Vous Dessiner

CAPÍTULO 49

De nuevo nuestros labios rozaban, sintiendo un cosquilleo en ellos, la fuerza que ejercía en mi cabeza hacía que doliera un poco.

Ya sabía a donde quería llegar pero el problema es que yo no deseaba besar sus labios, no sabía que ocurría conmigo, detestaba en la posición en la que me encontraba.

-No lo hagas- dije en un susurro, bruscamente soltó mi cabello.

Estaba apunto de salir corriendo pero un comentario, unas cuantas palabras hicieron que me quedara estática en mi lugar.

-¿Qué tal estuvo el beso de Hoseok?- mi cuerpo sintió un escalofrío al escuchar esa pregunta, realmente me molestaba el tono burlesco que a utilizado.

-Ya veo que te gusto su beso....- escuché unos pasos detrás míos, una corriente de aire pesada acarició mi oreja- Creo que te gusto más que el mío- susurró Jeon en mi oído.

No tenía la fuerza para voltear y estamparle una bofetada, no quería estar ahí pero mis piernas no respondían.

Sentí unas cuantas caricias en mi brazo, no dejé que me tocara y caminé o más bien corrí pero me detuve por un momento y sabía que me arrepentería de lo que haría y regresé.

Viendo a un Jungkook con la sonrisa más falsa del mundo.

Cuando estuvé frente a él pronuncié las palabras más horribles que pude haber dicho, creo que lo hacía por despecho y además era una mentira.

-Sí Jungkook, el beso de Hoseok me ha encantado....- expresé con cierta burla y enojo, me acerqué bruscamente a la oreja de el para acabar con esto de la peor manera- Más que el tuyo.

Acaricie sus mejillas las cuales estaban rojas creo que del enojo pero me importaba un bledo lo que sintiera.

No tuvo la prudencia para burlarse sobre eso, así que le conté lo que quería saber.

De nuevo me alejé y caminé mientras llevaba una sonrisa de oreja a oreja pero rápidamente cambié mi rostro al darme cuenta que fue un error haber dicho eso.

Primero me mentía a mi misma, Hoseok no me gustaba, su beso tampoco me agradó, ¿Qué había hecho?.

No había vuelta atrás, volteé mi cabeza y dándome cuenta que Jungkook dejaba caer unas cuantas lágrimas, y sus labios hacían pequeños pucheros.

Por un momento pensé en pedir perdón, tenía un gran debate en mi cabeza, volver y correr a abrazarlo o continuar dando a entender que lo que decía era verdad.

Suspiré y con el orgullo en mi cabeza caminé lejos de ahí, como había dicho ya no había vuelta atrás, ya lo he hecho y también dicho.