CAPITULO 60 - La Esperanza

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Tierras de La Oliviera...

"Sebastian!" gritaba Victoria al ir montada sobre un caballo navegando en la oscuridad de la región. Andrés venía en uno propio a unos pies detrás de ella con una batería en mano que alumbraba poco a los alrededores. Se escuchaban los gritos de los demás hombres esparcidos a sus alrededores.

"¿Estás segura de que Sebastian desapareció?"

Ella volvió a él con asombro.

"¿Qué es lo que estás insinuando?"

"Estoy siendo directo contigo." dijo él fríamente. "No tienes que digamos las mejores referencias."

"Crees que yo sería capaz de armar todo esto?"

"Esto... Y mucho más por lo que he visto. Intentaste matar a Aurora... a mis hijos que aún no nacían. Preparaste todo un teatro para que ella me encontrara en tu cama e inventaste un montón de mentiras. Así que si... te creo capaz de esto."

"Todos cometemos locuras por lo que amamos. Pero de ahí... hacerle daño a nuestro hijo?" ella sonrió amargamente con dolor. "A pesar de lo que pienses de mí, no soy un monstruo. Veo que olvidaste pronto lo que significamos el uno para el otro algún día."

"Qué te puedo decir. Tus antecedentes no te ayudan."

"Y los tuyos? No eres precisamente la madre Teresa de Calcuta. Tú y yo fuimos amantes por años... y no solo te burlabas de Gustavo en su propia cara sin ningún remordimiento si no de Fátima también. La ilusionaste con una boda que jamás fue tu intención darle. Y de buenas a primeras te fuiste corriendo a los brazos de su recién aparecida hermana bastarda." ambos se miraron en silencio. "Tu y yo no somos tan distintos. Siempre fue así... quizás por eso de pequeños soñábamos con un futuro juntos."

Andrés sonrío.

"Por favor Victoria esa carta ya está bastante desgastada. Hace mucho que dejamos de ser aquellos chiquillos... Ahora la realidad es otra."

"¿Cómo lo hiciste? Para olvidar todo lo que fuimos. Lo que juramos ser el uno para el otro?"

*

Casita Remota de la Región...

Sebastian logró deshacerse de las cuerdas que le amarraran las manos cuidadosamente. Aún no se movía por si alguno de esos hombres volvía a entrar. Escuchaba voces que venían desde afuera de la habitación... Una de ellas le parecía familiar.

"¡Suéltame!" escuchó que gritaban claramente. Era la voz de Aurora. El niño rápidamente desamarro las cuerdas de sus pies y cuidadosamente sin hacer ruido llegó hasta la puerta del cuarto presionando su oreja sobre ella.

"¡Que me sueltes!" ella gritó desesperada.

Darío sonrió maliciosamente.

"Hagas lo que hagas nadie te va a escuchar." le sujetó la cara. "Estamos bastante alejados de ese pueblucho. Mañana por la mañana tú y yo nos iremos... lejos. Y ese infeliz ranchero ni el polvo nos va mirar."

"¡Estás loco!" ella gritó presionando sus manos amarradas contra el pecho de él, forcejeando como podía con él.

De pronto un fuerte golpe se escuchó venir detrás de una de las puertas. Estremeciendo a ambos.

"Y eso?" Darío cargó su pistola levantándose a caminar hacia la puerta.

*

Pueblo de San Francisco de los Reyes

"¿Cómo que se la llevaron? Quién?" preguntó Don Armando con total asombro.

"No lo sé." Blanca se frotó con cuidado la herida en la cabeza, aun le dolía bastante. "Unos hombres entraron sin que nos diéramos cuenta... intentamos salir de la casa por la puerta de atrás pero para ese entonces ya era demasiado tarde. Me dieron un golpe en la cabeza... y cuando regrese en si, David estaba enfrente de mí ayudándome y Aurora ya no estaba."

"Dios mío. Le han avisado a Andrés?"

"Aún no. Intenté comunicarme a La Oliviera... pero aún no hay noticias de que Sebastian haya aparecido." dijo José María.

"Buenas noches." dijo el Comandante del pueblo apareciendo ante la entrada de la sala acompañado por dos de sus hombres. "Sr. Del Valle."

"Comandante adelante por favor."

*

Casita Remota de la Región...

Darío abrió la puerta lentamente a la que parecía una vieja y abandonada habitación. Estaba oscuro. Demasiado. Intento el interruptor de la luz pero no funcionó. Diciendo una maldición tomó unos cuantos pasos, y de pronto zaz se escuchó un fuerte golpe seguido por otro...

Aurora miró con completo asombro que era Sebastian el que surgía de las sombras de la habitación.

"Sebastian?" dijo ella al verlo acercarse.

"Tía."

"Pero qué estás haciendo aquí?"

"No hay tiempo ahora tía Aurora." dijo intentando deshacer los nudos de las cuerdas que la amarraran. "Tenemos que encontrar el modo de salir de aquí antes de que ese tipo despierte."

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