43 - Capítulo Final

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Estaba rodeada de mi familia en la habitación; mi madre, mi hermana y mi padre estaban encandilados con la pequeña Agnese. Mientras me daban consejos, me preguntaban sobre el parto y demás, Sami interrumpió la charla entrando a la habitación buscando a Alfonso.

—Poncho... te buscan — Dijo con la voz un poco baja pero que sin embargo pude escuchar dado a que Alfonso estaba a mi lado. Él se incorporó y dijo que regresaba en seguida.

Me quedé intrigada sobre quien lo buscaba, porque habían pasado más de veinte minutos y él no regresaba. Mi familia me seguía hablando, sin embargo no podía ponerles demasiada atención. Mi mente estaba en Poncho y la visita que había recibido.

—¿Verdad mamá que Agnese es igual a Any cuando bebé? — Habló emocionada mi hermana, Neni, que sostenía feliz a su primera sobrina. —Neta Any, es como si te tuviera a ti en brazos — La vi emocionarse junto a mi madre.

—Tu hermana tiene razón, la pequeña es igual a ti de bebé. Tiene todo de ti, me recuerda a cuando naciste... tu nariz, tu boca, la forma de sus ojos... aunque ella tiene un poco más de cabello — Rió.

—Poncho ha puesto lo suyo — Susurré sonriendo de lado. —Se verán pronto.

—Hablando de Poncho ¿A dónde fue? — Preguntó la curiosa de mi hermana.

—Alguien vino a verlo, lo que es raro es que vengan a estas horas, son las cuatro de la mañana — Exclamé cayendo en cuenta de la hora.

—Y tú deberías descansar, Any. Mamá, deberíamos dejarla y podríamos venir en  unas horas a festejarla... si es que quieres — Me preguntó Neni.

—Claro. Estoy un poco cansada.

—Y no es para menos hija — Habló mi madre. —Descansa, en unas horas volvemos — Asentí. —Deberían también tener algo para la niña, acondicionar una habitación para ella, no puede dormir con ustedes — Añadió.

—Lo sé, solo que ya sabes cómo sucedieron las cosas — No habíamos preparado la habitación de la niña. —Por ahora dormirá aquí — Sonreí tomándola en brazos. La acomodé a mi lado y ellos se despidieron de mí.

Me quedé en silencio, disfrutando de mi hija a solas por largos minutos más. Escuché y disfruté su suave llanto, el llanto de recién nacida como si fuera un pequeño gatito, sonreí con emoción y la acaricié. Tomé el chupete que Alfonso había dejado allí y se lo coloqué, inmediatamente comenzó a succionar calmándose. Acaricié sus cachetitos rosados, su pequeña naricita que parecía un botoncito, remarqué sus cejas rubias con mi dedo índice y finalmente tomé su manito, que instintivamente aprisionó mi dedo sin soltarlo.

—Eres el mejor regalo de cumpleaños, pequeña. Tú y esta reconciliación son lo mejor que me pudo haber pasado este día — Seguí acariciándola y la miré con admiración cuando comenzó a moverse, inquieta sobre la gran cama. La acerqué más a mi cuerpo y puse una almohada detrás de ella para que se sintiera acobijada, entonces abrió sus ojos y me miró. Lloré sin poder evitarlo. Mi hija me estaba mirando luego de haberse pasado dos horas enteras durmiendo. Sus ojos eran de un color turquesa inexplicable, bellísimos. Mi madre tenía razón, era como ver una fotografía mía de bebé.
La admiré mientras se movía en la cama, sin quitarle los ojos de encima en ningún momento, hasta que escuché la puerta abrirse.

—¿Cómo están mis mujeres? — Preguntó Alfonso entrando. Sonreí mirándolo y volví la mirada hacia mi hija. —¿Has dormido?

—No puedo. Digo, no puedo dejar de admirarla. Me cuesta dormirme así — Expliqué.

—¿Estás bien? — Preguntó sentándose a mi lado.

—Perfecta. ¿Tú? ¿Quién vino a verte? — Lo ví pasar saliva y desviar la mirada. Fruncí mi ceño y esperé a que respondiera. —Es muy tarde para que alguien venga ¿No crees?

—Era Lucía — Respondió sin mirarme. ¿Lucía? ¿La Lucía que todos conocíamos? ¿Lucía su ex?

—¿Tu ex? — Me miró y asintió.

—Ella misma.

—¿Para qué?

—Olvidé mi móvil del trabajo en su casa — Lo miré con seriedad, alcé mis cejas y un "ah" con ironía se escapó de mi boca. Alfonso tenía un móvil personal y uno que utilizaba solo para su trabajo.

—¿Qué hacías en su casa?

—Any, somos amigos...

—¿Y?

—Solo me invitó a cenar para agradecerme todo lo que hago por ella — Explicó.

—¿Y que haces por ella? — Pregunté con los celos bulléndome.

—Soy su médico ¿Lo olvidas?

—Hasta que yo sabía, tú habías dejado de ser su médico — Respondí.

—Pero luego de lo ocurrido tenía que ocupar mi mente en otra cosa, y volví a lo que hacía antes, en el trabajo, aclaro — Nuevamente alcé mis cejas.

—¿Y al Martini volviste? — Pregunté con la voz media rota.

—Claro que no Anahí — Respondió enojado.

—¿Con cuantas mujeres estuviste desde que me dejaste? ¿Te has vuelto a acostar con alguna de tus amantes? ¿Te acostaste con Lucía? — Pregunté afectada. Me miró con sorpresa por lo que le estaba diciendo.

—No Anahí, no estuve con nadie en estos meses — Confesó. ¡Vamos era hombre! No podía aguantar tanto tiempo sin tener sexo.

—Dímelo, prometo entenderte. Yo te dejé, tú tenías necesidades y... prometo que lo entenderé — Declaré.

—A ver Any, no estuve con nadie a pesar de las necesidades. A quien quería tener era a ti, a quien deseaba era a ti... y no podía tenerte, y si no era contigo no podía con nadie. Solo deseaba poseerte a ti, tenerte a ti en mis brazos... y lo soporté. No necesitaba a otra mujer, no las necesito y no estuve con ninguna. Lo juro — Exclamó. Asentí creyéndole, aunque me sentía culpable. —Lucía se ha recuperado, ha vuelto a caminar y a hablar con mucho esfuerzo... y ella sabe de nosotros. Le conté como sucedieron las cosas, necesitaba a alguien que me escuchara y entendiera, y ella supo hacerlo. Como amiga, Any. Juro que lo hizo como amiga, y entendió que no podía esperar que yo siguiera amándola luego de ese tiempo. Entendió que yo en esos meses pude conocer a otra mujer y volver a enamorarme. Any, Lucía es un ser increíble ¿Y sabes que? Desea conocerte — No contesté nada, solo desvié mi mirada hacia mi bebita y sequé mis lágrimas. —Deberías descansar — Volví a asentir y me acomodé en la cama. —Dejaré que duerman cómodas, cualquier cosa que necesites estaré en la habitación de al lado.

—¿No dormirás con nosotras? ¿Aquí? — Pregunté confundida. Lo vi incorporarse.

—Dormiré en la habitación de Agnese — Respondió, obviamente sorprendiéndome. —Mi hija necesitaría de una cuando viniera a pasar los días conmigo, y le preparé una. Pero será mejor que hoy duerma contigo. Estaré al lado — Dijo abriendo la puerta.

—Poncho...

—¿Qué amor?

—Quédate — Pedí. Lo vi indeciso.

—Quiero que estén cómodas — Respondió.

—¿Hay un catre quizás? — Asintió.

—Aparte de la cuna, si hay uno — Afirmó.

—Podrías traerlo — Sonrió y asintió antes de salir en busca del catre para la niña.

Apenas unos minutos después apareció con un hermoso catre color blanco y rosa, con un tul decorándolo y moños por todos lados. Tenía sábanas y una pequeña almohada.
Lo acomodó al lado de la cama, de mi lado, y mientras yo alimentaba a Agnese él se duchó. Cuando salió la niña dormía plácidamente por primera vez en su catre.

—Profundamente dormida — Expresé acomodándome sobre su pecho. Él me abrazó y pude sentir el aroma del jabón mezclado con su colonia sobre su piel desnuda. —Que rico hueles — Dije apoyando mi mejilla sobre su piel.

—Tú también — Dijo. Chillé y él rió. —Tienes un hermoso aroma a jabón — Añadió. Luego inhaló mi cabello. —¡Dios Any! Extrañaba tenerte así.

