la fila de mortales es infinita tanto asi que no logró ver ni su comienzo ni su final.
Llegamos a lo que parece ser un castillo antiguo, es enorme y sus ladrillos parecen ser hechos con un material extraño pues son negros y tan lisos que pareciera que no tuvieran ni una sola imperfección. Las tres mujeres aterrizan en la entrada del castillo la cual es una enorme puerta que exige respeto debido a su tamaño, la mujer de los ojos rojos toca la puerta con cinco golpes secos y después de esto la puerta se abre dejándome ver a una mujer que es igual a los mortales que acababa de ver.
-Llevame con tu señor- Ordena la de ojos rojos.
La joven mortal nos observa a las cuatro para luego caminar por un pasillo que se encuentra a la derecha del recibidor.
-Si sigues de fastidiosa te golpeare para que seas mas manejable- Me regaña la de ojos verdes pues vuelvo a forcejear para librarme de su agarre pero nuevamente fracaso.
Llegamos a una enorme sala del trono, mucho mas amplia que la del Dios de Dioses que de por si ya es considerada la mas grande. Tiene amplias columnas las cuales tienen la forma del enorme perro que vi en la entrada, el suelo es blanco como si se tratase de mármol pulido por lo que causa una extraña sensación con las paredes negras, al final de la sala hay un enorme trono de ébano en forma de cabeza de perro que pareciera que estuviera gruñendo pues muestra sus grandes y afilados dientes por lo que su hocico es el asiento y la frente del can es el respaldo.
En el trono veo a un hombre alto, con la piel y el cabello blancos como el papel pero sus ojos son de un azul eléctrico. Este hombre viste con traje de negocios negro como los que suele usar Hades.
-¿Donde esta tu señor?- Pregunta la mujer de ojos rojos la cual me causa escalofríos.
-El rey se encuentra resolviendo unos asuntos en la empresa pero me ha dejado ordenes de atenderlas asi que dejen a la princesa, vayan a la biblioteca y hablare con ustedes en un rato- Dice el hombre de manera seria.
-No tenemos tiempo, regresaremos a nuestra labor pero dile a tu señor que lo visitaremos muy pronto- Agrega la mujer de ojos rojos para luego salir del lugar.
-Me divertí mucho contigo princesita, espero verte pronto- Dice la mujer que me atrapo en el jardín solo que ahora me esta soltando.
Las mujeres desaparecen entre carcajadas malvadas que hacen que les tenga un poco de miedo.
-Usted- Dice el hombre refiriéndose a mi- Acompañeme, le mostrare su habitación- Agrega para luego caminar por un pasillo que se encuentra atrás del enorme trono.
-Disculpe, creo que esto es un malentendido- Digo mientras me apresuro a alcanzarlo.
-Por favor, cierre la boca, no me gusta el ruido- Dice sin siquiera mirarme.
-Le estoy diciendo que es un malentendido, yo no debo estar aquí, asi que si me disculpa...volveré a mi hogar- Agrego para girar y volver hacia el salón del trono pero antes de poder salir el hombre me toma del brazo y me acorrala contra la pared.
-No pienso aguantar los berrinches de una diosa menor- Espeta para luego alzarme y llevarme sobre su hombro.
Golpeo su espalda con fuerza pero esto parece no importarle por lo que me doy por vencida, caminamos por el que creo es un pasillo infinito ya que hemos caminado varios minutos hasta que por fin empezamos a subir una escalera en caracol que aparece al lado izquierdo, al llegar a lo que creó es el segundo piso, continuamos caminando por el pasillo y volvemos a subir otras escaleras, dejamos atrás el tercer y cuarto piso que se conectan con la misma escalera. Al llegar al quinto piso, caminamos por el pasillo dejando atrás tres puestas blancas, "bueno todas las puertas que he visto en este lugar son blancas", entramos a una que tenia un símbolo extraño en la puerta la cual da paso a una habitación.
Es amplia y hay una enorme cama con frazadas rojas y cojines negros, tiene un tocador, varios productos de belleza, un armario y una puerta la cual esta abierta por lo que puedo ver un amplio baño.
"Odio admitirlo pero es hermoso".
-Espere aquí, pronto vendrán a verla- Dice al tiempo que me arroja a la cama para luego salir de la habitación.
Me levanto rápidamente y corro hacia la puerta pero esta se encuentra cerrada desde afuera,"el invernadero", corro hacia la ventana y pude sentir vértigo al asomarme por el balcón, pensé que estaba en el quinto piso pero esto parece el décimo, este castillo es un laberinto, podría intentar bajar pero si caigo...llegaría directo al frío y duro suelo.
-No, no, no, no...¡Ayudaaaa!, ¡Ayudaaaaame Hades!.
Grito hasta que la garganta me duele demasiado por lo que me tumbo en la cama y hago lo único que puedo hacer bien, lloro hasta que mis ojos arden, mis lágrimas ya no fluyen pero aun asi sigo sollozando mientras abrazo la almohada y veo como mi cabello empieza a crecer por el estrés, tengo mis mejillas pegajosas por las lágrimas y lo único que hago es seguir llorando pues como Apolo lo dijo, "soy una diosa menor".
-Hades- Musito en un tono de voz tan bajo que apenas pude oír mis propias palabras.
Después de pensar en como escapar y llegar a la conclusión de que es imposible me quedo profundamente dormida y mi ultimo pensamiento antes de dormirme es, "¿que clase de monstruo puede dejarme en este tormentoso encierro?"
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UN AMOR GRIEGO
RomanceDime que no tenias hambre ese día. Dime que no es por lo que tienes que quedarte Convenceme de que tu quieres estar aquí; Que no es mi trato lo que te mantiene tan cerca. Tu me elegistes a mi. Tu me amas. No hay necesidad de hablar, yo se porque te...