CAPITULO 43 - Un Susto

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"El divorcio?" Andrés repitió con angustia en la mirada. "No."

Él intentó acercarse pero ella mantuvo su distancia. Aun en su mente estaba bastante fresca la imagen de él en la cama de esa mujer, que no soportaba que la tocara.

"Tienes que darme una oportunidad de explicarte."

"¿Cuántas mentiras más crees que me puedo tragar? Te revolcaste con ella sin importarte un bledo el amor que juraste tenerme. Y ahora esperas que yo te escuche? Que te perdone?"

Aurora formó una amarga sonrisa.

"No... Esta vez no es tan fácil. No es suficiente con un simple perdón. Te vi en su cama. Ni aunque te ame como te amo voy a dejar que me pisotees cada vez que a ti te plazca tener una aventura. Yo no soy esa infeliz que se conforma con tener la mitad de ti. Es..." una fuerte punzada estremece su vientre doblándose del dolor. "Ow!"

"¿Qué pasa?" él corrió a su lado.

"Nada." Ella intentó empujarlo, pero la punzada se intensificó quitándole la fuerza de las piernas. "Ay!"

"Ven." Él la levantó en sus brazos. Sacándola del desastre de la habitación llevándola a la calma de una de huéspedes. Ella intentaba controlar su respiración y tranquilizarse. Pero la presencia de Andrés y su contacto la alteraba e irritaba. Él la sentó sobre la cama...

"Ya se me está pasando." respiro profundo.

*

Pueblo Vecino

Victoria acarició su vientre desnudo con una descarada sonrisa.

"Creo que es hora de dar el último golpe. No puedo arriesgarme a que Andrés y el imbécil de Gustavo se den cuenta de que nunca ha existido tal embarazo."

*

"¿Cómo está?" preguntó Andrés angustiado al ver salir al doctor de la habitación que ahora ocupará Aurora.

"Mejor." el anciano se acomodó los anteojos. "Afortunadamente no hubo sangrado. Debe tomar mucho reposo... y hacer el menos esfuerzo posible. En su estado no es conveniente alterarla."

"Entonces los bebés están bien?"

"Si. Aunque recomiendo que la lleves a la clínica para que le hagan unos estudios."

"Claro."

"Por ahora duerme. Intenta mantenerla tranquila."

"Le agradezco que haya venido así de improviso."

"No tienes nada que agradecer muchacho. Bueno, la dejo en tus manos. Cualquier cosa no dudes en llamarme."

"Así será. Lo acompañó."

"No. No es necesario, recuerdo el camino. Quédate con ella."

Andrés clavó su mirada sobre la puerta de la recamara. Cuidadosamente la abrió y se asomó por ella. Viendo a Aurora que dormía, tomó todas sus fuerzas para no ir a su lado. Paz. Era lo que ella necesitaba y era más que obvio, que eso por ahora él no se lo daba. Todo lo contrario.

Le había dado mil vueltas en la cabeza. Pero aun sus recuerdos eran vagos.

Se sentó al pie de la cama de la habitación destrozada mirando el desastre que había hecho de su vida en el proceso de unas horas.

Si no se hubiera alejado del lado de Aurora anoche. Si se hubieran regresado a la casa como lo tenían planeado... pero sus amigos insistieron. Recordó el último beso que Aurora le dio esa noche al despedirse, corto pero dulce. Tal y como se le había hecho costumbre. Prometiéndole que estaría regreso dentro de un rato.

<< "Mi hermanito pequeño..." se recuerda decirle a David, mientras ambos caminaban anoche a la salida de la cantina. David con esfuerzo lo sostenía de pie de lo ebrio que se encontraba, que daban uno que otro paso en falso. "Tú sabes que a pesar de todas las diferencias que tú y yo podamos tener." los dos se estrellan contra la pared del local. "Sabes que te quiero verdad?" >> Andrés regresó a la realidad a encontrar a David detenido ante la puerta, mirando con asombro el caos de la habitación.

"Que paso aquí?"

"Así quedó después de que Aurora terminara con ella." Andrés se puso de pie. "¿A qué debemos tu visita?"

"Me tope con el doctor Suárez en el dispensario y me dijo lo que pasó con Aurora. Como está?"

"Bien. Está dormida en el cuarto de huéspedes."

"Creo que lo mejor para ella será que la saque de aquí."

"Mi mujer no va a ningún lado ni contigo, ni con nadie."

David sonrió amargamente volteando a verlo.

"Crees que aún tienes derechos sobre ella? Después de lo que hiciste? Te fuiste acostar con tu amante, sin importarte un bledo tu matrimonio."

"Cosa que aunque le doy vueltas en mi cabeza no logro explicarme. ¿Cómo fue precisamente ahí a donde fui a caer? Si tú fuiste el que me sacó de la cantina."

"Ahora solo falta que me quieras echar a mi la culpa de tus pendejadas? Si. Yo te saqué de la cantina... después fuiste tú el que se empeñó en ir a aquella casa. Trate de hacerte entrar en razón, pero en el estado en el que te encontrabas fue inútil."

"Porque me da el presentimiento de que mientes?" dijo Andrés fríamente.

"Porque habría de hacerlo?"

"Para quedarte con mi mujer. O crees que no me he dado cuenta de que andas como un perro detrás de ella?"

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