Sala de la Casona Olivier...
Gustavo toma asiento sobre uno de los sillones frotando su frente pensativamente.
"Se ve bien." dijo Don Nicolás con una entusiasmada sonrisa tomando asiento para hacerle compañía a su hijo. "Estoy seguro que lo animará el estar nuevamente en casa. Rodeado de todos lo que lo queremos."
"Espero papa. Me duele verlo así... tan apagado. Cuando siempre ha sido una luz para esta familia."
"Vendrán mejores tiempos." dijo mirando a su hijo con optimismo. "Ya verás. Es fuerte... es un Olivier que no se te olvide."
Don Nicolás hizo que una leve sonrisa brotara de los labios Gustavo levantando su mirada a verlo. Pensando que su padre siempre tenía una palabra de aliento, de esperanza, de optimismo... algo que le hubiera gustado heredar de él.
"¡Don Nicolás!" se escuchó la voz desesperada de Vicente venir del recibidor.
"Pero qué está pasando?"
"Patrón." dijo Vicente entrando apresurado. "Patrón los establos se están quemando."
"Que?"
*
Victoria acomodo la cobija sobre Sebastian metiendola bien alrededor del joven.
"Mamá por favor." dijo el niño aflojando las cobijas nuevamente al sentirse sofocado.
"Nada de peros quiero que descanses."
"Si, pero prácticamente me estás dejando como un tamal. Le dirás mañana al tío Andrés que venga verdad?"
"Veremos." dijo sin saber que responderle. La pregunta la había tomado totalmente de sorpresa. "Si no está muy ocupado."
Las miradas de Victoria y Martina se unieron silenciosamente.
"Si le dices que se lo he pedido yo, no se va negar."
Victoria acarició el rostro de su hijo. Esa mirada y esa sonrisa que ese niño expresara eran el reflejo de un Andrés que el tiempo se había llevado.
"Dios mío." jadeó suavemente Martina viendo por la ventana.
"¿Qué pasa?" pregunta notando como la expresión de su nana cambiaba drásticamente. La oscuridad de la noche ya se había asentado por las tierras, pero la fuerza de las llamas se hacían notables en la distancia.
"Parece que los establos están encendidos."
*
Los establos de la hacienda se consumían en llamas, como el infierno mismo. Los animales atrapados gritaban en desesperación, haciendo aún más insoportable el caos. Peones iban y venían con cubetas de agua que inútilmente ayudaban.
"Más agua!! Traigan más agua!!" gritaba Juancho.
"Que paso?" preguntó Andrés desconcertado desmontando su caballo de un solo brinco.
"No sabemos, el humo empezó a salir y nos dimos cuenta que los establos estaban encendidos."
"Que esperan tenemos que sacar los animales dile a todos que se traigan toda el agua que puedan."
"Es muy peligroso." dijo Juancho intentando detener los decididos pasos de Andrés.
De entre las llamas les llamó la atención una silueta caminar viniendo hacia la salida ante la mirada asombrada de los presentes.
"Ayudenlo!" grito Juancho al ver que era uno de sus compañeros con parte de su brazo en llamas. Corrieron a auxiliarlo al ver que cayó al piso, cubriendo su brazo con mantas empapadas de agua.
"Ignacio?" dijo Andrés. "¿Ignacio me escuchas?"
"La señorita Aurora." dijo el peón tomando aire. "La señorita está allá adentro, frente al corral de La Testadura. Intenté sacarla... pero no pude."
Andrés miró las ardientes llamas que consumían la entrada. Entonces todo lo que podía pensar era que tenía que llegar a ella y sacarla de ahí.
"Andrés que estas haciendo?" dijo Juancho al verlo vaciarse una cubeta de agua de encima.
"Voy por ella."
"Espera, estás loco! Todo eso se puede derrumbar en cualquier momento."
"¡Dije que voy por ella!"
Sin pensarlo una vez más Andrés se sumergió por lo que parecían las puertas del infierno.
*
Pedazos de madera envueltos en llamas se caían alrededor Andrés. El calor del fuego era insoportable y el humo poco a poco lo estaba comenzando asfixiar, pero seguía. Camino hasta llegar a unos pies del corral de La Testaruda, encontrando el cuerpo inconsciente de Aurora tirado sobre el piso. Jamás pensó que una sola imagen podría causarle tanta angustia.
"Aurora." dijo tomando su rostro entre su mano. "Aurora me escuchas?"
Miró a su alrededor, tomándola en sus brazos. Necesitaban salir de ahí. Las paredes empezaban a flaquear, y las llamas cada vez estaban más cerca.
"Ya estoy contigo" acomodo la cabeza de Aurora sobre su pecho. "Y te voy a sacar de aquí." dijo levantándose con ella en brazos.
Volteo hacia la salida pero era prácticamente imposible sin tener que pasar entre el fuego...
*
Fátima se detuvo ante su reflejo en el espejo de su tocador, aun sin poder creer lo que acababa de hacer.
"Fue más fácil de lo que imaginé." dijo dibujando una leve sonrisa sobre su rostro angelical. "Y lo mejor... es que nadie jamás va sospechar que fui yo."
Su mirada se llenaba de todo lo vil del mundo, pensando en la suerte de su adorada hermanita bastarda.
*
Andrés pateo fuertemente por última vez una de las puertas traseras rompiendo la cerradura y logrando salir. Tomó lo último de sus fuerzas para alejarse lo suficiente del peligro. Colocando a Aurora sobre el pasto, empezando a darle respiración de boca a boca.
"Respira..." dijo Andrés desesperado al ver que no reaccionaba. "¡Vamos, respira!"
En cuestión de segundo ella empezó a toser, llevando el aire fresco a su pulmones, siendo Andrés la primera imagen que viera.
"Hola." dijo él suavemente viéndola con una sonrisa llena de alivio.
"Hola." ella le contestó con esa misma cálida sonrisa.
"Bienvenida. Te estaba esperando." dijo Andrés sarcásticamente.
"¡Uy!" ella tocó su frente al intentar levantarse.
"Te duele." le reviso el golpe. "Esta bastante fea esa herida, vamos a ver si no necesitas puntadas."
El volvió a alzarla en esos brazos llevándola rumbo a la casona...
*
Sala de la casona Olivier...
"Creo que es mejor que manden traer al médico." dijo Sofía angustiada dando una vuelta alrededor de la habitación. "No voy a estar tranquila hasta que te vean ese golpe."
"Tu madre tiene razón hija."
"Y ya les dije que no es necesario. Estoy bien."
"¿Qué pasa?" dijo Fátima entrando a la sala impresionada de ver a Aurora, consciente y de pie. "Que te paso?"
"Que me paso?" dijo Aurora serenamente con una amarga sonrisa. "Paso que me quisiste matar estupida!"
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ACUERDATE DE MI
RomanceCuando lo abraces... lo beses... cuando lo acaricies... y le dediques una sonrisa... Acuérdate de Mí. Aurora llega con un objetivo en mente al pequeño pueblo de San Francisco de los Reyes, causar caos en la vida de sus medios hermanos Fátima y Gusta...