"La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno". -Walter Scott.
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Una chica inocente se ve envuelta por azar en un sangriento ajuste de cuentas de miembros de la mafia japonesa, conocidos como los "Dragones Rojos". A partir de es...
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Si algo no esperaba Hiroshi esa mañana, era que Astrid lo visitara. Había despertado con un muy mal humor luego de casi no poder dormir a causa de la conversación con su padre. Sin embargo, ver a la chica tan temprano, con toda esa belleza natural que la caracterizaba y usando la ropa de su hermana que le quedaba realmente corta y provocativa, levantaba definitivamente sus ánimos.
—Yo... —intentó decir Astrid—. Es decir, yo... me equivoqué de habitación...
Estaba evidentemente incómoda con la situación, y eso le resultaba muy divertido a Hiroshi. Él acababa de levantarse, por lo que tenía el cabello revuelto y estaba semidesnudo. Se le escapó una sonrisa ladeada al ver como Astrid lo evitaba con la mirada. Adoraba ponerla nerviosa.
«No te avergüences, Astrid, sé que hay mucho que mirar...», pensó y, luego de observar cómo las mejillas de la chica se tornaban de color rosa, decidió responderle:
—Pues no, Astrid, has llegado a la habitación indicada. Dime... —Acercó su mano derecha al rostro de la chica levantándole la barbilla para que lo mirara a la cara, pero ella la apartó de un manotazo. Estaba molesta—. ¿Qué se te antoja?
—Nada que te involucre a ti, estaba buscando a tu hermana —replicó Astrid, irritada.
—¿Y se puede saber qué querías con mi hermana?
—Pues sí, puedes saberlo. Me tienes encerrada todo el día sin absolutamente nada que hacer para pasar el tiempo, ¿quieres que me vuelva loca, acaso? Necesito algo en qué entretenerme para olvidar mi triste realidad, para olvidar sobre todo que existes.
—¿Solo quieres algo para entretenerte, entonces? —Hiroshi la miró y le regaló una sonrisa maliciosa—. ¿Por qué no lo habías dicho antes? Se me ocurren un millón de cosas «muy entretenidas» para hacer...
Hiroshi recorrió su musculoso pecho y su abdomen con su mano derecha de una manera muy sugerente, mientras se mordía el labio inferior y no paraba de mirarla. Una vez su mano llegó al borde de sus jeans, amenazó con bajar la tela y mostrar más de lo debido, pero Astrid palideció.
—¿Qué crees que haces, cerdo asqueroso? —le gritó, enojada, y él soltó una sonora carcajada de burla—. ¡Eres un imbécil! Maldito momento en el que se me ocurrió salir a buscar libros, ¡fue un grave error!
La chica dio media vuelta y comenzó a caminar rápidamente hacia su cuarto, mientras él continuaba riendo a causa del singular encuentro. ¿Libros? ¿Eso era todo lo que necesitaba? ¿Para eso había venido a tocar a su puerta? Eso era algo sencillo para él, así que, justo antes de que entrara, la llamó:
—¡Astrid! —Ella se detuvo, pero no se volteó a mirarlo—. Descuida, yo me encargaré de eso.
¡Gracias por leer! No olvides regalarme tu estrellita si te gusta la historia. Este capítulo estuvo especialmente dedicado a Vane_SanchezR ❤️