CAPITULO 28 - La Nota

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Pueblo de San Francisco de los Reyes

"Veo que la has encontrado?" dijo José María con una sonrisa al ver a Soledad y la pequeña Daniela entrar por la puerta de la casa.

"Sí." respondió ella cortante. "Se le ocurrió irse a la plaza sola."

"Usted señorita es demasiado pequeña para andar por la calle solita."

"Ve y lávate las manos para comer mi vida."

Con una leve y angelical sonrisa la pequeña se dio la vuelta y se fue corriendo.

"¿Sucedió algo? Traes una cara que pareciera que hubieras visto un fantasma."

"Se puede decir." ella levantó su vista hacia el. "Daniela estaba precisamente acompañada por la señora Olivier y su hijo."

"Victoria?"

"Como comprenderá esa mujer y yo nunca simpatizamos."

"Puedo imaginar por qué."

"Por lo visto esa mujer ni con los años ha dejado su prepotencia."

"Te hizo algo?"

"Los insultos son su arma. Sin embargo ella nunca fue mejor que yo. Si su marido tuviera idea hasta donde ha llegado su descaro... el pobre infeliz ha vivido cegado en una ilusa realidad."

*

Casona de la hacienda La Oliviera...

"¿En dónde estaban?" dijo Gustavo fríamente apareciendo por el vestíbulo deteniendo los pasos de Victoria y Juancho que cargaba a Sebastian en los brazos.

"Mamá me llevó al pueblo." dijo el niño.

"Sebas quería tomar un paseo por la plaza."

"Y como te la pasaste vaquero?"

"Muy padre."

Gustavo hizo un esfuerzo por sonreír, sacudiendo el cabello de su hijo.

"Juancho llévalo arriba, enseguida estará Martina con él."

"Si señor."

Gustavo siguió los pasos de Juancho hasta desaparecer por la segunda planta de la casa con su hijo en brazos.

"Pasa algo?" dijo Victoria presintiendo el distanciamiento de Gustavo que ni siquiera le daba la mirada.

"Quiero avisarte que mañana temprano viajaré a la capital, por cuestión de negocios."

"Estas bien?"

"Perfectamente."

"He notado que estos días no has sido tú mismo."

El sonrío levemente con amargura levantando su vista para verla de frente. Causándole a ella desconcierto.

"Y según tú, quién soy?"

*

Casa Del Valle...

"Shh!" dijo Andrés conteniendo su risa al entrar por las puertas de su recamara con una ebria Aurora entre sus brazos. Habían intentado hacer el menos ruido posible al caminar por el patio, pero había sido inútil. La risa les había ganado, ya que ambos se tropezaban con una y otra cosa.

"Shh!" Aurora lo remedaba con su dedo sobre sus labios, tratando de sostener una cara seria, mientras él cerraba las puertas por detrás de él.

"No creo que haya sido buena idea que te hubieras terminado esa botella sola."

"¿Por qué no?" dijo ella abrazada de su cuello.

"Porque... muy fácilmente me puedo aprovechar de ti."

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