Capítulo 25

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Hiroshi se dirigió rápidamente a su habitación y cerró la puerta, maldiciendo

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Hiroshi se dirigió rápidamente a su habitación y cerró la puerta, maldiciendo. El dolor por la herida en su cabeza lo estaba torturando, pero no tenía tiempo para pensar en eso. Habían visto a Astrid y lo peor es que no había sido cualquiera: la había visto Takeshi, el hombre de confianza de su padre.

Todo estaba perdido. En ese entonces ya su padre debía estar enterado de la presencia de la chica, y no era conocido por ser un hombre demasiado comprensivo.

Sabía que le quedaba solo una opción, hacer una de las únicas cosas a las que le temía: enfrentar a su padre directamente.

Sin pensarlo demasiado, se acercó a su armario y cogió una camiseta limpia. No tenía tiempo para más nada, ni siquiera para vendarse la herida que seguía sangrando un poco. Astrid contaba con pocos minutos de vida, pues su padre nunca tardaba en cumplir su voluntad. Todo estaba en sus manos y él jamás lo había defraudado. Su cabeza era un manojo de pensamientos, ¿cómo se las arreglaría esa vez?

Bajó directo a la oficina de Akihiro, deteniéndose frente a la gran puerta de madera tallada. ¿Qué diablos estaba haciendo?

Suspiró profundo y entró a la habitación. Debía actuar como el hombre decidido que era. Ahí estaba Takeshi, así que no había opción: su padre ya lo sabía.

Akihiro estaba sentado tras su escritorio, desde el cual tomaba todas las decisiones importantes que concernieran los negocios o la familia. Lo miró, algo sorprendido, probablemente por su terrible aspecto. Pero luego dejó su expresión totalmente en blanco y se recostó en su silla con las manos entrelazadas en el frente.

Hiroshi hizo una pequeña inclinación y finalmente habló:

—Padre, necesito explicarle.

—Te escucho, hijo, realmente me gustaría saber quién es esa chica y qué hace en nuestra casa.

—Ella... —comenzó a decir sin poder mirarle a los ojos a causa de la vergüenza tan grande que sentía—. Ella es Astrid Greene, la sobreviviente de la tienda...

Al escucharlo, Akihiro no pudo ocultar su asombro y se incorporó en la silla.

—¿Cómo dices?

—La chica sobrevivió al disparo, pero no logró recordar nada importante. Por eso la dejé vivir, padre. Luego fue una coincidencia, fui a encargarme de uno de nuestros asuntos y el Miyasawa me atacó. Esa chica me salvó, pero me vio dispararle a ese bastardo... Yo... no quise hacerlo...

Su progenitor se quedó un instante en silencio. Era evidente que estaba atónito luego de haberlo escuchado. Finalmente, asintió.

—Comprendo, hijo —le dijo—, pero tú debes comprender que mantenerla viva aquí o en cualquier lugar es un riesgo que no podemos permitirnos.

—Padre —le habló, suplicante—, ella salvó mi vida, no puedo matarla.

—Comprendo, por eso no lo harás...

El tiempo pareció detenerse para Hiroshi mientras lo vio hacerle una señal a Takeshi.

Le había ordenado matar a Astrid.

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Este capítulo estuvo especialmente dedicado a Yui_Sparda
❤️

El ángel de la muerte (Antes llamada "El último dragón rojo") © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora