35

367 26 2
                                    

—Entonces ¿Has venido para checar a mi sobrino? — Preguntó Sami una vez más calmada. El entusiasmo la había hecho llorar abrazada a mí.

—Si, necesito saber si está todo bien. Ya sabes. He tenido días de estrés con todo esto del divorcio y... me preocupa mi bebé — Confesé.

—¿Sabes quién es la ginecóloga de aquí? — Me quedé pensando unos segundos ¿Por qué me lo preguntaba? ¿A caso sabía cuál era el pasatiempo de Maite y Ucker fuera del hospital?

—Claro, Maite — Afirmé.

—¿Y no te incomoda? Digo... que te atienda Maite por... ya sabes — Mis ojos azules se abrieron más de la cuenta y no supe que contestar ¡¿Samantha sabía?!

—Pues... sí será incómodo porque Maite... ya sabes — Titubeé —Pero me atenderá sin turno, así que tendré que hacer de tripa corazón y atenderme — Reí nerviosa. Sami rió conmigo y meneó la cabeza.

—Claro, debe ser algo incómodo que te atienda la ex amante de Poncho — Rió. ¡¿Qué?! Quedé impactada sin saber que decir o hacer, y Samantha notó la expresión de mi rostro. —Ay no Any dime que no metí la pata otra vez — Protestó. ¿Maite había sido amante de Alfonso? ¿Pero que tipo de amante?

—¿Qué... Que tipo de amantes fueron? — Pregunté aclarando la voz, pues estaba casi rota. Sami me miró sin querer hablar.

—Yo... no debí abrir mi bocota — Volvió a quejarse. —Poncho va a matarme.

—No te hará nada. Solo dime eso que te pregunté ¿Sabes que tipo de amantes? ¿Cuándo fue? — Pregunté exasperada. Sami miró hacia la puerta y luego hacia mí.

—Ay Any... neta soy una bocazas — Jugó con la sábana que tenía sobre su cuerpo y no me miró. Miré la hora, en cinco minutos tenía que estar en el consultorio de Maite.

—Por favor Sami — Supliqué. Necesitaba saber, no podría quedarme con la duda mientras Maite me atendía. O peor aún, mientras Poncho me lo seguía ocultando.

—Te diré solo lo que sé, y Poncho no sabe que sé esto — Explicó. Asentí impaciente esperando su explicación. Me volví a sentar –me había parado al enterarme semejante cosa- y Sami comenzó su relato. —Fue hace más de un año, creo que casi dos. Mira, yo me enteré hace poco... no sabía de esto.

—¿Hace cuanto te enteraste? — Pregunté interrumpiéndola.

—Unos días — Susurró. Me incorporé y eché mi cabello hacia atrás suspirando. —Any... no fue una cosa seria, ya sabes que Poncho habita mucho ese bar que tú y yo sabemos — Sentí mis mejillas coloradas y asentí. —Eran solo encuentros... luego ella se enamoró de Ucker y con Poncho decidieron quedar como amigos. Luego Poncho le dio trabajo aquí, y el resto ya es historia — Añadió. ¿Cómo era posible que una niña supiera o se enterara de las cosas antes que yo?

—Fue mientras él estaba con Lucía — Afirmé. No era una duda, las cuentas me llevaban perfectamente a ese punto. Ella bajó la vista y afirmó con un gesto.

—Pero Lucía era, o mejor dicho es, la mujer más puritana del mundo. De hecho, Poncho no ha hecho nada con ella... pues su familia la ha criado con la idea de llegar virgen al matrimonio — ¡Otra sorpresa! ¿De cuantas cosas me iba a seguir enterando? Además, la soltura de Samantha para hablar de ciertas cosas sorprendía. ¿Poncho había soportado no acostarse con Lucía hasta casarse? Eso era más que una sorpresa, eso era un milagro. Pero claro, no lo había soportado mucho pues seguía yendo al Martini, o quizás fue desde un principio ya que celibato y Alfonso no irían en la misma frase nunca.

—Dime ¿Conozco a alguna de sus otras amantes? — Pregunté, y ella hizo un gesto de no saber.

—Aunque, pensándolo bien, si conoces a Ucker y a Maite de seguro conoces a Dulce — Mi corazón comenzó a bombear con más velocidad. Si Samantha me decía que aquella descarada pelirroja que quiso compartir sexo con nosotros había sido amante anteriormente de Alfonso, creo iba a morirme.

La Princesa Que No Es Lo Que Aparenta | Anahi y Alfonso Herrera | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora