Besos salados

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— ¿y tú le dijiste que no había problema en cambiar de habitación?— dice James entre risas.
— No lo pensé bien idiota— le tiro una almohada vieja que probablemente esté llena de polvo y se hace un lado antes de que siquiera lo roce.
— Ese es tu problema Van. Nunca piensas— James se levanta de la cama.
No se que voy a hacer es una habitación diminuta solo hay dos camas y tres hombres más. Lo bueno es qué hay una ventana al lado derecho donde se ve la alberca totalmente negra.

Hay un aire para el calor solo que hace demasiado ruido y avienta aire más caliente. No se porque la escuela eligió este hotel, supongo que era lo que alcanzaba con el presupuesto. No hay televisión ni nada con lo que entretenerse, estamos aquí encerrados.
— Y tú si piensas? Que gracioso— hago una risa falsa y después vuelvo a mi cara normal mientras James saca un cigarrillo.
— Que Rara. Ni siquiera se porque te cogi.
Alza las cejas y se coloca el cigarrillo mientras que una media sonrisa se asoma, estoy a punto de gritarle siempre tan bromista pero solo Lo fulmino con la mirada cuando la puerta se abre y entran dos muchachos más agarrados de la mano.

— Hola, soy Fez y es el mi novio. Michael— uno de ellos se acerca y me estira la mano para que se la estreche.
— ¿Tienes que introducirme así?— le dice Michael incómodo.
Fez hace una mueca.— ¿no estas orgulloso?— Michael se lleva a Fez lejos y miro a James que solo se encoge de hombros.
— ¡Pues perdóname que no soy bi como tú!— escucho decir a Fez gritando para después salirse del cuarto dando un portazo.
Michael nos mira y después apunta a la puerta.— Voy a... hasta luego.
Sale detrás de su novio.

— Intenso no?—. Me dice James fumando.
Toso exageradamente y le quito el cigarrillo de su boca.
— Te mata.— lo aviento a la basura y veo como me ve confundido levanto los brazos como diciéndole el porqué de su confusión. Me doy cuenta que hasta nos entendemos sin hablar. Esto es malo.

— ¿a ti que te importa si me muero?— ruedo los ojos.
Hay algunos sentimientos que quieren salir pero no los dejare por nada en el mundo.
— Tienes razón. ¡Fúmate toda la cajetilla de cigarros y lastima a todos los de tu alrededor, idiota egoísta!

— No tengo nadie a mi alrededor Van. Soy solo yo.
Miro a James tirarse en la cama y por el contacto visual veo algo de dolor en sus ojos.
— Mentiras. Tu familia.— tengo que salir de esta situación.
— ¿mi mamá la drogadicta? O mi papá...— se queda ahí mirado el suelo como si alguien lo hubiera inmovilizado pero se que está recordando algo sobre su padre.
No quiero ni volver a pensar en ese señor.
— ¿Que pasa con tu papá?— alguien deténganme. No quiero saber.
Golpe mental.
— Es un hijo de puta es todo.— en eso se levanta de la cama con las manos en puños y trato de detenerlo pero me avienta hacia la cama sin ningún tipo de cuidado. Parece hasta cegado.

— ¡James!— le digo conmocionada mientras sale de la habitación y corro tras el. No se porque lo sigo.
Me digo a mi misma que es porque me empujó y le voy a reclamar que no me vuelva a poner un dedo encima, pero no estoy segura— !JAMES!
Le vuelvo a llamar por su nombre hasta que voltea y veo como sus ojos azules son más oscuros y algo me dice que está quebrado.
No creo que pueda reclamarle nada, solo corro y lo abrazo colocando mi cabeza en su pecho mientras él se queda inmóvil, no se porque me duele verlo así, encontré a alguien aún más bipolar que yo me digo mientras me acerco más a él.
— ¿Que haces Vanessa?
— Consolándote. Aunque sería mejor si me dijeras porque estás así.

No digo nada más y James me envuelve en sus brazos.— Mi padre me vendió.
Alejo la cabeza un poco solo para verlo a los ojos mientras que mi corazón palpita demasiado rápido junto a él de él, ¿James contándome sobre su vida? Ni se como llegamos a esto.
— ¿como?
Y así en medio del pasillo se abre ante mi, las palabras que utiliza y como lo dice me hace pensar que nunca le había hablado de esto a nadie.
— Mi papá me vendió de pequeño. Tenía deudas y me uso, con el tiempo volvió a comprarme pero ahora me hace pagarle el dinero que gasto en mi. Peleando por el, en sus estupidas peleas clandestinas.

Me quedo sin habla y lo único que se me ocurre es abrazarlo más fuerte y jurarme que matare a su padre. Bueno no. ¿Qué tipo de señor hace eso a su propio hijo? De solo pensar en lo que James tuvo que sufrir comienzo a llorar. Ahora el odio cobra sentido, siempre me vio cómo alguien que lo tenía todo.
James me escucha sollozar y me alza la cabeza con la mano quitándome las lágrimas.
— No quiero tu lastima princesa.— alzó la cabeza y junto sus labios con los míos para que no solo nuestros corazones sean los únicos que se mezclan.
Sus labios son dulces pero mis lágrimas los hacen salados, aun así no parece importarle.

— ¿Van?— escucho una voz al lado mío y me separo de James para ver Tyler con Maia saliendo de una habitación. Por detrás viene Trina y Will.
Me separo de James rápidamente y me seco las lágrimas que recorren mi cara antes de que Will logre salir del todo.
Ruedo a todos los dioses que porfavor Will no nos viera, no puedo ver a James a la cara y se que él estará igual de confundió que en el camión cuando no lo bese.
Y porque lo besaste ahora?
Golpe mental número dos.

— Qué pasó?— les digo forzando una sonrisa. Miro a Tyler negando con la cabeza tratando de hacerle entender que no diga nada al respecto. Al menos no nada enfrente de Will, le explicaré más tarde.
— Van!— dice Will al verme. Le sonrió de vuelta y se le ilumina la cara al devolverme la sonrisa.
— Íbamos a por una nieve por este calor, vienes?— Maia se ve un poco incómoda al ver la admiración de Will hacia mí después de lo que acaba de ver conmigo y James.
— ¿Saben a que horas es la excursión a las cuevas?
Pregunto mientras trato de que mi voz no suene quebrada.
— En unas horas, ya estaremos de vuelta para entonces.— dice Trina guiñándome una ojo.
— ¿si vienes?— Will se acerca y iba a poner su brazo sobre mi cuando me alejo un poco.
— Si, solo voy a hablar con James rápido.— apunto detrás de mí hacia James y veo como todos me ven como con compasión.
— Ya se fue cielo— dice Trina.
Volteo atrás de mi donde debería de estar y veo que desapareció, o más bien se fue.
Golpe mental tres.
Me odio.

Viviendo SIN sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora