Comienzos

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— ¿Qué?— Weiss no entiende de qué está hablando pero ahora que lo piensa, de lo que ha investigado acerca del TID cree saber a dónde van.

Vamos, siéntate porque esto puede ser un poco largo — Rubén la toma de la mano y con uso de su semblanza las lleva a ambas al sofá, ella quedando parada — No le he dicho esto a nadie, Yang no cuenta y mi anterior psicóloga lo dedujo de alguna extraña manera... — se queda pensativa — Pero era una niña influenciable de 8-9 años y me compraba con dulces, odio mi yo pasado — dice suspirando.

— Rubén— la heredera levanta una ceja pero no puede evitar sonreír al imaginarse a la oji-plateada de pequeña.

Okey... — la más alta respira hondo y pasa una de sus manos por su cabello.


"Todo ocurrió semanas después del incidente, pero hay ciertas cosas que... Afectaron de antemano, Ruby no era tonta, Yang era hija de otra mujer; mujer que los abandonó y experimentó por si misma como esto afectó tanto a la rubia como a su padre.

Ahí nació su primer miedo, el miedo al abandono... Ver a su padre llorar todos los días en su habitación o a su hermana desesperada por encontrarla fueron cosas que marcaron su infancia. Pero tenía a Summer; siempre estaban juntas... Era una gran mujer, se hizo cargo de Yang tomándola como si fuera su propia hija y ayudó a Tai con su depresión, creó un lazo de apego demasiado fuerte.

Pero el miedo seguía allí y solo empeoró cuando todo lo que creía seguro desapareció, 7 años tenía en el momento que las llamas la rodearon, ella estaba en su habitación jugando con algo hasta que los gritos llegaron a sus oídos.

La temperatura aumentó y el humo le cortaba la respiración, escuchó a Tai gritar el nombre de su madre y a Summer el de sus hijas; pero las llamas ya habían bloqueado su camino, comenzó a llorar como cualquier niño asustado haría.

Sintió algo caer en su espalda, era suave y liviano, entre las lágrimas observó esos rojos rojos, era Raven, había visto sus fotos y estaba segura que la había conocido en persona cuando era más pequeña.

— Lo lamento — fue lo único que dijo antes de colocar una máscara blanca sobre su cara y salir corriendo, Ruby miró lo que tenía encima, era una capa roja, pero no cualquier capa roja, la reconocería a kilómetros de distancia, era de Summer... Entendió lo que había sucedido y se dejó caer volviendo a entrar en llanto.

Lo que sucedió después es bastante borroso, sé que quien nos salvó fue Yang, estaba hirviendo pero seguía viva, después todo era frío, estaba lloviendo. Despertó días después, de alguna forma que no entendía ya tenían una casa nueva y un compañero de cabello rojo y cuernos de toro, a veces le daba miedo pero Yang siempre estuvo allí.

Pasaron 3 semanas, la pequeña no dejaba de llorar, abrazaba la capa como si su vida dependiera de ello... No, como si Summer estuviera allí... Se envolvía en ella imaginando que eran los brazos de su madre quien la abrazaban pero no había nadie. Yang solo era dos años mayor, no sabía como lidiar con eso y aunque lo intentaba el daño ya estaba hecho; la peor pesadilla de Ruby se había vuelto realidad.

Deseaba no sentir nada, deseaba olvidarlo todo, lo único que quería era deshacerse de ese insoportable dolor en el pecho, desaparecer así fuera solo por unos minutos, comenzó a tener ataques de pánico, ataques de ansiedad, cada que sus ojos se cerraban soñaba con lo mismo una y otra vez, quería que todo terminara y de una forma así fue... Aparecí yo... No puedo decir el día exacto porque al principio solo era un voz en su cabeza pero con el tiempo hicimos nuestro primer cambio"

Un Error Puede Cambiar Muchas VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora