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Me volteo hacia Hanna, mi mejor amiga, y le hago una seña para que se acercara.
Mi esposo, Manuel, está en una plática con unos políticos amigos y yo me estoy aburriendo. Digo ¿A quién no le aburre una charla así? Salvo que sea político, creo que a todos.
Me alejo apenas unos centímetros de él y me acerco a mi amiga, que ese día me hizo el gran favor de acompañarme. Interrumpí su coqueteo con el anfitrión de la junta pero a ella no le importó, siempre me dice que yo estoy ante todo. Le sonrío y caminamos un poco alejadas de mi esposo.

—Sácame de aquí — Casi le imploro a Hanna. Ésta me mira confundida.

—¿Aburrida? — Me pregunta divertida. ¡Puf! Aburrida es poco. —¡Anahí, siempre estas pláticas son aburridas! Yo estoy aburrida prácticamente desde que llegamos. ¿Me dejas llevarte a un lugar? — Pregunta ilusionada, con un brillo en sus ojos azules.
Hanna y yo nos conocemos desde pequeñas, desde el kínder que somos amigas, y más que eso es mi hermana... Muchos nos dicen que nos parecemos, y es verdad, a no ser porque yo ahora yo estoy castaña y ella rubia. Le sonrío y asiento levemente, cualquier lugar me parecerá mejor que donde nos encontramos.

—A donde quieras pero sácame de aquí — Ella afirma sonriente, algo estará tramando, la conozco más que nadie.

—Bien. Coste que me dijiste a donde sea eh — Ruedo los ojos y vuelvo a asentir. ¡A veces hace todo tan largo! Entonces se aleja de mí y se acerca a mi esposo, le dice algo y éste me mira... luego vuelve la mirada a Hanna y seguidamente vuelve a lo que estaba haciendo. No le importó. No le importa que me vaya, total él está a gusto. ¡Me vale! Esta noche no la pasaré otra vez aburrida escuchando sus planes para su pueblo. Hanna vuelve a mí y me toma de la mano. —Listo, nos vamos—. Me dejo llevar por ella hacia la salida y luego nos subimos a su coche. La adrenalina ya empieza a recorrer mis venas. Si hay algo que me encanta de Hanna es que es una de las pocas mujeres que sabe manejar tan bien un coche a toda velocidad. Cualquier día la policía nos arrestará, pero la adrenalina que se siente ir en su descapotable rojo, con el viento golpeando nuestras caras y el pelo al viento, no se compara con nada. Pongo un poco de música a todo volumen, comienza a sonar 'I Got a Feeling' de Black Eyed Peas, y los parlantes resuenan. Como dice la canción, siento que esta será una buena noche. Comienzo a cantar en voz alta, sin límites. Hay muy pocas personas en la calle, casi nadie, pues son las dos de la mañana y tal vez pueden estar todos en el antro... mientras yo estaba en una aburrida charla. Sigo cantando y Hanna sonríe.

—I gotta feeling that tonight's gonna be a good night, that tonight's gonna be a good night, that tonight's gonna be a good night — Canto sobre la canción hasta que llegamos a la casa de Hanna. Mi cara se desencaja. —¿Tu casa? — Pregunto desilusionada. Ella, sin dejar de sonreír, se baja y abre mi puerta. —¡Vamos! Esa ropa no es adecuada, estas muy... — Buscó la palabra —Señorona — Rió y tiró de mi mano. —Nos cambiamos y nos vamos a un lugar que te va a encantar, y que te hace falta—

No tardamos mucho en cambiarnos. La ropa de Hanna me quedaba como hecha a mi medida, pues las dos somos iguales de cuerpo. Busqué un corto vestido negro de algodón estilo strapples, diminuto, pegado al cuerpo que marcaba no solo mi cintura, sino que también mi trasero y mucho más mis senos. Unos zapatos negros con brillo de casi siete centímetros me hacían sentir alta. El cabello me lo dejé igual de suelto, pero mi amiga se encargó de que los bucles no estuvieran tan armados, dándole un estilo más natural. Un maquillaje un poco más provocativo. ¡Stop! No iba a seducir, iba a divertirme. A lo que mi mejor amiga respondió...

—Ya lo sé, pero no puedes ir así. Desde que estás casada con Manuel pareces una señora de más años. Diviértete esta noche, no pienses en nadie más solo en ti. Quién sabe si se te da un polvo con algún tipo — Abrí mi boca por la sorpresa y no pude evitar reír.

La Princesa Que No Es Lo Que Aparenta | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora