Harry era un chico de 16 años, muy callado y sin amigos. Dedicados a sus estudios y a su familia.
Louis era un chico de 18 años, alegre y con muchos amigos. Dedicado a salir y a pasarla en grande sin importarle nada.
El ojivede era nuevo en la escuela y no conocía a nadie. Iba solo de pasillo en pasillo, buscando un alma que se apiadara de él, y lo ayudara a conocer el lugar.
El ojiazul era hijo de la directora y todo el mundo lo conocía. No solo por ser el hijo de la que mandaba en el lugar, sino también por su buen sentido del humor para todo.
Harry era muy bueno en filosofía, de hecho, era la única materia que amaba. Salía excelente en todas las evaluaciones, sentía que estaba hecho para la filosofía.
Louis odiaba filosofía, si fuera presidente, la quitaría. No le gustaba en absoluta, era la única materia que lo sacaba de quicio rápidamente.
Harry ya se había acostumbrado al colegio, pero no tenía amigos. Ni mucho menos a alguien con quien hablar.
Louis estaba aburrido en la universidad, lo habían invitado a tres fiestas más. Pero por una extraña razón no quería ir a ninguna
Harry fue llamado por la directora para hablar.
Louis fue llamado por su madre.
El rizado espero que la directora se desocupara, con lo que quiera que estaba haciendo, para que lo pudiera atender y así irse temprano a su casa.
El castaño recibía el sermón de cada día, por parte materna, de que tiene que estudiar más para mejorar sus calificaciones.
Harry entro al despacho después del llamado. Entrando nervioso con la mirada baja
Louis se tocaba las sienes de lo molesto que era venir donde su madre y que le dijera lo mismo de siempre "Tienes que estudiar más si quieres salir adelante".
Harry mira a Louis.
Louis no lo nota.
-Bueno Louis, él es Harry. -Louis no lo mira. Ni siquiera se percata de la presencia del otro muchacho- ¿No dirás nada, Louis? –Vuelve a decir su madre en un tono de enfado por ver lo mal educado que se comportaba su hijo-
-Hmm... Sí... Hola. –Respondió en un tono seco y sin interés-.
-Harry toma asiento por favor. –el chico hizo caso y se sentó a lado de Louis. Este lo miro por primera vez desde que había entrado- Harry, te he llamado porque sé que tienes buenas calificaciones. -El rizado solo asentía a las preguntas que le hace la directora del colegio. Louis lo seguía mirando como que si fuera una obra de arte que hay que admirar con sumo cuidado- ¿Me harías el gran favor de ayudar a mi hijo?
-No lo sé. –respondió dudoso mirando a Louis. El castaño miro a su madre con mala cara sin gustarle la idea de que le enseñen-
-Solo será un mes, te prometo que eso te subirá calificaciones. –La directora trataba de convencer a Harry, pero este no quería buenas calificaciones, él se bastaba solo para salir bien, sin la ayuda extra de nadie-
-No tienes que aceptar. –respondió el castaño suspirando. Con una leve decepción de que el chico no aceptara a ayudarlo- Mamá, yo puedo solo.
-Si quieres... mmm.... Puedo ayudarte –susurro el rizado mirando al chico que tenía a su lado, este le devolvió la mirada-
-No se diga más, mañana a las 3 en nuestra casa. –Dijo feliz la madre de que su hijo recibiera ayuda de un chico tan bueno como Harry-
Harry se encontraba en la puerta de la casa del castaño, con los nervios de punta, secaba el sudor de sus manos con su pantalón. Tomo aire y toco la puerta con toda la valentía del mundo.
-Hola... mmm –titubeo Louis al abrir la puerta sin recordar el nombre del chico. Pues no le había prestado mucha atención que digamos el día que su madre lo había presentado-
-Harry –contesto el rizado al ver como se debatía el chico parado en la puerta por recordar su nombre-
-Claro. Pasa. –El castaño se hizo a un lado permitiéndole al ojiverde ingresar a la casa. Se sentó en un sofá que estaba cerca, sacando su libro. Comenzó hablando sobre la filosofía, su materia preferida, explicaba todo un poco nervioso, hasta que termino. Louis lo miraba atentamente. El rizado al finalizar la explicación, dudaba entre si preguntarle si entendió o no entendió. -¿Entendiste? –Pregunto por fin un poco nervioso-
-La verdad, no coloque atención... –respondió en un susurro el castaño. No había prestado atención ni una cuarta parte de lo que había hablado su acompañante-
-Creo que soy malo explicando. –Dijo Harry bajando la mirada a sus manos entrelazadas en su regazo en donde se encontraba el libro- Es mejor que me vaya.
-No, no lo eres. –Respondió rápidamente el ojiazul para evitar que Harry se fuera- El problema es que eres muy guapo y fue inevitable dejar de mirarte. –comento logrando que las mejillas de Harry ardieran en un tono rosado fuerte. Este solo sonrió al ver lo que sus palabras causaban en el otro- Pero no te sonrojes –y esto solo logro que el menor se sonrojeara más- Aunque pensándolo bien, sonrojado te ves más guapo –susurro acercándose y dándole un pequeño beso en la mejilla a Harry- ¿Te lo han dicho antes? –pregunto. ¿Pero qué clase de pregunta es esa? Obviamente al tener un chico tan hermoso al frente suyo, muchos o muchas ya le habían coqueteado. El más alto pero a la ves el menor solo negó con la cabeza con la mirada en las puntas de sus botas. El castaño se sorprendió por su respuesta ¿Nadie en su vida le había dicho que era guapo?- Pues te lo digo en este momento yo. Eres muy guapo Harry –el mayor empezó a arrecostarlo en el sofá poco a poco, cuando estuvo a punto de besarlo en los labios al rizado, se escucharon unas pisadas provenientes de las escaleras. Se separó del chico que se encontraba debajo de él. Sin antes susurrar- Para la próxima no te salvas.
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One Shots {Larry Stylinson}
FantasyOne Shots, desde el más cliché, hasta el más original.