18

571 25 0
                                    

—¡¡Arriba!! ¡Arriba dormilones que hoy viajamos! — Una voz chillona me sacó de mi fastuoso sueño. Abrí mis ojos como pude, primero uno, luego el otro... y me encontré a Sami dándole almohadazos a su hermano.

—¡Samantha! — Se quejó Alfonso. Reí ante esa escena divertida y me estiré.

—Buenos días Any — Me saludó con una sonrisa, mirándome embobada. —Hasta dormida eres bella — Dijo con un suspiro. Se quedó quieta mirándome hasta que una almohada que aterrizó en su cara. —¡Alfonso! — Se quejó —Yo estoy muy despierta, no era necesario que me pegaras así — Bufó.

—Si pero parecías embobada mirando a Any — Se rió.

—Es que... no siempre tu ídolo amanece en tu casa — Sonrió —¡Hoy viajamos! — Gritó eufórica y volvió a pegarle a su hermano. —Me he ocupado especialmente de hacer el desayuno, como me ven. ¡Que buena hermana soy! — Se halagó galante.

—Buenos días mi amor — Habló Poncho besándome en la boca. Samantha miraba atenta la escena. Si fuera una caricatura diría que en sus ojos se dibujaban corazones. Reí al imaginármela así.

—Buenos días a los dos — Respondí. —¿Qué hora es?

—Las ocho en punto — Habló la adolescente. —Hanna estará aquí en unos minutos — ¿Hanna? ¿Sami hablaba con Hanna? —Me tomé el atrevimiento de, Ponchito mi amor, revisarte el teléfono para buscar su número — Habló con pena.

—Samantha, mil veces te he dicho que no me gusta que me revisen mis cosas — Dijo Alfonso con un tono serio. Vi a la niña poner una cara de ángel total. —Ya. ¿Entonces ya te hiciste amiga de ella?

—Bueno, hemos hablado como media hora. Me cayó súper bien.

—No lo dudo — Añadí —Creo que se llevarán bien ustedes dos — Reí y me incorporé, caminando hacia el baño. Disimulé una mueca de dolor al hacerlo, mi trasero estaba aún sensible.

Minutos después, cuando salí de la ducha, le dejé el lugar a Alfonso mientras me preparaba. Tardé apenas unos minutos en hacerlo, me puse una ropa cómoda que tenía en mi bolso personal y fui hacia la cocina. Sami nos esperaba para desayunar.

—¿Sabes? Estoy como cumpliendo mi sueño — Habló luego de que me senté frente a ella.

—¿Ah, si? — Asintió con su habitual sonrisa. Tomó una tostada y la mordió. Yo quise esperar a Alfonso, así que me dispuse a escucharla mientras me servía café.

—No puedo creer que estás aquí, en mi casa... que sales con mi hermano, que nos vamos de viaje juntos... es más de lo que alguna vez imaginé. ¿Sabes lo que se siente tener a tu ídola tan cerca, compartiendo estas cosas? — Habló con tanta admiración que me sorprendí.

—Claro que no lo sé — Sonreí —No tuve la oportunidad de pasar siquiera un momento con mis ídolos a tu edad — Confesé.

—Es algo realmente bueno, Any. Mucho más esto que estoy viviendo. No sé cuanto dure esto, no sé que tienes tú con mi hermano porque él no me lo dijo, y tampoco quiero meterme... pero por lo tanto trataré de disfrutar. No solo disfrutar teniéndote así de cerca, sino disfrutar de la felicidad de mi hermano. ¿Sabes? Nunca me ha presentado una novia — Dijo —No es que diga que tú eres la novia, pero a lo que me refiero es que nunca me presentó a una mujer. Tampoco me ha hablado de ellas... Pero tú eres distinta. Él siempre me habla de ti, y te juro Any que habla como lo hago yo, orgulloso de ti. En su mirada se nota la admiración hacia ti, y lo noto porque compartimos sentimientos. Los dos te amamos, los dos te admiramos — A esa altura, ante esa confesión, mis ojos estaban húmedos y un nudo atravesaba mi garganta.

La Princesa Que No Es Lo Que Aparenta | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora