"A Veces El Peor Enemigo Lo Tienes Al Frente Sin Darte Cuenta"

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— ¡¿Dónde está?!— un grito llega desde el primer piso — ¡Déjame pasar Schnee! —

— Blake voy a bajar un momento, no me demoro, mientras tanto desayuna... ¡Y no salgas! — Yang se va corriendo de la habitación y Blake puede escuchar sus pasos alejándose por la escalera, se asoma.

— ¿Para qué viniste Adam? — pregunta la rubia cuando llega al hall.

— ¡¿CÓMO QUE PARA QUÉ VINE?! ¡TE DIJE QUE EN MEDIA HORA TENÍAS QUE ESTAR EN LA CASA! — Blake tiene una visión perfecta del escenario, un chico de cabello rojo y cuernos negros grita con enojo, nunca lo había visto.

— Yo tengo una vida... — responde la rubia frunciendo el ceño al escuchar el tono.

— ¡¡ENTONCES VAMOS A ACORDAR TUS PRIORIDADES!! — el chico lleva la mano a su cintura, o no a su cintura, Blake observa la katana que cuelga de su cinturón, ¿Va armado?

— Adam... — advierte Yang tensado su cuerpo y corriendo un pie hacia atrás en caso de que tenga que esquivar.

El chico gruñe y su cuerpo comienza a tomar una coloración roja, aprieta el mango del arma con fuerza y lentamente la desenfunda. Yang frunce el ceño y cierra los puños.

— ¡SUFICIENTE!— antes de que el chico pueda hacer un corte, el hielo cubre a ambos líderes de pies a cuello, solo sus cabezas quedan libres — NADIE PELEARÁ EN ESTA MANSIÓN ¡¿ENTENDIERON?! — Blake levanta las orejas sorprendida, Weiss tiene pedazos de hielo saliendo por su cuerpo y sus manos apuntando a los congelados.

El hielo no es muy resistente, en menos de dos minutos ambos comienzan a liberarse; Adam de alguna forma logra mover su brazo y cuando la katana está libre pedazos grandes de hielo salen disparados, por otro lado un charco de agua se forma debajo de los pies de la rubia.

— ¡Tú no me dices que puedo o que no puedo hacer Schnee!, si no querían meterse en todo esto, ¡Nunca debieron habernos contratado! — el chico camina hacia la peli-blanca pero ella no retrocede — que yo sepa Yang está acá porque sus cuentas no cuadran, ¡¿Quieres que te recuerde qué pasará si eso es verdad?! — si la oji-azul se intimida no lo demuestra, pero su cuerpo se tensa y los chuzos de hielo aumentan su tamaño.

— Déjala en paz Adam, ya está todo arreglado — dice Yang volviéndose a ganar la atención del chico.

— Si ese el caso nos vamos a la casa, ¡AHORA! — dice tomando de la muñeca a su compañera, tal vez demasiado fuerte.

— No iré a ningún lado— Yang Jala su brazo con fuerza y el agarre se suelta. El enojo del chico parece nunca menguar, intenta llevar la mano a su cintura pero tanto Weiss como la rubia lo miran amenazantes.

— ¡¿Sabes qué?! ¡¡Haz lo que se te dé la gana!! ¡Firma acá! — Adam saca un sobre de su bolsillo, dentro tiene un papel, le pasa un esfero a la rubia.

— ¿Otro trabajo? — pregunta mirando el nombre de su víctima, narcotraficante.

— Si, me reuní hoy con el cliente pero no fuiste así que me tomé la libertad de aceptarlo, ¡Así que vas a firmar! — Yang suspira y raya con el bolígrafo el papel, si no lo hace, Adam se enojará el doble, de todos modos es su culpa por no haber ido cuando él se lo había pedido — nos vemos en una semana Yang, ni se te ocurra fallar —

El pelirrojo fulmina con la mirada a la rubia y se va dando un portazo, se escuchan varios suspiros y Blake observa como el hielo en el cuerpo de Weiss desaparece por debajo de sus ropas.

— Perdóname Weiss... No volverá a suceder — Yang se gira a la peli-blanca con cara de verdadero arrepentimiento.

— No te preocupes por eso... Las cuentas bancarias respaldan mis palabras, por otro lado, escuché mal o prácticamente te permitió no volver a casa — la rubia no había caído en cuenta, pero recordando las palabras, si, eso había dicho.

Un Error Puede Cambiar Muchas VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora