-La navidad es compartir la alegría de vivir. Navidad, navidad dulce navidad es un día de alegría y felicidad. -las niñas seguían cantando alrededor de su hermano mayor. Este sentía que en cualquier momento se volvería loco por aquella cancioncita que estaban repitiendo una y otras vez- Hey, navidad, navidad....
-¡Niñas! -exclamo cansado- Por favor por lo que más quieran dejen de cantar esa canción, mis oídos explotaran. -las gemelas callaron de una vez con sus ojitos aguándose al instante- Oh mis amores lo siento tanto. -dijo arrepentido- No fue mi intención.
-No te gusta la navidad -susurro Daisy- Ni siquiera porque es tu cumpleaños.
-Claro que si me gusta -contraataco Louis-
-Demuéstranoslo -lo reto la pequeña Phoebe- Tienes que llevarnos al centro comercial a ver a santa.
-Está bien, las llevare. -se rindió. Sabía perfectamente que sus hermanas a pesar de ser pequeñas no darían el brazo a torcer-
-¡Sí! ¡Santa! -exclamaron ambas felices y salieron corriendo por toda la casa-
Louis suspiro rendido. Tenía que ir, no podía hacer más nada.
Sabía que navidad era una fecha importante, y no solo por su cumpleaños, sino que también esas fechas las familias se reunían en sus hogares a compartir. Las parejas se demostraban todo su amor y se prometían que pasarían los siguientes años juntos. Pero él no tenía esa persona especial. La tenia, pero no era correspondida.
Estaba ciegamente enamorado de un chico alto, de ojos verdes, con su cabello hermosamente enrollado. Una voz tan ronca pero tan angelical al mismo tiempo.
Sacudió su cabeza al mismo tiempo que terminaba de vestirse, era mejor no alucinar y crear fantasías donde no las había. No podía seguir torturándose de esa manera, pensando en aquel chico que a lo mejor y ni sabía de su existencia de vida.
-Vamos chicas, apúrense, llegaremos tarde –grito desde la sala Louis. Las niñas llegaron corriendo hacia donde estaba su hermano saltando de emoción. -¡Mama me llevo a las niñas a ver a santa!
-Mucho cuidado Louis –grito la mama desde la cocina-
Las gemelas y el chico mayor salieron de la casa. Una de las ventajas de vivir en la ciudad era que el centro comercial quedaba cerca. Caminaron unas siguientes cuadras, mientras las niñas iban alegres saltando de un lugar para otro. Louis solo se concentró en mirar a la casa de su vecino. A ver si lo lograba ver, pero para su mala suerte. No lo vio.
Llegaron al centro comercial. Y había una fila un tanto larga para poder ver a santa. Así que se colocaron a hacer la fila mientras llegaba su turno.
-Louis –dijo la pequeña Phoebe desde abajo-
-¿Si bebé?
-¿A ti aun te gusta el chico bonito de los rulos? –A Louis se le colocaron las mejillas rosadas por la pregunta de su hermana. Y es que a pesar de ser tan pequeña ella lo sabía todo-
-Si amor –dijo tímido- ¿Por qué?
-Solo quería saber –dijo entre risillas-
El chico estaba sentado en una silla esperando. No tenía otra cosa que hacer. Salió muy temprano de su casa. Lo llamaron para ofrecerle un pequeño trabajo y el por falta de dinero acepto. El trabajo no era fuerte. Solo tenía que estar en el centro comercial, en una tienda, atendiendo a niños que gritaban de aquí allá, pidiéndole regalos a santa.
Y si, él era el que se iba a disfrazar de santa. Para complacer a todos aquellos pobres mocosos que aun creían en un viejo gordo y con barba. Esos eran sus pensamientos, hasta que su jefe entro por la puerta.
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One Shots {Larry Stylinson}
FantasyOne Shots, desde el más cliché, hasta el más original.