Sobreviviente

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No había llovido en días, y ahora que todo parece derrumbarse para la joven Belladona, el clima quiere recordárselo. No hace poco había logrado salir de su casa y cuando giró una última vez como para decir adiós, todo el tercer piso se encendió en llamas, no es la imagen que hubiera pensado llegar a ver.

Miles de preguntas recorren su cabeza, ¿Sus padres están muertos? ¿Quiénes eran ellos? Y esa chica que la había salvado, ¿De donde llegó? Porque no la vio cuando capturó a los otros 4, parecía ir sola e iba armada, ¿Tal vez preparada?

Si no fuera por ella seguramente estaría muerta, y sin un lugar a donde ir.

—Mansión Schnee... — murmura caminando a paso rápido, le toma varios minutos llegar a las carreteras de la ciudad, una de las desventajas de vivir en una localidad apartada, tiene que caminar otro poco y con algo de dinero que tiene en su bolsillo paga un taxi hacia su destino.

Todo su cuerpo tiembla, parte del frío y del shock que le había ocasionado lo vivido, por fin está frente al lugar, una reja gris la separa de la entrada principal, timbra.

— ¿Diga? — pregunta una voz al otro lado del citófono, sabe que la están grabando.

—Eh... Yo... ¿Vengo de parte de Yang Xiao Long? — dice insegura, ¿Por qué ese nombre sería tan importante? Se escucha un murmullo al otro lado y en menos de un minuto la puerta se abre y por ella aparece Weiss Schnee, una joven de ojos azules, cabello blanco y segunda hija del fallecido Jacques Schnee.

—Tengo que hablar seriamente con esa brabucona...—

...

—Yang... Yang! ¡¡YANG!! — una mano se estrella contra la cara de la rubia, sus ojos lentamente se abren, siente dolor en su mejilla pero no es nada comparado a lo que siente en el resto de su cuerpo, se supone que debería estar acostumbrada pero es insoportable.

Lentamente flashbacks comienzan a llegar a su memoria, se mira a si misma tiene una camisa esqueleto y debajo todo su cuerpo está vendado.

–Primero que todo, me alegra que estés bien... — Adam mira a la rubia aliviado pero después hay silencio, Yang sabe lo que está por venir —Segundo, ¡¿QUÉ DEMONIOS SUCEDE CONTIGO?! ¡¡CASI NOS INCINERAS A TODOS!! ¡¡ESTALLASTE TODO EL TERCER PISO Y NO ENCUENTRAN EL CADÁVER DE LA JOVEN BELLADONA!! ¡¿ESTÁS LOCA?!— cuando el chico por fin se calma la rubia suspira.

—Puede que me haya salido de control ¿Vale? — responde malhumorada, su compañero frunce el ceño y rueda los ojos.

—Primero defiendes a la chica esa "Es menor de edad" Decías, y mira como terminó — tras otros minutos de sermón interminable Adam respira hondo y se calla.

—¿Me podrías decir cuánto llevo inconsciente? — pregunta la chica intentando nuevamente mover su cuerpo.

—¡UN DÍA! — exclama otra vez exaltándose pero ella no le presta atención, a su cabeza llega la imagen de la pelinegra, no puede dejar de pensar en el terror en su cara... Ella siendo la causante de eso.

—Tengo que hacer una cosa — murmura enderezándose y perdiendo el aliento en el acto.

—¿Te fundiste las neuronas o qué? No serás capaz de dar ni un paso — el chico tiene razón, pero hay algo... Alguien más importante en este momento que necesita de ella, además que no se imagina lo que es vivir sola junto a la IceQueen.

—No es la primera vez que sucede, estaré bien — aguantando la respiración, Yang se levanta del sillón y camina hacia la puerta agarrando una chaqueta del perchero.

Un Error Puede Cambiar Muchas VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora