"La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno". -Walter Scott.
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Una chica inocente se ve envuelta por azar en un sangriento ajuste de cuentas de miembros de la mafia japonesa, conocidos como los "Dragones Rojos". A partir de es...
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Hiroshi tocó despacio en la habitación de su hermana y contuvo la respiración un instante. Su cabeza y su mano dolían intensamente, pero ya había sido herido en otras ocasiones, así que sobreviviría. No obstante, más que dolor físico, estaba experimentando un profundo dolor moral por el significado de lo que había hecho. Su abuelo estaría decepcionado, tanto o más que su padre, y eso no lograba perdonárselo.
Hikari se quedó paralizada al ver su estado cuando abrió la puerta, y no era para menos. La situación le causó algo de gracia por un instante, a tal punto que soltó una carcajada sarcástica que extrañó aún más a su hermana. Él, Hiroshi Sakura, estaba cubierto de sangre y herido como si se hubiera enfrentado a diez bastardos Miyasawa, y ni siquiera había salido de su casa.
Sin embargo, los ojos de su hermana se humedecieron al posarse en su mano izquierda. Ella sabía muy bien lo que significaba y comprendía su dolor. Cargaría con esa deshonra de por vida, y lo peor era que lo merecía.
Hikari lo llevó dentro, cosió hábilmente lo que restaba de su dedo y también la herida en su cabeza. No era demasiado grande, pero era necesario unir la piel o tardaría eternamente en sanar. Su hermana era muy buena para ese tipo de labores. Por lo tanto, era la encargada de remendarlo cada vez que alguien lo hería, aunque eso ya no ocurría con tanta frecuencia como cuando había comenzado a entrenar con armas blancas.
Ella no entendía su comportamiento. No entendía cómo había hecho todo eso y había enfrentado a su padre solo para proteger a una chica, justo después de que le rompiera un tazón en la cabeza sin pensarlo dos veces. Quizás Astrid lo odiaba, tenía motivos de sobra para hacerlo, pero él no podía guardarle rencor ni iba a permitir que nada le ocurriera. Aunque tampoco sabía por qué.
«Diablos, Hiroshi, estás perdiendo la cabeza», se dijo. Y, en ocasiones, realmente lo consideraba.
¡Gracias por leer! No olvides regalarme tu estrellita si te gusta la historia. Este capítulo estuvo especialmente dedicado a MaraYung ❤️
![El ángel de la muerte (Antes llamada "El último dragón rojo") © [✓]](https://img.wattpad.com/cover/217366719-64-k229231.jpg)