Una Nueva Vida

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— ¡Ruby!— Weiss llega hasta la chica que llora desconsoladamente mientras clava sus dedos en a tierra.

— ¡VUELVE! — grita sintiendo una punzada de dolor en su cabeza — NO... Lo hará... ¡NO ES ASÍ!— las voces se mezclan, está disociando nuevamente — Ruby... ¡CÁLLATE!— araña el suelo sacándose sangre.

— ¡Ruby! —la heredera se alarma y arrodilla a su lado tomándole las manos para evitar que se haga daño sintiendo como la apretan con fuerza — Tienes que calmarte, estará bien...—

— NO... Entiende... — la ojiplateada se acuesta en el suelo jalando su cabello, le dolía demasiado la cabeza, ciertos recuerdos amenazando con ser revividos — Summ... No... Tai... Déjame... Ayuda...— sin saber que hacer la más baja usa su semblanza para crear una plataforma y las lleva a la habitación entrando por la ventana, no puede dejar que Winter o su madre la vea en ese estado.

— Ruby, dime que puedo hacer... — pide acostándola en la cama donde sigue retorciéndose, no es una reacción normal, tiene que ver con sus traumas y no sabe como tratar con ello.

— Raven...— la pelicorta abre sus ojos llenos de lágrimas y temor pero se queda quieta unos segundos — Princesa...— la voz es calmada pero parece luchar contra algo — Nece... Yang... Descanso...

A pesar del poco sentido que poseían las frases la peliblanca entiende y se acuesta a su lado abrazando a su compañera, las lágrimas mojan su camisa pero siente como la menor se aferra a ella con fuerza sin llegar a lastimarla, siente como tiembla y escucha sus quejidos.

— No estás sola Ruby, me tienes a mi... — susurra abrazándola y dejando que se desahogue hasta que se queda dormida en medio de llanto y dolor.

La noche pasó con la heredera sin poder descansar por cuidar de su compañera quien entre sueños sudaba y parecía luchar contra algo invisible. Cuando el sol aparece Weiss suspira y mira a quien tiene al lado, el cabello de Ruby se pega a su frente y respira aceleradamente, como si tuviera fiebre.

— Ah joder...— la oji-azul pone su fría mano en la cabeza de la menor, está hirviendo, tiene que esperar varios minutos hasta que la más alta deja de fruncir el ceño y se relaja un poco — Comida... — recuerda que ninguna de las dos habían cenado el día anterior por lo que se levanta y baja a la primera planta, tendrá que decirle a lo trabajadores que cocinen algo liviano.

Mientras tanto en la habitación Ruby siente un vacío, había estado allí todo el tiempo pero ahora todo le da vueltas, es como si se cayera de un lugar muy alto pero no puede abrir los ojos, el vacío aumenta hasta que siente que atraviesa algo, no queda nada.

¡NO! — la joven se sienta de golpe con las lágrimas saliendo de sus ojos, lleva las manos a su rostro secándose, se siente rara, diferente.

— ¡Ruby!— Weiss llega con una bandeja en las manos que deja rápidamente en la mesa al ver a la oji-plateada sentada — Gracias a Dios despertaste— dice suspirando aliviada y sentándose a su lado, le toma la mano pero la chica la aparta mientras la observa como si no fuera parte de ella —¿Ruby?— pregunta la más baja sin entender, pero su compañera está igual, se mira confundida.

No... Princesa...— la peliblanca la mira a los ojos, están serios y sin aquel brillo especial.

— Rubén... — la pelicorta asiente. 

...

En el otro extremo del mundo un portal se abre y una mujer sale de él seguido por una chica de cabellera rubia que cae al suelo.

Un Error Puede Cambiar Muchas VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora