CAPITULO 25 - Ya No Estoy Ciego

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Ciudad de Nueva York

Una antigua foto es colocada sobre la cama de una elegante habitación. Imagen que refleja los rostros de tres niños uno de cinco, otro de tres y el último un añito. Sonreían felices en lo que parecía un día de campo junto a su padre. Sonrisas inocentes congeladas en el tiempo.

Una mano acaricio con remordimiento, mientras una lágrima corría por el rostro de Luciana . Todos los años perdidos que nunca regresarían...

*

Pueblo de San Francisco de los Reyes

"Ni siquiera te da la más mínima curiosidad?" le pregunta Sofía a una muda Blanca que la mirara con resentimiento.

"Mamá?" la llamo Aurora. Tomando la atención de Sofía que volteaba a verla. "¿Qué haces aquí?"

"Yo las dejo." dijo Blanca fríamente tomando la oportunidad para salir de ahí.

"Fue un placer verte, como siempre querida."

Sofía simplemente buscaba provocarla y no le daría el placer, pensó Blanca al retirarse.

La mirada cínica de Sofía volvió a centrarse sobre su hija quien observaba con suspicacia.

"¿Ustedes se conocían?"

"Es una larga historia que algún día te contaré."

"Que quieres?"

"Saber que demonios estas haciendo metida en esta casa? Cómo está eso de que te casaste con uno de los hijos Del Valle?"

"Ya estoy lo suficientemente grandecita para andar rindiendo cuentas sobre mis actos, ¿no crees?"

"Soy tu madre."

"Eso no te da derecho a meterte en mis decisiones."

"Te críe para que fueras un poco más inteligente que esto." dice Sofía mirando a su alrededor.

"Se muy bien a quien criaste. Me lo has recordado cada día de mi vida."

"Teníamos un acuerdo."

"Los planes cambian."

"Aurora, Gustavo está hecho una fiera... y si él se entera que estás aquí. Te va refundir en la cárcel."

*

Casona de la hacienda La Oliviera...

La mirada de Gustavo estaba centrada sobre su copa de coñac pensativamente, sentado entre el silencio de una habitación vacía.

. . .

La puerta de esa misma habitación es empujada un poco discretamente por el mismo Gustavo...

"De verdad vas a arruinar el futuro de tus hijos y el tuyo, a este punto?" escucho decir a Martina hasta tener un clara vista de Victoria.

"Estoy harta de vivir fingiendo amor a un hombre que ni tolero que me toque." dijo esta última.

. . .

"Gustavo?" dijo Victoria estremeciendo los pensamientos de este al entrar por la puerta. "¿Qué haces ahí?"

El esforzaba por sonreír. Logrando controlar toda la rabia y decepción que sentía al verla acercarse.

"Esperándote." dijo serenamente colocando el vaso sobre la mesa del lado. "Martina me dijo que tenías una cita en el pueblo con el médico?"

"Si. Así fue."

"Porque no me avisaste? Hubiera querido acompañarte."

"Fue un simple examen rutinario."

"No importa. Es nuestro segundo hijo y quiero estar ahí, tal y como lo estuvo con Sebastian."

"¿Has bebido?" dijo pegándole a ella el fuerte olor del alcohol viniendo de él. "¿Tú nunca bebés?"

"Siempre hay una primera vez."

"¿Te sucede algo?"

La miró en silencio, directo a esos ojos verdes hermosos que lo habían hechizado desde el primer instante en que la conoció. Y ahora en ese momento ante ella se daba cuenta que tenía delante él una total extraña.

*

Pueblo de San Francisco de los Reyes

Sentado sobre un pequeño muro de pared en el patio de la casa Del Valle. La mirada de David estaba clavada fríamente ante las puertas de la recamara de Andrés.

Miles de cosas pasaron por su mente. Mientras los celos empezaban a consumirlo...

*

La próxima mañana Andrés se despertó ante la imagen de Aurora dormida a su lado sobre la cama. Estaba inclinada hacia el dormida tranquilamente, hecha una bolita por el frío. La cubrió con la cobija y la contempló con miedo de moverse y despertarla.

Era tan hermosa... él sonrío dulcemente acariciando su rostro. Sin resistir el deseo de probar sus labios despertándola con un beso.

"Eres una tentación." susurró besándola una y otra vez. "Ay!" el grito de dolor lastimándose el brazo al empujarlo a un lado en asombro.

"Que haces?"

"No pude resistirme." dijo con una sonrisa juguetona. "Además que tiene de malo que me guste despertar a mi recién esposa con un beso en las mañanas."

Se había vuelto a acercar a ella, quedando a centímetros de sus labios. Perdido en esos ojos hermosos.

"Eres imposible." dijo ella alejándose.

"A donde vas?"

"A darme una ducha."

"Necesitas ayuda?"

La puerta se cerró dibujando una sonrisa sobre los labios de Andrés.

Aurora prendió el agua de la regadera, metiéndose a ella al asegurarse de que estuviera a la temperatura adecuada. Dejando que el agua cayera por su cuerpo...

"Deberías de saber..." dijo Andrés haciendo a una lado la cortina de la ducha, asustándola. "Que no soy un hombre que toma un no, muy fácilmente."

"

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