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Llegué a casa de Hanna hecha un mar de lágrimas, y apenas lo vi solo atiné a abrazarla y llorar en sus brazos.

—¿Any? — Noté su tono de preocupación mientras me rodeaba con sus brazos —Ey Any ¿Qué pasó? — Preguntó, pero ni siquiera me salían las palabras. —Me preocupas Anahí. ¿Qué tienes? ¿Ha pasado algo con tu familia?

—No — Susurré apenas.

—¿Con Alfonso? — Volví a negar. Me separé de ella y me miró a la cara. —¿Qué te...? ¡Oh por Dios! — Me tomó de la mano y me llevó a su baño. Allí sacó su botiquín de primeros auxilios sin quitar su cara de preocupación. No me di cuenta que mi labio sangraba hasta que Hanna me lo dijo. —¿Qué te pasó Any? — Volvió a preguntar mientras, con una gasa, limpiaba mi labio.

—Manuel... — No precisé decir nada más, mi amiga pudo deducir lo que había pasado.

—¡No lo puedo creer! ¡Maldito cretino! — Expresó enfadada —¡Era lo único que le faltaba para creer que es un ma...!

—¡Hanna! — La frené —Ya caray. Necesito contención — Lloré refregando mis ojos.

—Lo siento. ¿Por qué ha pasado todo esto? ¿Por qué te pegó? — Quité su mano de mi labio y hablé.

—Descubrió todo, sabe todo. Sabe de Alfonso, que tengo una amante, que lo engañé y me acosté con Poncho en nuestra propia cama. Lo sabe completamente todo — Confesé. —Todo Hanna.

—Pero ni así debería pegarle un hombre a una mujer, es un estúpido. Mira Anahí, me lo llego a cruzar y le doy mis cruzadas en la cara. Maldito patán — Dijo con mucha bronca.

—Ya. De eso ya me encargué yo, no quiero que te metas Hanna. Esto es entre él y yo.

—¿Cómo? ¿Le pegaste también? — Preguntó asombrada.

—Porque fue necesario, me trató de prostituta y zorr.a. Además me pegó... se lo merecía ¿no?

—¡Claro que se lo merecía! Ay Any —Mi amiga me acarició el brazo para tranquilizarme —¿Qué pasará ahora?

—No lo sé. No sé que hacer Hanna — Sollocé —No puedo volver con él, pero no me va a dejar ir. Por el momento te quería pedir si podría quedarme aquí...

—Eso ni lo preguntes. Claro que puedes quedarte.

—Es que no puedo decirle a mi familia lo que pasó. Tengo que arreglar las cosas yo sola con Manuel — Expresé.

—¿Y Alfonso? Él debería saber — Advirtió Hanna —Por lo menos para que te proteja. Any, si te pega una vez te pegará una segunda, no le temblará la mano. Por favor, piensa. Díselo a Alfonso — Negué. No iba a hacerlo, sería un escándalo.

—No Hanna, no se lo diré. Irá a enfrentar a Manuel, habrá un escándalo y... no. Poncho es médico ¿Qué pasa si Manuel decide ensuciar su nombre? No, no quiero arruinar la carrera de Alfonso ni su vida. Es mejor que no lo sepa — Expliqué.

—Insisto Any. Por lo menos para que lo sepa, ahí te fijas que puedes hacer para que no vaya y lo enfrente. Tiene que saberlo.

—De todos modos se dará cuenta si me ve así — Murmuré mirando hacia el piso. En ese momento escuchamos a lo lejos mi móvil sonar.

—¿No contestarás? — Preguntó Hanna incorporándose.

—No. No sé si es Manuel... no quisiera hablar con él.

—¿Quieres que me fije? — Asentí y la seguí hasta la sala. Hanna tomó mi móvil y miró la pantalla. —Alfonso — Me anunció. —¿Quieres que lo atienda y le diga que no puedes hablar en estos momentos? — Asentí, entonces Hanna se excusó con Alfonso. —Hola Alfonso (...) Este... Anahí no puede hablar en estos momentos, Alfonso (...) ¿Urgente dices? — Hanna me hizo una seña, y yo negué. No quería hablar con Alfonso, se daría cuenta por mi voz que estaba mal e iba a insistir en hablar conmigo o verme —Neta no puede. Si es urgente háblale más tarde — Escuché decir a mi amiga, entonces asentí conforme con lo que su amiga estaba diciendo. —Alfonso... — Suspiró —En serio, Any no puede atenderte en estos momentos. Está... en una junta con su manager, algo importante — Hanna hizo un gesto y luego miró el teléfono. Al parecer Poncho había colgado.

La Princesa Que No Es Lo Que Aparenta | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora