CAPÍTULO 4

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Aplaudía con emoción para la ganadora hasta que me percaté que se trataba de mí, mantenía un poco abierta mi boca y mis ojos impactada por haber ganado, aún sorprendida subí hasta el escenario recibiendo un papel, era un diploma que decía "primer lugar" toda la multitud aplaudía hacia mí dirección.

-Felicidades señorita Vicent, le espera un futuro exitoso- dijo el profesor a lado de mí, agradecí por aquéllas palabras, sentía un cosquilleo en mi estómago era una combinación de nervios y emoción.
Ahora faltaba convencer a mamá.

[·······]

Llevaba 5 minutos fuera de casa pensando en que le diría a mamá, sabría que habría un poco de tensión y discusión, sólo era una adolescente que viajaría hasta el otro lado del mundo ¿Cuál sería el problema? Mi madre era una sobre protectora, tome valor y apreté el cuadernillo en mi pecho entrando a la casa.

Sabía dónde se encontraba así que caminé hasta el jardín trasero dónde regaba sus plantas, rápidamente me acerqué a ella para tocar su hombro con cuidado.

-Oh hola Hilly ¿Cómo te ha ido?- preguntó mamá mientras depositaba un beso en cada mejilla.
Respiré profundo para poder pronunciar la frase que cambiaría todo.

-Necesito hablar contigo madre, hubo un concurso en la escuela y yo...- me detuve para abrir mi cuaderno dónde se encontraba el diploma- Toma esto, leelo y me dices que opinas-.

Observé que mamá levantaba sus cejas con una cara curiosa, leía aquél papel con atención y de mi parte jugaba con las pulseras de mi muñeca, quería ir a Asia pero todo era decisión de mamá en si ir o no.

-Felicidades Hilly pero no irás a ese viaje- dijo aquélla mujer seriamente, lo sabía pero intentaría de todo para convencerla.

-Pero es una gran oportunidad madre, no puedes cortarme las alas así de fácil- contesté con la cabeza baja, jamás había atrevido a contradecir lo que ordenaba, no me parecía justo lo que hacía.

-He dicho que no, no irás sola a ese viaje, tienes 15 años como se te ocurre irte tan lejos- sentía impotencia por sus palabras, era menor de edad lo sé pero no debería de prohibirme brillar, nadie le pone límite al deseo cuando se quiere brillar.

-Piensa tan siquiera un poco las cosas, tal vez cambies de opinión- me alejé de ella para entrar a la casa y subir hasta mi habitación, quería llorar no puedo desperdiciar esa oportunidad.

Miraba el río frente a mi casa, la vista era maravillosa cuando el sol se ocultaba después de pensar las cosas decidí salir de casa y caminar hasta el río, había pequeñas bancas dónde podías apreciar más de cerca el agua, siempre venía este lugar para despejar mi mente y dibujar un poco, esta vez no tenia ánimos de nada, lentamente recargué mi cabeza en el respaldo de la banca y cerré los ojos relajando mi cuerpo....

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