Los rostros de Don Nicolás, Sofía y Gustavo no podían salir del impacto.
"¿Qué es lo que estás diciendo Aurora?" dijo Don Nicolás sin poder creer lo que acababa de escuchar.
"La verdad." dijo ella en un tono firme. "Tu hijita menor intentó matarme. Y si no es por su prometido hubiera muerto calcinada en esos establos."
Fátima sonrió inocentemente, ocultando la desesperación en el fondo de su mirada. "Ese golpe de verdad te trastorno, mira que pensar que yo?"
Su hipocresía despertaba la rabia e ira de Aurora.
"¡Fuiste tu maldita!" intenta irse contra ella en un arrebato."Estoy segura que eres capaz de eso y mucho más." dijo forcejeando con Gustavo quien la retenía. "¡Tu suéltame!" lo empuja. "A ti también te hubiera convenido la muerte de la bastarda no? Pues lamento decepcionarlos."
"Basta." dijo Don Nicolás poniendo fin.
"Esta loca papa." dijo Fátima tomando refugio detrás de su padre, tal y como la había hecho de pequeña al acabar de cometer una travesura.
"La única loca aquí eres tú." dijo Aurora segura. "Te voy a desenmascarar, me voy a encargar de que todos te vean por lo que eres. Una neurótica desquiciada."
*
Victoria daba vueltas alrededor de su habitación como una leona enjaulada.
"Qué averiguaste?" dijo inmediatamente al ver a Martina entrar por la puerta.
"Él está bien." dijo Martina en un tono no muy convencido.
"Y?" ella preguntó desesperadamente. "Le diste mi recado?"
"Si. Y estuvo de acuerdo. Estará esperándote en el lugar de siempre mañana..."
Una sonrisa de felicidad se dibujó sobre el rostro de Victoria.
*
La sangre mezclada entre el agua corría por el lavado de manos, mientras Aurora
terminaba de limpiar la herida fresca sobre su frente ante el espejo de su baño privado. Volvía a recordar los hechos en su mente, sintiendo el fuerte golpe sobre la cabeza, todo volviéndose negro y regresando a la vida en brazos de Andrés.
Una leve sonrisa brotó de sus labios al pensar en él, se alejó del espejo empezando a desabrochar los botones de su blusa entrando hacia la recamara.
"Pensabas en mi?" preguntó Andrés asustándola al encontrarlo parado a un lado de las puertas del balcón. "Si sonreías así es porque lo hacías?"
Aurora se cubrió, sorprendida de verlo.
"¿Has oído de tocar y entrar por una puerta como cualquier otra persona?"
"Si." sonríe "Pero perdería el encanto? Y a mi me fascina ser un encanto." él dice en un tono coqueto mirándola de pies al golpe que tenía sobre su hermosa cabeza.
"¿Cómo va esa herida?" le preguntó tomando unos pasos acercándose a ella.
"Supongo que bien." dijo despreocupada intentando evitarlo dándole la vuelta. Necesitaba hacerlo por su sanidad, tenerlo cerca se estaba convirtiendo en demasiada tentación.
"Te reviso un médico."
"No fue necesario. Como podrás ver ya paro de sangrar y solo tengo poco dolor."
"Aun así, el golpe se ve que fue fuerte." dijo examinando la herida, bajando su mirada a verla. "¿Me permites? ¿Tienes antiséptico?"
"Ya me puse."
Él sonrió, ante su mirada seria.
"No seas una niña." la tomó de la mano "Ven." dijo llevándola hacia al baño.
*
Hotel de San Francisco de los Reyes
"Supongo que me estas hablando porque Aurora ya se contacto contigo?" dijo Darío tomando unos pasos alrededor de su modesta habitación de hotel con su celular al oído. "Por ahora pretendo permanecer aquí, e invertir un poco... sabes San Francisco de los Reyes es un pueblo bastante acogedor." sonríe cínicamente. "Como que pretendo? Simplemente regresar con lo que me pertenece, mi mujer."
*
Aurora hizo un gesto de dolor al sentir la más mínima presión.
"¿Te lastimé?" dijo Andrés terminando de poner unas tiritas para cerrar la herida. "Creo que ahí quedó."
Estaba tan cerca de ella que podía sentir el calor de su respiración.
"Supongo que debo agradecerte?"
Él sonrió con aquella sonrisa.
"Me doy por bien servido con un pequeño beso. Es lo mínimo que me merezco, soy prácticamente tu héroe."
Ella soltó una risa.
"Eres un aprovechado."
"Uno hace lo que puede." el dice inocente. "Y yo ahorita me estoy muriendo por un beso tuyo."
Estaban a solo centímetros de distancia y con cada segundo se disminuían aún más.
"Me imagino a cuantas les habrás dicho lo mismo."
Una sonrisa dominaba los labios de él y sin pensarlo un instante más la tomó arrebatándole un beso...
Dulces fueron las horas de silencio que Andrés y Aurora pasaron sentados en el piso al pie de la cama. La cabeza de ella estaba recostada sobre el pecho de él, mientras sus manos se medían la una contra la otra. No necesitaban de palabras, no cuando nada se sentía tan bien que estar en los brazos del uno y del otro.
"Quiero que te cases conmigo..." susurró suavemente Andrés con su mirada fija sobre sus manos.
ESTÁS LEYENDO
ACUERDATE DE MI
RomanceCuando lo abraces... lo beses... cuando lo acaricies... y le dediques una sonrisa... Acuérdate de Mí. Aurora llega con un objetivo en mente al pequeño pueblo de San Francisco de los Reyes, causar caos en la vida de sus medios hermanos Fátima y Gusta...