CAPITULO 58 - Una Gota De Sangre

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Casita Remota de la Región...

Sebastian insistentemente forcejeaba con las cuerdas que amarran sus manos y pies queriendo liberarse de alguna forma de ellas. Amordazado de la boca. Todo su esfuerzo era inútil. Su mirada desesperada navegaba el cuarto pequeño en el que lo tenían queriendo encontrar una salida...

*

Casona de la hacienda La Oliviera...

"A dónde está tratando de llegar con todas sus preguntas?" preguntó Victoria molesta ante el suspicaz Comandante. "Quiere insinuar que yo tuve algo que ver con lo que le pasó a mi marido?"

"Es bastante raro que una prenda suya esté justo dentro de ese lienzo a unos pasos del cuerpo muerto de su marido, no le parece? Varios de los empleados me comentaron que ustedes dos habían discutido anoche?"

Victoria se estremeció perdiéndose dentro los varios recuerdos de anoche...

< . . . >

Gustavo apartó sus labios de los de Victoria con una mirada amarga.

"¿Piensas en él?"

Victoria abrió sus ojos y lo miró frente a frente. Había resentimiento y dolor en ellos. El peso del cuerpo de él estaba aún sobre ella, enredado entre las sábanas de la cama. Una vez más como ya se le había hecho costumbre había vuelto a forzarse sobre ella en una de sus tantas borracheras.

"Admítelo." él sonrió amargamente con rencor. "Cuando cierras los ojos... te conformas con pensar que es él, ¿verdad?"

Sus ojos la delataban llenándose de lágrimas. Se sentía humillada y vacía por dentro al estar desnuda ante él.

"Hasta cuando pretendes que sigamos así?" dijo ella. "Si tanto me odias porque no simplemente nos divorciamos."

"¿Para qué? ¿Para irte corriendo detrás de Andrés Del Valle? A él ya no le sirves. Está feliz jugando a la casita con mi hermana." él se bajó de encima de ella y se sentó sobre la orilla de la cama enredado entre una de las sabanas. "Tu para él ya no existes."

"Cállate!"

Él sonrió volteando a mirarla.

"Duele verdad? Bienvenida a mi infierno..."

< . . . >

"Lo sabías?" dijo Victoria con asombro.

Gustavo sonrió amargamente.

"Tenías años engañándome con ese infeliz, creías que me iba quedar con la duda?" ella lo miró con miedo acercarse. "No fue fácil asimilar que el hijo que críe con tanto amor... al que recibí con tanta ilusión al nacer. Y al que amo con toda mi alma no lleva ni una gota de mi sangre."

< . . . >

"¿Se ha quedado muy callada señora?" dijo el Comandante sacando a Victoria de sus pensamientos. La mujer clavó su mirada sobre él...

*

Dentro de la casona...

Andrés apareció ante la entrada de la sala.

"¿Hay noticias?" le preguntó Aurora levantándose del sillón.

"No." dijo el desanimado. "Solo encontraron esto. ¿Lo reconoce Martina?"

La sirvienta se acercó reconociendo la chaqueta que Sebastian trajera puesta la tarde anterior. "Es de él, es de mi niño." dijo ella soltándose en llanto.

"Estaba a la orilla del río."

"¿Le pudo haber pasado algo?" dijo Aurora preocupada.

"Varios hombres ya están recorriendo la zona, pero la noche ya está por caer y en la oscuridad no van a poder llegar muy lejos. Tu padre como esta?"

"Destrozado. El velorio va a ser aquí... solo es cuestión de que entreguen el cuerpo."

Los dos se miraron dulcemente mientras él acariciaba su rostro, atrayéndola a sus brazos.

"¿Tú comprendes porque no podré estar a tu lado en este momento?"

"Por supuesto." ella recostó su cabeza sobre su pecho aferrada a él. Sentía un cansancio terrible y solo sus brazos traían a ella la paz que su mente necesitaba. "No te preocupes. Solo ten presente que Sebastian es fuerte y capaz..." ella levantó su cabeza para verlo. "No podría ser de otra manera si es una parte de ti."

Andrés sonrió levemente, abrazándola aún más fuerte. Victoria ha aparecido detrás de ellos.

"¿Hay noticias de mi hijo?" ella preguntó interrumpiendo la escena.

"Aún no." contestó fríamente Andrés.

"Quiero ir contigo a buscarlo."

"Victoria toda la hacienda lo está buscando."

"Pero es mi hijo."

"Y es tu marido el que acaba de morir." dijo Aurora metiéndose en la conversación. "Lo mínimo que deberías de hacer por él es fingir un poco de dolor no te parece?"

"¡Tú cállate!" le gritó Victoria. "Tu que sabes?"

"Basta." dijo Andrés poniéndoles un alto. "Victoria te quedas."

"Dije que voy. Y ni tú ni nadie me va a detener."

*

Fátima se vio vestida de negro ante el espejo de el tocador de su recamara vanidosamente, dibujando una fría sonrisa sobre sus labios.

"Dos ya cayeron... me falta una. Y si todo te sale bien... no solo te vas a quedar con Andrés... si no con toda la fortuna Olivier. Como única hija legítima..."

Sonrío con tal maldad y frialdad que hasta ella misma se desconocía...

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