—Y yo a ti. Puedo decir que por primera vez en mucho tiempo volveré a dormir en paz.

—Lo mismo digo. Descansa preciosa. Descansa.




***

—¿Estoy bien? — Pregunté acomodando el vestido color crema de verano, corto hasta por arriba de las rodillas, con un lazo que ajustaba en mi cintura. Tenía unos zapatos blancos altos y el cabello suelto. El maquillaje era natural, como había pedido.

—Que si Any — Rió Hanna mirándome con un brillo hermoso en sus ojos. —¿Cuándo has estado mal tú eh? — Acomodó mi cabello —Listo — Miré al cielo y suspiré.

—Hoy es el gran día — Susurré mirando a la multitud de personas que trabajaban en el parque de la casa. Algunos acomodaban las cámaras, otros las luces y los reflectores. —Todos sabrán la verdad — Sonreí de lado mirando un punto fijo de la piscina detrás de Hanna. Mi amiga chasqueó los dedos delante de mi cara para que volviera en mi.

—Muy buena manera de hacerlo, sin que nadie te pregunte ni interrumpa, con tu pareja y tu hija a tu lado... La twitcam fue la mejor elección — Expresó Hanna sonriéndome. Ella manejaba mi carrera artística de ahora en adelante... ella planearía mi regreso y mi nuevo triunfo.

—Mi mejor elección fuiste tú. No puedo confiar en nadie más que en ti para regresar en esto que es lo que más amo en la vida luego de mi familia; la música — Me acerqué y mis brazos rodearon su cuello, abrazándola. —Te quiero tanto, Hanna.

—Y yo a ti Any — Respondió. Me separé y sequé una lágrima solitaria que cayó por mi mejilla. —¡Ya! No te me pongas así que en minutos sales en directo.

—¿Cómo están los fans? — Pregunté pasando mi dedo por debajo de mi ojo, limpiando el maquillaje que se había corrido un poco.

—Ansiosos. Llevan horas esperando y mencionándote. Pidiéndonos que comencemos — Contestó. Me entregó mi móvil y me dedicó una sonrisa.

—Poncho ¿Dónde está Poncho? — Crucé el parque e ingresé a la sala.

—Está llegando — Me tranquilizó mi amiga.

—Aquí una princesita chillona anda reclamando a su madre — Sami ingresó a la sala con mi pequeña niña en brazos. Agnese tenía un hermoso vestidito color pastel y una cintita decorando su cabecita. Mi rostro se iluminó inmediatamente al ver a mi hija que hacía un pucherito con su boca.

—¿Qué pasa princesa mía? — Suavicé mi voz y la tomé en brazos, cosa que la calmó de inmediato. —¿Quieres comer? ¿Si verdad? — Hanna y Sami miraron con una sonrisa tonta mientras yo tomaba su biberón y se lo daba. —Eso es — Me senté en el sillón y alimenté a mi pequeña niña de apenas un mes de vida.

—¿A que hora comienza la twitcam Any? Todos preguntan por ti. ¡Nos están llenando de menciones! — Exclamó Sami tecleando en su celular.

—Tiene que comenzar en quince minutos y tu hermano que no llega — Reclamé seriamente. ¡¿Dónde estás Alfonso?! — Como por arte de magia o llamado mental, Alfonso abrió la puerta ingresando. —¡Casi te quedas sin presentación oficial! — Dije incorporándome. Dejé el biberón en la mesita y recosté a Agnese sobre mi hombro, masajeándole la espalda. —¿Dónde andabas? — Hanna y Sami desaparecieron dado a mi tono de voz.

—Perdón mi amor, ya estoy aquí — Sonrió de una manera que me hizo sonreír a mí y olvidar el enfado.

—Deberías cambiarte. En quince minutos salimos — Miré su atuendo y sacudí mi cabeza. —¿Podrás hacerlo?

—Claro, ya lo hago — Se acercó y me besó en la boca. —Estás preciosa — Sonreí y vi como sacaba un ramo de rosas de atrás de su espalda. —Para la mujer de mi vida, madre de mi hija — Dijo entregándomelas.

—Son bellísimas — Las llevé a mi nariz, inhalando el aroma con profundidad. —Gracias mi amor.

—Tengo otros regalos, te los daré luego — Levantó sus cejas y me quedó mirando.

—¿Qué? — Pregunté haciéndome la niña. —Llevas un mes completo dándome distintos regalos.

—Quedan dos — Dijo haciendo señas con sus dedos. —Uno te lo daré en minutos, el otro más tarde — Traté de descifrar que sería, pero no supe qué. Me había dado infinidades de regalos que ya no me quedaban ideas. Me acerqué, rodeé su cuello con el brazo que tenía desocupado y, dado a que teníamos la misma altura por mis zapatos, susurré. —No me quedan ideas, solo una — Jadeé sobre sus labios. Él suspiró y sonrió.

—Tú espera — Me dejó un suave beso en los labios y nos separamos cuando nuestro pequeño retoño se quejó. —No princesita, no me olvidé de ti — La tomó en brazos y la elevó un poco. —¿Cómo está la mujercita de mi vida?

—Ha llorado por ti — Comenté. —Tú la malcrías.

—Adoro malcriarla — Respondió besándola. —En seguida regreso amorcito, te quedas con tu mami — Antes de que se fuera me volví a acercar y lo abracé.

—Apúrate — Vi una expresión de dolor en sus ojos y me separé. —¿Qué pasa?

—Nada — Sonrió para tranquilizarme. —Iré a cambiarme — Se retiró dejándome desconcertada.

Una vez impecables, nos sentamos delante de la computadora que reposaba en la mesa del jardín, y esperamos a que Hanna comenzara con la twitcam. Agnese esperaba detrás de cámaras en brazos de su tía.
Con Alfonso a mi lado, comenzamos con la twitcam en vivo, e inmediatamente comenzaron a sonar celulares por las menciones, y las preguntas abordaron la pantalla.

—¡Hola amigos! — Comencé hablando. —Sé que estaban ansiosos por que diera una twitcam, por verme luego de tanto tiempo. También sé que necesitan explicaciones, y estoy aquí para eso — Miré a Alfonso unos segundos —Estamos aquí para eso. ¿Conocen a este hombre guapo que está aquí a mi lado verdad? Sí, es el amor de mi vida — Añadí. Tomé un poco de aire y me preparé para la explicación mientras Alfonso saludaba a quien sabe cuántos fans del mundo que estaban en ese momento viéndonos. —Notarán algo extraño, y aquí veo que me preguntan por mi barriga ¡Ya no está! — Bromeé entre risas. —Mi niña ha nacido hace exactamente un mes, el mismo día que cumplí años. Vaya sorpresa ¿verdad? Es una niña preciosa, que no he dado a conocer aún... pero esperen tantito, en unos minutos la verán por primera vez — Vi que Poncho se acercó a ver las preguntas. —A ver amor léeme alguna pregunta — Pedí.

—Pues... aquí preguntan en que momento de tu vida estás. Como ha cambiado tu vida y por qué te has ocultado en estos últimos meses — Tomé aire y arranqué.

—Bueno... estoy en la etapa más feliz de mi vida. Enamorada de Poncho, de mi hombre bello — Dije abrazándolo. —Sé que ustedes me conocen más que nadie, y que llegaron a sospechar de mi relación. Tenían razón. He pasado tiempos bonitos con mi ex esposo... pero las cosas cambiaron, mucho, luego conocí a Alfonso y me enamoré. Me negué a mi misma este sentimiento, se lo negué a ustedes... pero ya no quiero ocultarlo más. Quiero que sepan lo feliz que estoy, como ha cambiado mi vida a partir de la llegada de Poncho, y aún más con la llegada de nuestra hija al mundo. Ha cambiado todo en mí, ha hecho una nueva versión de mí, una versión que me encanta, que amo, y que sé que ustedes amarán aún más. Y pues, me oculté porque no todo puede ser público. Los artistas necesitamos algo de intimidad, y yo la necesito a pesar de ser tan pública. Ustedes me entenderán... y prometo no alejarme más — Finalicé. Entonces esperé una nueva pregunta.

—¿Volverás a la música?

—¡Claro que lo haré! La música me llena, la música me ha acompañado en los buenos momentos y en los malos... ustedes también me acompañaron, con sus twets, con su apoyo desde las redes sociales... y vuelvo no solo porque es lo que más amo, sino que también vuelvo por ustedes y para ustedes. En estos momentos estoy disfrutando de mi nueva vida, de mi nueva etapa como madre... y creo que tendrán que esperar un poquitito más. Pero prometo que pronto la magia volverá... una nueva Anahí, o aquella Anahí que conocieron hace unos años atrás, volverá a los escenarios.

—¿Cómo conociste a Alfonso? — Preguntó Poncho leyendo las preguntas. Lo miré y le dediqué una sonrisita traviesa, seguida de una carcajada.

—Lo conocí gracias a Hanna, y es todo lo que diré por respeto a quien ya saben — Aclaré.

—Aquí dicen... que quieren conocer a la niña. Y como se llama.

—Ah pues, mi princesa está justamente aquí — Hanna me la alcanzó y la tomé en brazos. —Preciosa ¿verdad? Les presento a Agnese Herrera Puente, nuestra princesita — Las preguntas se triplicaron, dejándome ver felicitaciones y demás. —Aggy para los que quieran — Sonreí. —Ha cambiado mi vida — Acaricié su manito y acomodé su chupete. —Ella sería algo así como el comienzo de una nueva vida, sin mentiras, sin fingimientos y es la razón de mí existir. Me ha hecho descubrir sentimientos indescriptibles que solo las madres sentimos... y les aseguro que es el amor más puro que se puede sentir. La amo con todas mis fuerzas.

—Algo que Poncho quiera decir — Preguntó él mismo, riendo. —Sí, tengo algo que decir, y quiero decirlo ante todos ustedes que son las personas que aman a Any sin pedir nada a cambio. Ante ustedes quiero confesarles el amor que siento por esta mujer — Tomó mi mano y me miró a los ojos unos largos segundos a los ojos. —Así como ella ha cambiado sus vidas, créanme, la mía mucho más. Desde que llegó se ha convertido en el ser más importante, y me ha dado el obsequio más preciado que un hombre puede recibir; a nuestra hija. Tuvimos muchos altibajos, hemos pasado miles de cosas, pero el amor es más fuerte ¿saben? Nunca dejen de creer. Any les ha enseñado a creer, y conocerla me ha hecho creer más que nunca en el amor. Ella es el amor de mi vida, y prometo no lastimarla y hacerla feliz lo que resta de nuestras vidas. Ustedes formarán parte de nuestra vida siempre, jamás la alejaré de ustedes... y todos seremos una gran familia — Mis ojos se llenaron de lágrimas y mi barbilla temblaba conteniendo el llanto. —Te amo — Confesó ante esa cámara. Un "te amo" silencioso salió de mi boca. —Y ¿recuerdas el regalo que te tenía? — Asentí secando mis lágrimas. —Espérame — Lo vi ponerse de espaldas y subirse la sudadera. Me sorprendí al ver la frase "Creo en ti" acompañado de mi nombre tatuado en su espalda. —Crean — Pidió. —Aunque todo esté gris, aunque se vengan momentos difíciles que los haga caer, crean en que pueden lograr una mejoría. Yo creí en este amor, y creí en Any... y aquí estamos, felices, unidos en una hermosa familia. Solo recuerden lo que alguna vez una güera loca les dijo...

—Crean en ustedes — Finalicé emocionada. —Te amo. Gracias por creer en mí, por esperarme... por no abandonarme — Añadí abrazándolo ante esa cámara que nos conectaba con todos los fans del mundo. —Y gracias a ustedes por esperarme. Déjenme decirles algo más antes de finalizar; no aparenten ser lo que no son, no trae cosas buenas. Siempre es mejor ir con la verdad, y el camino será más fácil y luminoso. Puede ser un camino difícil, pero si son ustedes mismos y creen en ustedes y en lo que añoran, tendrán un buen resultado. Los amo, y los veo muy, muy pronto. ¡Hasta pronto mis anymaniacos! Y gracias por el apoyo. Volveré, Anahí volverá. La espera terminó, y estoy de regreso — Emocionada al mil cerré la tapa de mi laptop, y comencé una nueva etapa en mi vida; una etapa sin mentiras, sin escondidas... y sin apariencias.

"Muchas de las veces todo aquel que vive de apariencia tiende a crear un mundo imaginario externo, para ocultar los verdaderos sentimientos que tienen en su interior"

Fin.

La Princesa Que No Es Lo Que Aparenta | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora