27

582 25 4
                                    

Salí de bañarme y Sami ya lo había hecho también, solo que ella había tardado menos. Estaba cenando una pechuga de pollo con ensalada, y había dejado un plato para mí.

—Mi hermano no llegará hasta tarde. Me dijo que lo llamaras — Apuntó mi plato —Pero antes come — Miré el plato, y aunque había comido bastante, se me antojaba seguir comiendo.

—¿Te dijo por qué motivo regresa tarde? — Negó y tomé asiento. Disfruté la comida que Sami había preparado mientras platicábamos de cosas de mi carrera que a Sami le interesaba saber.

Al terminar de cenar llamé a Alfonso.

—Mi amor — Exclamé cuando escuché su voz. Lo extrañaba. Se había ido a las seis de la mañana, y eran casi las nueve y aún no lo había visto.

—Princesa ¿Cómo estas? — Lo noté distinto, cansado tal vez.

—Bien. Pasamos un día interesante con Sami, Hanna y mi sobrina. Pero te extraño ¿A que hora regresas? — Pregunté con voz melosa recostándome en la cama que compartimos desde hace unas semanas.

—No lo sé. Any... Lucía ha despertado hace una hora y estamos haciéndole muchos estudios. No sé a que hora me desocuparé — Me senté en la cama de golpe. Lucía, la novia o ex novia de Alfonso, había despertado. Luego de tantos meses volvía a la vida... volvía a la vida de Alfonso. Sabía que iba a ser difícil su regreso, pero... ahora sentía que iba a ser mucho más que difícil.

—¿Cómo...? ¿Cómo esta ella? — No debía ser egoísta, lo importante era la salud de aquella chica.

—Tiene algunos problemas, como todo paciente que despierta luego de tantos meses en coma... por eso, creo que me demoraré un poco. En cuanto todo esté terminado regreso — Lo entendí, no solo era el director y dueño de la clínica, era el mejor neurocirujano que su clínica tenia y Lucía era alguien importante en su vida.

—Bien. Te espero ¿Regresarás? — Pregunté no muy convencida.

—Lo intentaré — Respondió.

—Ok — Sin más colgué y unas lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas... ¿Por qué me ponía así? Entendía, me venía preparando para afrontar esta situación, pero al parecer se me iba a complicar más de lo que imaginaba.
No supe la razón por la que lloré, últimamente cualquier cosa me hacía llorar... y siempre fui llorona, pero ahora lo era más. Solo deseaba que Alfonso regresara y me abrazara, dormir entre sus brazos como cada noche.
Regresé a la sala y Sami propuso ver una película hasta que Poncho llegara, me dijo que así se pasaría más rápido el tiempo. Entonces acepté.
Lloré toda la película... y Samantha me miraba como si fuera un Oops raro. A ella no le caía ni una lágrima.

—¿Por qué tuvo que morirse el perrito? — Hipé secando mis ojos. Sami alzó sus cejas y me miró con la misma sorpresa que los últimos minutos.

—Vale, ha sido triste pero... ¿tan así para llorar desconsolada?

—Es que... es... muy cruel. Compartió toda su vida con ellos, creció con sus hijos... Es triste — Seguí llorando.

—Es la ley de la vida, ese perro vivió mucho. Se van a un lugar hermoso — Su intento de consolarme me enterneció. Tomó el bol donde teníamos palomitas —Any ¿te comiste todo? — Sonreí de lado.

—Tenía hambre. ¿No tienes algún chocolate o algo? — Volvió a alzar sus cejas y se carcajeó.

—Si sigues así ya sabes como quedarás. No sabía que comías tanto.

—No como mucho — Me quejé. —¿Tienes? — Bufó pero sonriendo y fue hacia la cocina de donde trajo una tableta enorme de chocolate.

—Me convidas eh — Reí y lo partí al medio, mitad para ella y mitad para mí. Comíamos y hablábamos animadamente, ahora mi estado de ánimo era altísimo, cuando escuchamos a Poncho entrar.

La Princesa Que No Es Lo Que Aparenta | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora