Dentro de la Casona Olivier...
Aurora cerró la puerta de su recamara por detrás de ella. Caminando entre la oscuridad que dominaba la habitación. En sus manos estaba el osito, y solo las líneas de su silueta se distinguían entre las sombras mientras se detenía ante las puertas del balcón de su recamara nostálgicamente.
Sonriendo, sin saber siquiera por qué.
"Explícame qué demonios me está pasando?" dice acariciando la cabeza del peluche.
"Cuando te conteste... hay me avisas." dijo una voz por detrás de ella estremeciéndola. La pequeña lámpara sobre una de sus mesitas de noche se enciende alumbrando vagamente la habitación. Ahí estaba, cómodamente sentado Andrés sobre una silla despreocupado de la vida y con una gran sonrisa.
"Espero que disculpes la imprudencia." dijo desahogado. "Si te consuela toque antes de entrar."
La intriga se dominó de Aurora recorriendo su mirada alrededor de la recamara. ¿Cómo entro?"
"Digamos que tengo mis mañas y soy experto en alturas." sonrió sosteniendo dos pequeños broches. "Por mientras tu estabas encerrada en una escuela privada de etiqueta para señoritas. Yo y mis dos hermanos encontrábamos como pasar el tiempo."
Ella sonrió, viendo el espacio entre los dos cerrarse con cada paso de Andrés.
"Y las malas mañas son difíciles de perder no es así?"
"Muy difícil." dijo fingiendo vergüenza tan descaradamente. "Terribles."
"Y puedo preguntar qué hace aquí?"
"No quise irme sin mi beso de buenas noches. Es una descortesía no despedirse del modo apropiado."
"No me diga?"
Lo tenía tan tentativamente cerca y la cara de inocencia que él tenía puesta le causó risa, dejándola sin otra alternativa que colocarle un leve beso sobre su mejilla.
"¿Satisfecho?" ella dijo suavemente cerca de su oído.
Él sonrío, y sin la intención de dejarla escapar tomó su rostro uniendo sus labios a los de ella, robándole más que la sonrisa. Qué dulces y tiernos eran esos labios para él mientras no encontraba la fuerza para despegarse de ellos.
Sus cuerpos eran como dos imanes atraídos, envueltos en un beso intenso y apasionado que los empezaba a consumir peligrosamente. Sus corazones se aceleraban, sin querer ceder al momento enredados en los brazos del uno y el otro.
Aurora mordió los labios de Andrés empezando a desprenderlo de su camisa. Mirándose a los ojos ardientemente. Quería sentir el calor de su espalda sobre sus dedos, mientras él la hacía suya.
*
Hospital de la ciudad de Guadalajara
Los pasos de Gustavo se detuvieron ante la entrada de la habitación de Sebastian. A un lado del lecho del niño se encontraba Victoria vencida por el cansancio.
"Se quedó dormida hace unas horas." dijo Martina quien miraba por ambos. "No quise molestarla."
Gustavo acarició el cabello de Victoria mirándola con dulzura.
"No es sano que siga así."
"Eso le he dicho, pero usted ya la conoce."
"Si quieres, puedes ir a descansar yo me quedo con ellos."
"Mejor aprovecho para ir a tomar algo a la cafetería."
Martina salió, estremeciendo el sueño de Victoria.
"¿Qué horas es?" ella preguntó.
"Tarde." dijo Gustavo tomando una silla y sentándose al lado de ella.
"No ha despertado?"
"Aún no. He pedido permiso para trasladarlo a la hacienda. Los doctores nos han dado muy buenas esperanzas. Y creo que estando en casa le va ayudar con su terapia para poder recuperarse..."
*
Casona de la hacienda La Oliviera...
Los cuerpos de Aurora y Andrés cayeron rendidos sobre la cama, enredados entre la misma sábana. Una sonrisa broto de los labios de el al pensar lo increíble que era el sexo con esta mujer.
"Te quedaste pensativo." dice Aurora recostándose sobre el pecho de Andrés contemplándolo. "Presiento remordimiento?"
El se río.
"No creo que conocer ese sentimiento." le dijo acariciando los labios de ella.
"Lo imagine." ella lo beso, volviendo a hechizarlo con cada acaricia.
"De verdad quieres saber qué pienso?" le dijo recorriendo a besos el cuello de Aurora.
Ella sonrió tan dulcemente, posicionándose encima de él.
"En lo fácil que sería perder la razón por ti."
Sus labios se unieron nuevamente...
*
Próximo día...
"No..." Aurora dice fuertemente al teléfono dando vueltas por el despacho de su padre. "Entiéndeme tu a mi. Te estoy pagando para que hagas un trabajo ahora cúmplelo. No. No quiero excusas, me urge salir de aquí cuanto antes. ¡Eso no te importa! Solo haz lo que te digo." Ella cuelga el teléfono, dándose cuenta que Florencia estaba detenida ante la puerta.
"Señorita. Disculpe... La buscan, es el señor..."
"No es necesario que me introduzcas." Darío se dio paso con una descarada sonrisa. "La señorita Olivier sabe perfectamente quien soy.
"Déjanos solos Florencia y hazme el favor de cerrar bien la puerta."
"Sí señorita." dijo la sirvienta siguiendo sus órdenes.
"Eres un sol, como siempre."
"Déjate de estupideces." dijo con una mirada de desdén. "Y dime qué haces aquí?"
"Como que hago aquí? Vine a ver como vives de un tiempo para acá..."
*
Establos de la hacienda La Oliviera...
"Buenas." dice Vicente interrumpiendo los chequeos rutinarios que Andrés le hacía a varios de los animales.
"Que tal Vicente, ¿cómo amaneciste?" dijo con una sonrisa.
"Bien. Muy bien." dijo en un tono raro. "Pero me imagino que no tan bien como tu?"
"A qué viene eso."
"Por la cara que traes."
Andrés sonrió levemente, extrañándose.
"Que me quieres decir con eso?"
"Solo, darte un consejo. Ten mucho cuidado donde andes poniendo los ojos y todo lo demás."
"No entiendo."
"Claro que me entiendes. Te vi salir anoche con la señorita Aurora. Te conozco, sé de qué pata cojeas. Y la señorita si es muy hermosa, pero Don Nicolás te aseguro no va tomar de muy buena gana que andes jugando con sus dos hijas."
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ACUERDATE DE MI
RomanceCuando lo abraces... lo beses... cuando lo acaricies... y le dediques una sonrisa... Acuérdate de Mí. Aurora llega con un objetivo en mente al pequeño pueblo de San Francisco de los Reyes, causar caos en la vida de sus medios hermanos Fátima y Gusta...