No tengo tiempo para ti

439 32 0
                                    

A la mañana siguiente despierto con un gran dolor de cabeza y ni si me antoja desayunar algo así que decido quedarme encerrada en mi cuarto este domingo, con mis pijama Rosita y de unicornios saco la computadora y comienzo a abrir mis correos cuando veo unos que no había abierto de parte de Will.
Y entonces recuerdo la noche anterior en el bar.
— ¿Will qué haces aquí?
— Te voy a llevar a casa.— lanzo un grito de frustración y lo empujó.
— ¡Deja de hacer eso! No te quiero ver— borracha ya no puedo ocultar mis sentimientos.
— ¿Te vas a ir con uno de estos? Eres mejor que eso Vanessa— Hacemos una lucha de miradas y por un momento olvidó donde estamos.

— Todo mejor que ir contigo! Te odio! Me lastimaste y esperas que te perdone?— Will parece sorprendido al ver que si me afecto.
Después de eso solo recuerdo lágrimas y entonces Ty me aleja de Will para llevarme a casa y aquí estoy.
No fue la mejor noche pero ni es excusa para que Will me mande mensajes de nuevo.
Aún así la curiosidad gana y termino abriendo uno donde hay un poema.

¡No de mí apartes tus divinos ojos!
Pálida está mi frente de dolores;
¿para qué castigar con tus enojos
al que es tan infeliz con tus amores?

Soy un esclavo que a tus pies se humilla
y suplicante tu piedad reclama,
que con las manos juntas se arrodilla
para decir con miedo. . . que te ama!

¡Te ama! Y el alma que el amor bendice,
tiembla al sentirle como débil hoja.
¡Te ama! y el corazón cuando lo dice
en yo no se qué lagrimas se moja.

¡Perdóname este amor! A mí ha venido
como la luz a la pupila abierta,
como viene la música al oído,
como la vida a la esperanza muerta.

Fue una chispa de tu alma desprendida
en el beso de luz de tu mirada
que al abrazar mi corazón en vida
dejó mi alma a la tuya desposada.

Y este amor es el aire que respiro,
ilusión imposible que atesoro
inefable palabra que suspiro
y dulcísima lágrima que lloro.

Es el ángel espléndido y risueño
que con sus alas en mi frente toca,
y que deja - ¡perdóname!

Termino de leerlo con un hueco en mi corazón y veo que es Will quien lo escribió y son miles de mas poemas así. Me paro de la cama enojada y abro la puerta para ir dando pisadas que se escuchan por toda la casa a la habitación de Will, doy golpes fuertemente en su puerta haciendo que salgan todos excepto Will.
— ¿¡Donde está?!— digo entre gritos hirviendo de la furia. Todos se hacen mas chiquillos y alzan los hombros como negando su paradero y le doy una última patada a la puerta pero en cuanto lanzo la patada Will abre la puerta y mi patada va hacia sus entrepierna.
Lo miro asombrada con una sonrisa de satisfacción cuando Will hace una mueca de dolor y se sienta en su cama tratando de hacerse bolita.

— ¡Que te pasa idiota! ¿Quieres hacerme sentir peor con tus estupidos poemas?—. La ira no me deja pensar con claridad; que probablemente me arrepienta de esto luego.
— Tenía que desahogarme Van, no me dejas explicarte....
Con la mano en un puño le pego en el brazo. Demasiada violencia a decir verdad. —¿SERÁ PORQUE NO ME IMPORTA?
En ese entonces empiezo a lanzar patadas y golpes de puños a un Will adolorido en la cama y Tyler llega por detrás agarrándome de la cintura y alejándome de él.
Es coló una película de cuando dos personajes se aman pero a él otro le controlan la mente y lo hacen odiarlo. Pero en verdad que lo odio.
Will con los ojos en lágrimas me hace cuestionarlo.

— Ya ya, cuenta hasta tres Van.— Dice Tyler mientras me acomoda el cabello y el respira lentamente provocando que yo también lo haga relajándome un poco más.
Trina ya está al lado de Will viendo los golpes qué tal vez le dejen moretones.
La culpa empieza a llegar a mi y me llevo las manos a la boca mientras salgo de la casa lo más rápido que puedo al percatarme qué todos me vieron actuar así como una niña loca.
Corro lo más lejos que puedo y me petrifico cuando escucho una rosas burlonas y veo como una troca qué pasa al lado de mi, por la ventana se ve a unos chicos apuntarme.
Me doy un repaso y veo que traigo la pijama de unicornios.
Quiero estrangularme ahí mismo por ser tan descuidada y impulsiva.
Una camioneta negra cada vez se acerca más desde la otra calle y ruego porque no me vayan a secuestrar y comienzo a caminar más velozmente, miles de pensamientos cruzan por mi mente pero después bajan la ventanilla y me hago fuerte para otra banda de insultos o bromas cuando veo a James.

— Lindo pijama—. Tira un cigarrillo a la calle y después alza la vista hacia mi.
— Que gracioso no vayas a matar a alguien de risa.— camino hacia la calle y recojo su cigarrillo para comenzar a caminar buscando un bote de basura.
— ¡Déjalo ahi!—. Lo fulmino con la mirada ante su grito de que no le importa que el planeta se esté muriendo por la contaminación.
— Eh tu princesa déjalo ya— quiero taparme los odios cada vez que lo escucho llamarme así. Siento que sangran, camino más veloz y veo como me sigue lentamente con su camioneta.
— ¿Me estas ignorando? Muy maduro eh—. Encuentro un bote de basura y botó el cigarrillo para después voltearlo a ver con una sonrisa falsa y dulce.

— ¿Era tan difícil? No. Pero apuesto a que eres un idiota que no hace nada más con su vida que fumar y entonces cree que hace su vida un poco mejor siguiendo sus propias reglas, pero en verdad sólo lo están matando lentamente por dentro. Ah si me olvidaba tan poca emoción qué hay en su vida que recurre a acosar a una chica hermosa como yo y apostar sobre algo que JAMÁS va a pasar. ¡Nunca me acostaría con alguien como tú! Que solo piensa que el sexo mejorará su vida pero se lo dan tan fácil que comienza a perder el significado y comienzas a buscarlo por otro lado pero adivina que , ¡no eres bienvenido en este lado!— la voz se me quiebra a mitad de mi discurso al recordar a Will y veo como James mantiene una expresión seria en todo momento. Por primera vez no tiene esa sonrisita burlona y de soy mejor que tú.

— ¿Quieres desahogarte más tus problemas conmigo o me dejas ir? Que verte fue patético—. Dice mientras saca otro cigarrillo y vuelve esa sonrisa de nuevo.
Fue un momento hermoso cuando desapareció de su estupida y sedosa boca.
— ¿Me llevas a casa?—. Él asiente y subo en su camioneta mientras pienso en lo bipolar y loca que me vuelvo a su lado.
Definitivamente es una mala influencia.

Viviendo SIN sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora