Peleas clandestinas

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— Claramente no sabemos nada sobre ninguno de los dos. Tú discurso allá. Patético.— dice cuando ya me he acomodado en el sillón.
Lo volteo a ver enojada y alza las cejas.— Tenías razón, me desquite contigo.
Le digo mientras volteo hacia la ventana para no verlo regocijándose al decirle que tenía razón.
Pero en vez de eso se aclara la garganta y me dice.— Entonces dime algo sobre ti.
— ¿que?— sonrió y no se cómo pero ya lo estoy viendo de nuevo con el ceño fruncido fijamente.

— Vamos, dime algo para que este viaje no sea incómodo
— A ver, voy a la escuela universitaria de Woordligh, y vivo con las mejores personas. Pero todo eso ya lo sabes, no te agradan.
Me quedo callada sin más que decir.
— Wow, ¿eso es todo?— asiento y me muero el labio de nervios, me fastidia que la gente quiera saber más de lo que se dice.
— Idiota— escucho como suelta una carcajada y sonrió tímidamente al escuchar su risa, vaya que siempre se ríe de mi.

— ¿Odias a todos los hombres o solo a mi?— me pregunta y suspiro.
— definitivamente no me caes bien. Crees que me conoces pero solo sacas conclusiones por las personas con las que me junto.
Me cruzo de brazos y veo como el frunce el ceño.
— ¿Me estas diciendo que me equivoco al pensar que son unos fresas mimados?
— Puede que sean así pero no te da derecho a decirlo así— le digo y veo como se ríe de nuevo.
— ¡Oh claro que si!— ruedo los ojos y lo pateo por debajo. Él me agarra la cabeza no tan fuerte, más bien jugando y la coloca contra el vidrio.
— No te entiendo la verdad, no eres como las demás.— hago una mueca sin saber como tomar eso.

— ¿Y cual es tu historia? O me vas a decir que todo lo que dije allá atrás era verdad?— pregunto y no se que hago con las manos como de superioridad.
— Soy boxeador. Pero estoy estudiando derecho penal, toda mi vida crecí aquí en la playa y estoy dispuesto a marcharme lo más rápido que pueda. Motivos personales. Perdona princesa— me guiña el ojo y me agarra la cara como si fuera una niña pequeña.— Por cierto. Hay una pelea esta noche, ¿vas?
— Que asco— me doy cuenta de que ya llegamos a la calle donde vivo pero solo está dando vueltas para hacer más tiempo.— Aquí me bajo. No te daré las gracias porque no las mereces.
Le sonrió y espero a que pare la camioneta para poder bajarme pero no lo hace.
— Iré contigo.
— ¿Eh?— suelto y veo como se estaciona enfrente exactamente de la casa.— ¿Quieres entrar?

— Obvio no, solo te cubriré para que nadie mas tenga que dañarse la vista viéndote vestida así.— me sonríe burlón y ruedo los ojos bajándome de la camioneta.
— Te avergüenzas tú más con tus chistes.
Antes de que pudiera abrir la puerta está se abre y sale Will, los dos se quedan viendo fijamente por un momento y me aclaro la garganta.
— Will él es.... ¿cual es tu nombre?— volteo a ver a James sonriendo ahora yo burlonamente y él se ríe falsamente.
Punto para mi.

— Con que él es Will, me ha contado mucho, con detalles extremadamente no importantes  y por decir extremadamente me quedo corto.— James alza las cejas y me pongo roja inmediatamente, no le he dicho nada y apuesto a que James ni siquiera sabe mi nombre.
Will aprieta la mano en su puño hasta que esta blanca y sonrió para mis adentros al verlo celoso.
Van 1 James 0
— Adiós— dice Will tratando de hacer a James irse pero él se queda ahí parado.
— ¿a donde vas?— contesta James, Suelto una risa fuerte que hace que Will se incomode aún más y comience a ponerse Rosita.
— Okey, hasta luego James.— volteo y lo comienzo a empujar del pecho, se que si no lo hago probablemente se quede ahí a insultar a Will todo el día.

— Entonces hoy a las 9, pasó por ti.— abro la boca para decirle que no pero Will se adelanta.
— Ella no irá a ningún lugar contigo.
¿Disculpa?
— ¿porque no la dejas que hable por ella misma?— La sonrisa de James nunca se quita de su cara mientras que Will parece que va a sacar humo.
— No irá, punto.— James me mira.
— No aguantó las ganas de verte de nuevo.— le digo a James mientras lo continuo tratando de empujar y veo como la sonrisa solo se hace más grande haciéndome sonreír a mi.
— ¡Nos vemos, princesa!— me cubro la boca para ocultar mi sonrisa ante Will quien me ve como decepcionado y camino dentro de la casa alzando los brazos disfrutando de esta pequeña victoria contra Will.

¿Debería estar nerviosa? Pues aun si no, lo estoy.
Me veo una última vez en el espejo no quería verme como que me arregle para el así que simplemente me puse unos jeans y una blusa cualquiera, aparte íba a ir a verlo boxear? No muy de mi agrado.
Consulto la hora en mi celular y veo que ya son las nueve y unos minutos más así que salgo de mi habitación para ver desde abajo a Will sentado en la sala.
— ¿Will?— le digo mientras bajo cuidadosamente y veo como niega con la cabeza.
— Iré con ustedes.— me rio.
— ¿Alguien te invito?
— No confió en el.— hace una pausa.— ¿Te acuerdas de Kyle?
Ah si.
— El no es así.— ¿Tan segura estoy?

— No puedo dejarte ir así y ver como te enredas con el.— en eso el timbre se escucha y grito que me espere.
— ¡No tengo todo el día!— me contesta desde el otro lado de la puerta.
— ¿Lo ves? Nunca me enredaría con el.— le digo siendo sincera, camino hacia la puerta y la abro.
Nunca digas nunca.
James sin camiseta, piel desnuda.
Lo de ser boxeador sale a la luz porque tiene el abdomen extremadamente definido.
Me quedo ahí viéndolo fijamente.
Veo como sonríe de satisfacción al ver mi reacción y en eso me recompongo y ruedo los ojos.
— ¿Tenias que venir así?—. Le digo enojada cuando Maia baja y lo ve y suelta un papasito, la volteo a ver y alza las manos.— Le dire a Tyler.
La apunto amenazantemente y James suelta una carcajada.
— Vamos princesa, mueve ese trasero con el que dios te bendició.— lo miro sobresaltada y el solo suelta otra carcajada y Will parece a punto de querer golpearlo ahí mismo.— ¿que? Me gusta hacerlo enojar. Se ve que le gustas a mil kilómetros de distancia.

— ¿Aún quieres ir?— le digo a Will que aprieta los dientes.
— Vámonos.
La sonrisa desaparece del rostro de James.— ¿El también va?
Me encojo de hombros.— ¡Trío!— ahora yo me rio junto con Maia quien parece confundida con la situación en la sala.

Viviendo SIN sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora