"La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno". -Walter Scott.
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Una chica inocente se ve envuelta por azar en un sangriento ajuste de cuentas de miembros de la mafia japonesa, conocidos como los "Dragones Rojos". A partir de es...
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Astrid caminó en silencio y recogió su ropa del suelo. Sus piernas aún temblaban ligeramente, pero comenzó a vestirse. Miró de reojo a Hiroshi, quien estaba haciendo lo mismo.
Su mente era un manojo de pensamientos; estaba muy confundida. ¿Por qué había hecho algo así? ¿Cómo había podido permitirle besarla, tocarla y hacerla suya? Y lo que era peor: ¿cómo había podido disfrutarlo? Pues, sí, ella acababa de tener sexo con él...
¿En qué la convertía eso? ¿Su novia? ¿Su amante? ¿Su juguete? No, eso la convertía en algo mucho peor: la convertía en su cómplice...
Hiroshi caminó hasta el otro extremo de la habitación y recogió el arma del suelo.
—Ven aquí, Astrid —le dijo—. Te mostraré cómo dispararla.
—¿Qué? —preguntó ella con asombro—. Yo no necesito saber cómo disparar ningún arma.
—Hace un rato estabas muy decidida a usarla conmigo, princesa. ¿Ya cambiaste de idea? —Le sonrió sarcásticamente y ella suspiró profundo.
—Yo no quería dispararte, Hiroshi, solo quería salir de aquí...
—Lo sé, pero aun así me gustaría enseñarte, quizás algún día lo necesites...
Hiroshi avanzó hasta ella y se colocó tras su espalda con suavidad. Luego colocó el arma entre sus manos y las guio con las suyas hasta levantarlas y apuntar hacia un árbol que se veía a través de una de las ventanas, a unos cuatro metros de distancia de donde estaban.
Astrid sintió un profundo escalofrío al sostener nuevamente el cabo de la pistola. ¿Cuántas vidas habría quitado esa misma arma que ella tenía entre sus manos en ese instante?
—Primero la sostienes con firmeza —le dijo Hiroshi mientras le mostraba con sus manos sobre las de ella—, y miras a tu objetivo sin vacilar, sin temor a lo que pueda ocurrir, sin arrepentimientos... —Astrid clavó su vista en el árbol—. Luego le quitas el seguro y... finalmente tiras del gatillo.
El ruido del disparo hizo que Astrid se sobresaltara y cerrara los ojos con fuerza. Eso era algo totalmente nuevo para ella, algo aterrador que esperaba no tener que repetir jamás en su vida. Sin embargo, era también algo muy vigorizante, algo que provocó que su adrenalina se disparara junto con la bala.
—Si supieras cuánto me gusta verte así... —le susurró el chico al oído y luego le depositó un pequeño beso en el cuello haciendo que su piel se erizara.
Hiroshi se apartó de ella, dejándola sola con el arma aún posicionada. Él sonrió, victorioso, y ella la bajó despacio. Sus manos no estaban temblando en esa ocasión. Parecía orgulloso de ella, y quizás tenía motivos para estarlo.
Le entregó el arma y luego se sentó en el suelo, algo pensativa. Hiroshi se sentó a su lado.
—Tú... —comenzó a decir Astrid—. ¿Alguna vez sientes algún tipo de remordimiento por las cosas que haces?
—Princesa... —Hiroshi le sonrió con malicia—. ¿Por qué tendría que sentirlo?
—Pues, para empezar, porque has asesinado a varias personas, ¿eso nunca te ha quitado el sueño en las noches?
Él levantó una ceja al escucharla.
—¿De verdad quieres que te responda esa pregunta? —le dijo, y ella bajó la mirada. Ya conocía perfectamente la respuesta—. Mira, Astrid, puede que para ti y para muchos otros yo no sea una buena persona... Pero la verdad es que eso me importa una mierda. Siempre he estado en paz conmigo mismo, porque conozco bien el porqué de cada cosa que hago y sé cuál es mi misión en esta vida... Hay muchas «buenas personas» que darían cualquier cosa por verme muerto, ¿crees que eso los hace ser mejor que yo?
—Hiroshi... —habló muy bajo y lo miró directo a los ojos—. ¿Alguna vez has pensado que es posible que la vida te cobre todo el daño que has hecho? —Él soltó una carcajada al escucharla, pero ella permaneció mirándolo fijamente.
—Es posible, Astrid, todo es posible... Pero sí te aseguro algo —le afirmó mientras se ponía de pie—: mi racha de buena suerte está «muy lejos» de terminar todavía...
¡Gracias por leer! No olvides regalarme tu estrellita si te gusta la historia. Este capítulo estuvo especialmente dedicado a Karensakuelena ❤️