Capítulo 32

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«Casino Sakura», leyó Joshua en el enorme y colorido cartel lumínico

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«Casino Sakura», leyó Joshua en el enorme y colorido cartel lumínico. Había indagado con varias personas, y ese era el único establecimiento en toda la ciudad que estaba relacionado con el nombre que le había dado la mujer del bar. Tenía que ser ahí.

Había aparcado su auto bastante cerca y se había acercado con tranquilidad, como cualquier otro cliente. Tenía que reconocer que era un lugar muy llamativo visualmente y, una vez que entró, comprobó que el interior lucía incluso mejor.

Acaba de anochecer, así que no había demasiados clientes aún. Joshua suponía que mientras más tarde fuera, más se llenaría el local y más fácil le sería mezclarse entre la gente. Pero, igualmente, le resultaría más complicado encontrar alguna pista que lo ayudara a encontrar el paradero de Astrid.

Al parecer, todo el personal que trabajaba en el casino era asiático, desde los guardias de seguridad hasta las camareras. La decoración también era recurrente a muchos temas japoneses, como las flores de cerezo y los samuráis. El chico le ordenó un trago a una de las sonrientes camareras y, luego de que lo tuvo en sus manos, se sentó en una esquina del local observando con cautela y analizando todo a su alrededor.

Casi una hora más tarde todo continuaba increíblemente calmado. En aquel lugar todo indicaba orden y legalidad, pero él sabía muy bien que, si verdaderamente estaba relacionado con los Yakuza, esa era solo una fachada. No tenía idea de qué era lo que buscaba exactamente, pero el universo contestó sus plegarias. Sus ojos se encontraron, repentinamente, con una prueba fehaciente de que había ido al lugar correcto: era el chico problemático de aquel día, el mismo con el que casi había discutido en el bar.

Joshua lo vio entrar y lo reconoció al instante, ¿cómo iba a olvidar la cara de ese imbécil? Se levantó de su asiento y comenzó a seguir al desgraciado dejando una distancia prudencial entre ambos. Todos los empleados hacían una pequeña reverencia al verlo, así que él tenía que ser alguien importante en el casino. Una ola de ira lo recorrió, pero trató de controlarse. No le quedaban dudas: ese bastardo estaba relacionado con la desaparición de su mejor amiga, era demasiada coincidencia.

No obstante, sus intenciones de seguirlo se vieron totalmente frustradas. El bastardo cruzó una puerta que lo alejó del salón principal, y había mucha gente cerca como para colarse ahí.

Joshua se sintió muy impotente, todo había sido para nada. Sabía que esa gente estaba detrás de la desaparición de Astrid y seguramente también eran responsables por todos los demás asesinatos. Tenía que hacer algo al respecto, no podía quedarse de brazos cruzados.

¿Y si mantenían a Astrid encerrada en ese mismo lugar o en otro cercano? Él se aferraba a la idea de que ella seguía viva, tenía que estarlo.

No podía avisarle a la policía de lo que había visto porque, a fin de cuentas, no había visto nada. La presencia de aquel criminal tanto en el bar como en el casino no era una prueba de su culpabilidad, pero una corazonada le decía que no estaba en un error. Tendría que volver en otra ocasión, tendría que encontrar algo que mostrarle a la policía para que cambiaran el rumbo de la investigación.

No podía rendirse ni perder tiempo, no cuando se trataba de la vida de Astrid. Era capaz de hacer «cualquier» cosa por ella.

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Este capítulo estuvo especialmente dedicado a Chubby_girl1
❤️

El ángel de la muerte (Antes llamada "El último dragón rojo") © [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora