CAPÍTULO 1

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Me encontraba en el quiosco del pequeño pueblo de Barfleur exhibiendo algunas de las pinturas a las personas que rondaban por aquí y los pocos turistas que venían por aca.

Observaba detenidamente cada cara que hechaba un vistazo al lienzo a mi izquierda, era un pequeño pasatiempo mío, un fin de semana dónde orgullosamente presumía de ellas.

-Buen día señorita Hilly, ¿Qué trae de nuevo por aquí?- pregunta el carrocero del pueblo y uno de los pocos interesado en aquéllas imágenes.

-Buen día, es mi nueva exposición aún no tiene un nombre en específico pero yo creó qué representa lo que quiero decir- respondí señalando a mi lado dando entender que hablaba sobre la pintura.

-Es hermoso al igual que todas las que a hecho, suerte en éste día- respondió de una manera alegre, asentí para agradecer y despedirme viendo como se alejaba poco a poco, fijé mi mirada en una de las pinturas suspirando, sentía incompletas aquéllas hojas, sabía qué necesitaba más brillo algo que atrayera a las personas, un poco triste tome cada una guardandolas en mi pequeña maleta, ya casi era hora de la merienda y tenía que volver a casa a tiempo o nomás exhibiciones.

[·······]

Sobre mis piernas observaba una pequeña hoja blanca un poco indecisa tomaba mi lápiz y sacudia ligeramente mi pierna derecha.

Miraba a mi alrededor buscando algo que pudiera darme tan siquiera una pizca de inspiración, era de noche y una ligera brisa chocaba con mi cabello, alborotando un mechón sobre mis ojos con molestia moví aquél pedazo de cabello alejandolo de mi vista.

Deje a un lado la hoja juntó con el lápiz sobre mi buro me había rendido y mis ojos se cerraban con cansancio, decidí dormir era más de media noche y mañana sería otro día ajetreado en la escuela.

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