Reglas son reglas

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— Tengo que ir a entrenar Will.— le digo mientras salgo de mi clase, estamos hablando por Teléfono desde qué pasó lo del baño estamos más unidos.
No lo puedo evitar y claro tampoco ignorar que casi tenemos sexo en el suelo.
No lo hemos vuelto a hacer aunque claro. Solo ha pasó un día donde me trato como una reina.
Y lo sigue haciendo, la tensión sexual se aliviano solo un poco. Aunque los dos morimos por comernos.
Doy la vuelta y lo veo en el pasillo con una bolsa.
— Después te llamo un idiota aprecio.— sonrió y le cuelgo.
— Así que ahora soy un idiota.
— Siempre lo has sido— bufo.
— Bueno, como soy un idiota está nieve que traje será solo para este idiota.

— ¿me trajiste nieve? — le arrebató la bolsa y la abro viendo dos litros de nieve. — Eres el mejor.
Lo abrazo y recuerdos del baño vuelven a mi mente y me alejo sonrojada.
El también lo recordó porque ahora veo un bulto en su pantalón.
— ¿Cuando me harás tuya?— Will abre los ojos sorprendido y me rio.
— Bromaaaa. Gracias por la nieve.
— ¡Hey, era un soborno a que pasarás la tarde conmigo como ayer!— lo volteo a ver.
— Los sobornos no funcionan conmigo— le guiño el ojo y me voy hacia mi practica de porrista.
— ¡Te ves sexy en esos shorts! Y más cuando corres!— lo escucho gritarme y sonrió.

Salgo empapada de sudor del entrenamiento de porristas, fue el más duro hasta ahora ya que mañana tenemos partido y tenemos que lucirnos para enseñarles nuestro apoyo al equipo.
Voy hacia mi casillero y veo que la nieve se ha derretido, tristemente la guardo para poder congelarla después; veo que las chicas ya se han ido y solo quedo yo.
Guardo mis cosas pensando que mejor me baño en la casa y le mando un mensaje a Will que si ya llego por mi. Salgo de los vestidores y recorro la escuela vacía, no voy a mentir da un poco de miedo.
De repente siento como alguien me tapa la boca con la mano y me voltea bruscamente y veo los ojos color miel de Kyle.

Trato de hablar pero me tiene bien amarrada.
— Si haces un movimiento, te arrepentirás. Tranquila no voy a herirte. No aún— me sonríe y se acerca a mi para oler mi cabello y acariciarlo.
Comienzo a temblar del miedo y desesperación de no poder hacer nada.
— Te ves muy sexy entrenando. Dime, ¿porque no puedo sacarte de mi cabeza?— me susurra en el oído mientras baja por mi cuello y me lanza hacia los casilleros enterrando los candados en mi espalda.
Grito de dolor.— ¿te gusta duro eh?— me atrapa contra la pared con sus piernas y me besa.
O lo intenta. Cierro los labios y lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas.
— Vamos, se que me deseas— niego con la cabeza mientras las lágrimas me nublan la vista y la desesperación me inunda.
Tiene control sobre mi cuerpo y eso se siente horrible.
Entonces siento como me lo quitan de encima y es arrastrado hacia la otra pared de el pasillo, abro los ojos y veo a un Will rojo de rabia, me mira y me escanea para asegurarse de que estoy bien y después se encarga de Kyle, le da una patada mientras está en el suelo y después comienza a golpearle la cabeza como loco.

— ¡WILL!— me acercó viendo cómo rápidamente la sangre chorrea de sus nudillos y de la cara de Kyle. — ¡Basta! ¡Lo puedes matar!
Me acercó por detrás de Will tratando de controlar sus brazos y los cierro mientras apoyo mi cabeza en su espalda, escucho su respiración entrecortada y me voltea a ver con los ojos rojos e hinchados.
— Tranquilo. Estoy bien— La verdad es que me sentía como mierda, pero junto a Will me tranquilicé un poco mis temblores.
Y lo dije para que ya parara de golpearlo, volteo a ver a Kyle y tiene sangre de la nariz y por detrás de la cabeza, su cara no se logra distinguir. Quiero vomitar, así que lo hago. Me alegro y comienzo a vomitarlo todo, Will me agarra el cabello por detrás y se está conmigo todo el tiempo mientras me carga y me lleva hacia su troca.
Me acuesta delicadamente y acomoda mi cabello, posa su mano en mi frente y abro los ojos viendo sus ojos preocupados.

— Hey, estoy bien— le sonrió débilmente.
— Cada vez que lo dices suena menos creíble. Ese... lo iba a matar Vanessa, si no me hubieras detenido. Yo solo veía negro y después escuché tu voz. Solo tú voz.— Will se sube a la troca también y la hecha a andar, veo sus nudillos morados y sangrientos.
— Llegando a la casa tienes que dejarme curarte.
— ¿Eso es lo que te preocupa ahora?— me mira de reojo.
— Claro, Will estas sangrando.— me levanto y siento como me mareo.
— Tú también.— lo miro confundida y después siento como la parte de arriba de mi cabeza sale sangre. Cuando me arrojo contra los casilleros. Malditos candados.
— Oh no— digo mientras veo mi mano con sangre.

Llegamos a la casa y no hay nadie en ella.
— Siéntate. — le digo a Will mientras agarro una silla de la cocina y voy por el botiquín.
Veo como se queda parado y se acerca a mi.
— Tú primero Vane.
— Oh no, es una orden. ¿Me desobedecerás?— se sienta. Buen chico.
Agarro el botiquín y regreso rápidamente tratando de no marearme. Le tomo la mano y comienzo a limpiar la herida tratando de no lastimarlo mas.
— Me siento segura contigo Will— lo volteo a ver y veo como el me estaba viendo desde antes.
Hace una mueca por el dolor y me da un beso en la frente.
Tengo su mano agarrando la mía y siento su tacto, es muy grande y las venas resaltan, después de limpiar las dos manos, saco las bandas y las rodeo con ellas.
— ¿eso es necesario?— dice Will.
— Veras, no cuestiones mis acciones. — inclinó la cabeza sonriendo y sujetando la banda.— ¡Listo!

Descanso sentándome arriba de él.
Will pasa sus manos por mis muslos y me levanto.
— No podemos, Will— me siento en la silla y Will ahora limpia mi herida.
— ¿Porque no? — lo miro.
— Las reglas, son reglas y están puestas por una razón. No quiero irme de esta casa en verdad me encariñe con los demás.— no puedo imaginarme mi vida sin ellos y me moriría de hambre comprando o rentando otra casa en el vecindario que es donde la escuela se encuentra. Si no entró en esa escuela debo volver a mi país, Estados Unidos y me encanta aquí.
No podría.
— Podemos ser cuidadosos. Yo te q...— lo interrumpo.
— ¡No lo digas! Will, no. Las cosas están mejor así como amigos.
Me muerdo el labio para no sacar lágrimas.

Viviendo SIN sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora