—Hola, Astrid. —Hiroshi le sonrió con diversión—. ¿Buscabas algo... o a alguien...?
Ella trató de sonreír, pero su nerviosismo era palpable. ¿Acaso era miedo lo que vislumbraban sus grandes ojos color miel?
—H-hola —tartamudeó un poco la chica—. N-no pensé volver a encontrarte hoy...
Tampoco él, pero desde que había visto al idiota de los lentes en la barra, había imaginado que ella estaría cerca. Si algo había aprendido al vigilarla era que ese chico y la pelinegra nunca la dejaban sola. Qué molestos le resultaban los dos, sobre todo el listillo. Odiaba a los imbéciles como él.
Sin embargo, la simple presencia de Astrid lo hacía olvidar el resto. Lucía increíblemente atractiva y ardiente esa noche. Lo estaba sacando de quicio y, justo cuando pensaba dejarla atrás, volvía a aparecer.
—Tampoco yo —respondió Hiroshi—. Supongo que esas cosas solo ocurren...
—Pues sí... —Ella seguía tratando de sonreírle, pero estaba demasiado ansiosa para su gusto. Estaba comenzando a desconfiar. No lo había reconocido, ¿o sí?
—¿Está todo bien, Astrid?
—Oh... sí, es solo que creo que me he pasado un poco con el alcohol...
Pensó que, efectivamente, podía ser eso. A fin de cuentas, estaban en un bar, solo no había imaginado que Astrid fuera ese tipo de chica fiestera. No obstante, verla con un poco de alcohol en sangre y con ese vestido tan sensual le provocaba un poco de morbo.
—¿Andas sola, Astrid?
—Eh... no realmente...
—Y... ¿tienes planes para más tarde? —No sabía a qué se debía esa pregunta, pero ya era muy tarde, lo había soltado.
«¿Qué pasa contigo, imbécil? Estás jugando con fuego», se dijo, pues sabía que estaba cometiendo un error.
Sin embargo, luego de dudar un instante, la chica le respondió algo que no era precisamente lo que esperaba escuchar:
—Eh... lo siento, pero sí tengo planes. Y... ya debo irme, me están esperando...
Astrid le sonrió una última vez y se dispuso a volver con sus amigos, pero la tomó por el brazo, deteniéndola.
—No deberías andar sola en este tipo de lugares, Astrid. —La miró directamente a los ojos—. Puede ser peligroso...
—Descuida... —Ella se soltó de su agarre—. Estaré bien.
Quedó desconcertado ante la actitud de esa chica, y esa era una sensación totalmente nueva para él. ¿Ella acababa de rechazarlo? ¿A él? Su ego estaba mortalmente herido. Usualmente era quien podía darse esos lujos, pero Astrid había pasado de él y lo había dejado solo.
Si fuera cualquier otra mujer no se rendiría tan fácilmente, en ese momento sacaría todos sus encantos y no pararía hasta llevársela a la cama. Pero no podía hacer eso con ella. Tenía que mantenerse lejos, era lo mejor.
Por ese motivo, comenzó a caminar hacia la salida del bar, ya era hora de largarse. Su trabajo había terminado y, si seguía ahí, no podría evitar volver a buscarla. Y no se rebajaría de esa forma bajo ninguna circunstancia.
Los Sakura nunca se rebajaban ante nadie, eso lo había aprendido de su abuelo.
¡Gracias por leer!
No olvides regalarme tu estrellita si te gusta la historia.
Este capítulo estuvo especialmente dedicado a KhristyX_
❤️
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El ángel de la muerte (Antes llamada "El último dragón rojo") © [✓]
Mystery / Thriller"La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno". -Walter Scott. ** Una chica inocente se ve envuelta por azar en un sangriento ajuste de cuentas de miembros de la mafia japonesa, conocidos como los "Dragones Rojos". A partir de es...